Habló familiar de las víctimas de la masacre en Cali: “Están acabando con mi familia porque me metí con un narco”

Un trágico episodio de violencia sacudió el sector de Marroquín II, en Cali, el domingo 12 de enero, cuando tres personas fueron asesinadas en un ataque que, según las autoridades, estaría relacionado con una serie de venganzas entre grupos criminales.

Entre las víctimas se encuentran Nohelia López, de 74 años; Julián López, de 41 años, un hombre con síndrome de Down, y María del Mar Mosquera, de 24 años, una joven universitaria, familiares de Valentina Bedoya López, quien asegura que las amenazas contra su familia comenzaron tras su relación sentimental con un narcotraficante asesinado el 18 de julio del 2023.

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De acuerdo con el testimonio de Valentina Bedoya en Telepacífico Noticias, la masacre reciente tiene sus raíces en el asesinato de su expareja, un hombre vinculado al narcotráfico, ocurrido en Cota, Cundinamarca, el año pasado.

Bedoya explicó que el entorno familiar del fallecido, John Becker Arroyo Martínez, de 31 años, asesinado frente a ella en un restaurante en Cota, la culpa por su muerte, lo que habría desencadenado una serie de represalias violentas contra sus seres queridos.

“Era un narcotraficante, no un angelito, y lo mataron de una forma horrible delante de sus hijos y de mí. Después de eso, comenzaron las amenazas. Publicaron fotos íntimas mías, crearon perfiles falsos en redes sociales y dijeron que iban a acabar con toda mi familia”, aseguró.

“Las mismas personas que cometieron la masacre también mataron a mi mamá. Todo por haberme involucrado con un hombre de ese mundo. Aunque lo mataron, me culpan a mí. Sinceramente, ante Dios y la memoria de mis seres queridos, nunca hice nada en contra de su vida”, declaró Bedoya a El Tiempo.

Para Telepacífico añadió: “Mi mamá me dijo: ‘Hija, no puedes estar más aquí, necesito que te vayas’, y me envió a España. Dos meses después, la mataron. La banda que lo hizo es conocida como Los Pescados o Los Shottas, oriunda de Buenaventura. Son muchos hermanos, mujeres también, y nadie habla porque les tienen miedo”.

El triple homicidio en Marroquín II no es el primer ataque contra la familia de Valentina Bedoya. Según detalló El Tiempo, su madre ya había sido asesinada previamente en un acto que también estaría relacionado con las amenazas de un grupo criminal conocido como “Los Pescados”.

Este grupo, según el relató de Bedoya, ha estado detrás de los ataques como parte de una venganza por la muerte del narcotraficante con quien ella mantuvo una relación sentimental.

Sin embargo, Bedoya también aseguró que: “Los Shottas mataron a mi familia. Si tienen familia, por favor, no se dejen comprar. Ayúdenme, hagan justicia. Que mi caso no quede en vano, porque ellos no solo me hicieron daño a mí; hay muchas familias que han sufrido por culpa de esta gente. Si algo me pasa, quiero que sepan que fueron ellos”.

El ataque más reciente ocurrió en el Bulevar de Oriente, un sector de Cali que ha sido escenario de múltiples hechos violentos en los últimos años. Este hecho ha dejado a la familia de Bedoya en un estado de vulnerabilidad extrema, obligándola a buscar refugio fuera del país por temor a nuevos ataques.

Según su relato, las amenazas comenzaron tras la muerte de su expareja, y desde entonces, su familia ha sido blanco de ataques sistemáticos. Bedoya asegura que no tuvo ninguna participación en los hechos que llevaron al asesinato del narcotraficante, pero esto no ha detenido la ola de violencia en su contra.

Bedoya asegura que ha solicitado ayuda a las autoridades para garantizar la seguridad de los miembros restantes de su familia. Desde su exilio forzado, ha pedido apoyo para salir del país y evitar que más personas cercanas a ella sean asesinadas. Sin embargo, hasta el momento, no se han conocido avances significativos en las investigaciones o en la protección de los sobrevivientes.

La situación de Valentina Bedoya y su familia refleja la complejidad de los conflictos relacionados con el narcotráfico en Colombia, donde las venganzas entre grupos criminales suelen extenderse a los círculos familiares de las personas involucradas. Bedoya ha insistido en la necesidad de que las autoridades actúen con rapidez para evitar más tragedias. “Sinceramente, ante Dios y la memoria de mis seres queridos, nunca hice nada en contra de su familia”, afirmó, reiterando su inocencia en los hechos que desencadenaron las represalias.

El caso también pone de manifiesto la dificultad de proteger a las víctimas de amenazas criminales en un contexto donde las estructuras delictivas tienen un alcance significativo. La familia de Bedoya, originaria de Cali, ha sido golpeada por una serie de homicidios que, según las investigaciones preliminares, estarían directamente relacionados con las actividades de “Los Pescados”, un grupo que opera en la región.

Mientras las investigaciones continúan, la familia de Valentina Bedoya enfrenta un panorama incierto. La falta de garantías de seguridad y la ausencia de medidas efectivas para frenar la violencia han dejado a los sobrevivientes en una situación de extrema vulnerabilidad. Bedoya ha expresado su temor de que los ataques no se detengan hasta que todos los miembros de su familia sean asesinados.