En una reciente entrevista con La W, el canciller Luis Gilberto Murillo abordó varios temas relacionados con la posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, la postura del Gobierno frente a este evento, y los desafíos en las relaciones internacionales de Colombia. Sus declaraciones ofrecieron una perspectiva clara sobre la estrategia del gobierno de Gustavo Petro respecto a la crisis venezolana y sus implicaciones en la región fronteriza.
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Murillo resaltó su reciente visita a Cúcuta, donde encabezó un Consejo de Gobierno Fronterizo con la participación de líderes locales, sociales y comunitarios. Según el canciller, la prioridad del Gobierno es garantizar una gestión pacífica y negociada de la situación en la frontera con Venezuela. A pesar de las afectaciones derivadas del cierre fronterizo, subrayó que se han establecido canales humanitarios y de comunicación efectivos con el Estado venezolano para atender las necesidades de las comunidades locales.
Sobre la decisión de enviar al embajador colombiano, Milton Rengifo, a la posesión de Maduro, Murillo enfatizó que esta medida no implica un reconocimiento al proceso electoral venezolano, el cual calificó como falto de transparencia y sin las garantías necesarias para ser considerado libre. Explicó que la presencia del embajador fue una decisión responsable que busca mantener los canales de interlocución entre los estados, dada la importancia estratégica de las relaciones bilaterales para las comunidades fronterizas y el país en general.
Rechazo a una intervención militar
El canciller respondió también a la propuesta del expresidente Álvaro Uribe sobre una posible intervención militar en Venezuela. Murillo calificó esta idea como “grave” y contraria a los intereses de Colombia, especialmente para las comunidades fronterizas. Subrayó que las decisiones deben ser “inteligentes” y estar centradas en la protección de las personas más vulnerables. Criticó cualquier uso de la situación venezolana con fines políticos o económicos, recordando que en Colombia se habla de paz y no de guerra.
“En Colombia se habla de paz y no de guerra, en un mundo convulsionado, hacer una afirmación de esta naturaleza es muy grave, esto sucede porque ellos no van a mandar a sus hijos a la guerra, los que van a hacer la guerra es la gente humilde que va a terminar afectada allí. Tenemos que evitar cualquier situación de estas, invito a los líderes responsables del país que no planteemos alternativas que no tiene cabida en lo que estamos viendo en una región que necesitamos que se mantenga como una región de paz”, expuso.
El canciller destacó que quienes proponen soluciones bélicas no son los que asumirán las consecuencias directas de un conflicto. Hizo un llamado a los líderes nacionales a buscar alternativas que prioricen la estabilidad y la paz en una región que, según él, debe mantenerse como un espacio de armonía y cooperación.
En cuanto a la situación política interna de Venezuela, Murillo se mostró cauto, afirmando que el futuro de la oposición en el país vecino depende de la voluntad del pueblo venezolano. Sin embargo, subrayó la importancia de garantizar los derechos fundamentales de los líderes políticos y sociales, así como la necesidad de crear condiciones democráticas que permitan un ejercicio político pleno y libre.
“La invitación es para que se den las garantías para el ejercicio político, el ejercicio de los líderes sociales y ambientales. Es un derecho fundamental y esa es una necesidad y exigencia de cualquier democracia en el mundo. Ese debe ser un énfasis que deben tener”, añadió.
El canciller también abordó la relación de Colombia con Estados Unidos, destacándola como una asociación estratégica tanto en lo económico como en lo social. Señaló que este vínculo representa el 30% de las exportaciones colombianas y que, con 3 millones de colombianos viviendo en ese país, la relación trasciende lo político. Aunque reconocía que podía haber cambios en algunos énfasis de la política bilateral, destacó que esta continúa siendo vibrante y gestionada con prudencia diplomática.
Luis Gilberto Murillo concluyó enfatizando que la posición del Gobierno colombiano respecto a Venezuela se basa en principios claros: no hubo reconocimiento del proceso electoral, pero se mantiene el respeto por las relaciones entre estados como un eje fundamental de la diplomacia. Reiteró la necesidad de promover la paz y evitar cualquier acción que exacerbe los conflictos en la región, destacando que la responsabilidad primordial del Gobierno es con las comunidades que más dependen de estas decisiones.