Venta de Monómeros S.A.: documentos filtrados revelan tensiones internacionales y las negociaciones con posibles compradores

Documentos obtenidos recientemente por El Tiempo han arrojado luz sobre los intrincados detalles de la posible venta de Monómeros S.A., una de las principales productoras de fertilizantes de Venezuela, con sede en Barranquilla.

La transacción, valorada inicialmente en 350 millones de dólares, involucra un complejo entramado de tensiones políticas y económicas entre los gobiernos de Estados Unidos, Colombia y Venezuela, así como a actores clave como el empresario colombo-venezolano Jorge Luis Pacheco Hernández y Álex Saab, designado como ministro de Industrias por el régimen de Nicolás Maduro.

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Monómeros, filial de la estatal venezolana Petroquímica de Venezuela (Pequiven), opera actualmente bajo una licencia especial otorgada por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (Ofac) de Estados Unidos, que vence en julio próximo.

Esta autorización ha permitido que la empresa continúe funcionando pese a las sanciones impuestas al régimen venezolano. No obstante, la proximidad del vencimiento ha impulsado al gobierno de Maduro a acelerar los planes de venta ante posibles nuevas restricciones o medidas adicionales por parte de Colombia.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha expresado su rechazo categórico a la privatización de Monómeros. En una carta enviada a Nicolás Maduro el pasado 9 de noviembre, Petro calificó la medida como “insana” y reiteró la necesidad de preservar el control público de la empresa.

Además, el Gobierno colombiano, a través de la Superintendencia de Sociedades (Supersociedades), mantiene un control preventivo sobre Monómeros desde 2021.

El empresario barranquillero Álex Saab, quie fue liberado de prisión en Estados Unidos tras un perdón presidencial de Joe Biden, está al frente de las negociaciones a través del Centro Internacional de Inversión Productiva de Venezuela (Ciip).

Aunque Saab ya no está sancionado, las autoridades estadounidenses monitorean sus movimientos, debido a la posibilidad de que la venta de Monómeros inyecte recursos significativos al régimen de Maduro, lo cual está estrictamente prohibido por la Ofac.

El empresario colombo-venezolano Jorge Luis Pacheco Hernández, en representación de la empresa Nitrofert Asset Management SAS, aparece como el principal interesado en adquirir Monómeros. Nitrofert, constituida en octubre de 2024, ha propuesto la adquisición de activos tangibles e intangibles, incluyendo inventarios y propiedades de inversión.

Según los documentos filtrados, Nitrofert firmó un contrato de asistencia técnica con Monómeros que le otorga acceso a información financiera, jurídica y administrativa de la empresa y sus filiales.

A cambio, Nitrofert paga una cuota mensual de 15 millones de pesos durante 24 meses. Esta situación ha generado críticas dentro de Monómeros, donde ejecutivos temen que la información sea utilizada para obtener ventajas indebidas en la negociación.

Un punto crítico en la venta es la falta de claridad sobre el respaldo financiero de Nitrofert y el mecanismo de pago sugerido. Aunque Pacheco ha calificado el tema como “confidencial”, su falta de transparencia ha generado dudas sobre la capacidad de Nitrofert para asumir las obligaciones financieras de Monómeros, según el medio citado.

Adicionalmente, sectores dentro de la empresa han advertido que esta transacción podría convertir a Monómeros en un “cascarón vacío” incapaz de cumplir sus compromisos laborales y operativos. La fuente citada admite que la adquisición puede permitir a Nitrofert manipular los precios de los fertilizantes, afectando la seguridad alimentaria de Colombia.

La transacción está siendo monitoreada de cerca por las autoridades estadounidenses, mientras las tensiones entre los gobiernos de Colombia y Venezuela complican aún más el proceso. En tanto, el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, ha indicado que cualquier intento de adquirir Monómeros por parte de Colombia requeriría estudios técnicos y económicos rigurosos para evaluar su viabilidad.

El futuro de Monómeros sigue siendo incierto, mientras se multiplican las dudas sobre la transparencia y las consecuencias de su venta, no solo para la empresa, sino para la estabilidad económica y política de la región.