El nivel de los embalses que abastecen a Bogotá continúa disminuyendo, una semana después de que se suspendiera el racionamiento de agua en la capital del país.
De acuerdo con el distrito, el sistema Chingaza, que provee el 50% del agua consumida en la capital, ha registrado una caída preocupante en sus reservas, lo que pone en riesgo los cálculos de sostenibilidad realizados por las autoridades locales.
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Según la cartera, este descenso coincide con un aumento significativo en el consumo de agua por parte de los hogares bogotanos, lo que podría agravar la situación en los próximos días.
De acuerdo con el informe de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (Eaab) el pasado 27 de diciembre de 2024, los habitantes de Bogotá consumieron 17,14 metros cúbicos por segundo (m³/s) de agua, superando en 2 m³/s el promedio de ahorro recomendado por la alcaldía. Este nivel de consumo es uno de los más altos registrados en los últimos dos meses y contradice las proyecciones iniciales que llevaron a la suspensión del racionamiento el 23 de diciembre de 2024. La tendencia al alza en el gasto de agua podría comprometer los esfuerzos por mantener los niveles de los embalses en un rango seguro, especialmente en el sistema Chingaza, que ya enfrenta una situación crítica.
El sistema Chingaza está compuesto por los embalses de Chuza y San Rafael, los cuales han experimentado una reducción en sus niveles desde que se levantó el racionamiento. Según los datos reportados por la entidad de servicio público, el nivel general del sistema pasó del 48,22% registrado el 23 de diciembre al 47,3% una semana después. En particular, el embalse de Chuza, ubicado en una de las zonas más afectadas por la sequía proyectada para 2024, presenta el nivel más bajo, con apenas un 38% de su capacidad, según la CAR. Este descenso es especialmente preocupante, ya que Chuza es una de las principales fuentes de abastecimiento para la ciudad.
Aunque las autoridades consideran improbable que Bogotá alcance el denominado “día cero” –cuando el nivel del sistema Chingaza caiga por debajo del 35%– antes del 6 de enero de 2025, el panorama actual refleja una oportunidad desperdiciada para consolidar hábitos de ahorro entre los ciudadanos. De acuerdo con la CAR, el aumento en el consumo podría desestabilizar las proyecciones realizadas por la alcaldía, que confiaba en una reducción sostenida del gasto hídrico durante la temporada de fin de año.
El sistema Chingaza, que abastece a más de la mitad de la población de Bogotá, es fundamental para la sostenibilidad hídrica de la ciudad. Según la CAR, la tendencia descendente en los niveles de los embalses podría tener consecuencias significativas si no se toman medidas inmediatas para controlar el consumo.
El distrito y la CAR se unen para restaurar los cerros orientales tras incendios forestales
Por otra parte, la Alcaldía de Bogotá y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) firmaron un acuerdo que marca el inicio de un ambicioso proyecto de restauración ambiental en los cerros orientales, una de las áreas más emblemáticas de la capital colombiana. Según informó la CAR, esta iniciativa busca mitigar los daños ocasionados por los incendios forestales registrados durante el primer trimestre de 2025, así como fortalecer la conectividad ecológica de la ciudad en un contexto de creciente preocupación por los efectos del cambio climático.
El memorando de entendimiento, firmado por el alcalde Carlos Fernando Galán y representantes de la CAR, tiene como objetivo principal la recuperación de las zonas afectadas por los incendios y otras áreas estratégicas para la sostenibilidad ambiental de Bogotá. Entre estas se encuentra la reserva Thomas van der Hammen, un espacio clave para la conservación de la biodiversidad y la regulación hídrica en la región. De acuerdo con la corporación, este esfuerzo conjunto responde a la necesidad urgente de proteger los recursos naturales de la ciudad frente a las amenazas del calentamiento global.
Estas son las actividades que se desarrollarán, siguiendo los objetivos de este nuevo memorando:
- Identificación y priorización de áreas a intervenir.
- Procesos de siembra de especies nativas.
- participación de la comunidad en procesos de restauración ecológica.
- Mantenimiento de las áreas sembradas.
La restauración de los cerros orientales no solo busca reparar los daños visibles en el paisaje, sino también garantizar la preservación de los servicios ecosistémicos que estas áreas proporcionan. Según detalló la CAR, los cerros orientales desempeñan un papel crucial en la regulación del clima local, la captación de agua y la provisión de hábitats para numerosas especies. Los incendios forestales recientes han puesto en riesgo estas funciones, subrayando la importancia de implementar medidas de recuperación a largo plazo.