El domingo 15 de diciembre se vence el primer plazo para alcanzar un acuerdo sobre el incremento del salario mínimo para 2025.
Las negociaciones entre los sindicatos, los gremios empresariales y el Gobierno nacional han sido intensas, pero sin lograr un consenso. En este escenario, el presidente Gustavo Petro indicó que, en caso de no llegar a un acuerdo, el aumento se establecería por decreto, buscando compensar la falta de avances en la reforma laboral.
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Desde el jueves 12 de diciembre, las posiciones se han mantenido distantes. Por un lado, la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi) propuso un aumento del 5,2%, mientras que la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) presentó sus cartas con un incremento del 12%.
Estas cifras reflejan una diferencia de cerca de 90.000 pesos, lo que equivale a un aumento que podría variar entre los 67.000 pesos y los 156.000 pesos mensuales.
Entre tanto, en la reunión de concertación del miércoles 11 de diciembre, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, mencionó que se había logrado establecer un rango, con un “piso” del 5,2% propuesto por Acopi y un “techo” del 12% solicitado por los sindicatos. A pesar de ello, las posiciones siguen sin acercarse, y la ministra destacó la importancia de la reunión final del domingo para intentar cerrar el acuerdo.
Por el momento, el proceso de negociación parece haber quedado estancado, ya que los gremios empresariales aún no presentan una contrapropuesta a las demandas sindicales.
Mientras tanto, los datos técnicos sobre la inflación y la productividad, que en los últimos años jugaron un papel importante en la fijación del salario mínimo, se encuentran en un contexto diferente. Con una proyección de inflación cercana al 5,1% y una productividad en descenso, algunos analistas sugieren que un aumento sensato podría rondar entre el 6,5% y el 7%.
Stefano Farné, director del Observatorio del Mercado de Trabajo de la Universidad Externado, señaló que el aumento debe ser considerado con base en tres factores: la inflación, la productividad y el poder de negociación de las partes. Según su análisis, un incremento moderado, entre el 6,5% y el 7%, sería lo más razonable.
“En la práctica, el aumento del salario mínimo se define con base en tres parámetros, pues, además de la inflación y la productividad, ambas del año anterior, se agrega el poder de negociación de las partes”, dijo Farné en entrevista con Semana.
Por su parte, Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) dijo que, en el país, por lo general, se ha usado el dato de productividad mínimo presentado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) y no el más alto que es el que sí es el que tiene que ver directamente con el trabajador colombiano. Es decir, que el líder sindical se refiere a la productividad laboral por horas, que se calcula en 3,43%.
“Como se usa la cifra más baja, hay una deuda histórica con los trabajadores de por lo menos 24 puntos”, afirmó Fabio Arias.
Si las negociaciones no llegan a un acuerdo antes del 15 de diciembre, el aumento del salario mínimo podría ser establecido por decreto, como lo ha mencionado el presidente Petro. En un contexto de polarización y sin avances significativos en la reforma laboral, la posibilidad de que el ajuste sea decidido unilateralmente por el Gobierno gana terreno. Este escenario preocupa a los empresarios, ya que un aumento excesivo podría generar presiones inflacionarias, afectando a los asalariados y a la economía en general.
En este momento, el alza del salario mínimo para 2025 sigue siendo un enigma, y todos los ojos estarán puestos en la reunión de este domingo. Si no se alcanza un consenso, el Gobierno podría imponer el incremento antes del 31 de diciembre, lo que marcaría el fin de una de las negociaciones más complejas de los últimos años.