Con la noticia de que el salario mínimo en Colombia para el 2025 se incrementará en un 9,54%, alcanzando los $1.423.500 mensuales, según lo decretado por el presidente Gustavo Petro el pasado 24 de diciembre, las noticias para la población pensionada del país tampoco se hicieron esperar.
Este ajuste, que representa un aumento de $123.500 respecto al salario mínimo de 2024, también influirá directamente en las mesadas pensionales y otros aspectos económicos como los arriendos, matrículas y costos de transporte. Así lo informó el Gobierno nacional tras no lograrse un consenso entre gremios, empresarios y sindicatos durante las negociaciones previas.
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De acuerdo con lo establecido, el nuevo salario mínimo, sumado al subsidio de transporte, llegará a un total de $1.623.500. Este incremento no solo busca mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, sino también garantizar que los pensionados no vean afectada su capacidad económica frente al aumento del costo de vida.
Según lo estipulado en el artículo 14 de la Ley 100 de 1993, las pensiones deben ajustarse anualmente en función del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del año anterior.
Así las cosas, el ajuste del salario mínimo tendrá un efecto directo en las pensiones de los jubilados que reciben el monto mínimo. Según detalló el Gobierno, los pensionados que actualmente perciben $1.300.000 mensuales verán un incremento del 9,54%, lo que equivale a un aumento de $123.500. A partir de enero de 2025, estas personas recibirán una mesada de $1.423.500, igualando el nuevo salario mínimo.
En el caso del régimen público administrado por Colpensiones, que cuenta con aproximadamente 1.182.000 pensionados que reciben el salario mínimo, este incremento será aplicado de manera automática. Este grupo representa el 60 % de las 1.970.000 personas que reciben pagos de Colpensiones. El objetivo de este reajuste anual es proteger el poder adquisitivo de los adultos mayores frente a la inflación.
Sin embargo, ese porcentaje no se aplicará para el total de los pensionados del país. Para aquellos que reciben montos superiores al mínimo, el incremento será proporcional al IPC registrado en diciembre de 2024, que, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), se ubicó en un 5,2 %.
Este porcentaje refleja una dura disminución en comparación con el IPC de 2023, que cerró en 9,20 %. Para este año, por ejemplo, una pensión de $2.000.000 aumentará en un 5,2 %, alcanzando los $2.104.000.
Reajustes en otros sectores económicos
El aumento del salario mínimo no solo afecta las pensiones, sino que también genera ajustes en otros sectores económicos. Entre ellos, los arriendos, las matrículas educativas y los costos de transporte, que suelen estar vinculados al salario mínimo, experimentarán incrementos proporcionales.
Este fenómeno es una consecuencia directa de la normativa que regula los ajustes anuales en diversos rubros económicos en función del salario mínimo y la inflación.
El Gobierno nacional destacó que este tipo de medidas son fundamentales para garantizar la estabilidad económica de los hogares colombianos, especialmente en un contexto de inflación moderada como el proyectado para 2025. Sin embargo, el impacto en los costos de vida podría generar desafíos para algunos sectores de la población, particularmente aquellos que no se benefician directamente del incremento salarial.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) desempeña un papel crucial en la determinación de los ajustes salariales y pensionales en Colombia. Según lo establecido en la Ley 100 de 1993, las pensiones deben incrementarse anualmente en función del IPC del año anterior, con el objetivo de mantener el poder adquisitivo de los jubilados. Para 2025, el IPC se ubicó en un 5,2 %, lo que representa una disminución respecto al 2024, cuando alcanzó el 9,20 %.
Este descenso en la inflación refleja una mejora en la estabilidad económica del país, lo que podría aliviar parcialmente el impacto de los incrementos salariales en los costos de vida. Sin embargo, el ajuste del salario mínimo por encima del IPC busca compensar las necesidades de los trabajadores y pensionados que dependen de estos ingresos para cubrir sus gastos básicos.