El caso de Juan Diego Lozano, un joven de 18 años que falleció el 24 de julio de 2023 en la Escuela General Santander, sigue siendo objeto de controversia y desconcierto.
Aunque las autoridades colombianas han manejado la versión oficial de un suicidio, los hallazgos de la madre del joven, Doris Barbosa, apuntan a posibles irregularidades que, hasta ahora, no han sido completamente esclarecidas.
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Desde el día en el que se registraron los hechos, Barbosa cuestionó tanto la versión oficial, como los procedimientos seguidos por las autoridades, razón por la que exigió una revisión profunda del caso.
Por tal motivo, en una entrevista para el pódcast Conducta Delictiva, dirigido por Michell Rodríguez y Kevin Pinzón, la madre del joven compartió detalles de los últimos momentos de su hijo y de lo que ha encontrado en su propia investigación.
Un llamado a la sospecha
La mañana del 24 de julio de 2023, Doris Barbosa recibió una llamada inesperada: su hijo se había suicidado. La versión oficial, según le informaron desde la Escuela General Santander, apuntaba a un accidente, como si el joven hubiera disparado el arma mientras limpiaba su fusil.
Sin embargo, Doris Barbosa no creía en esta explicación, pues para ella, su hijo no tenía motivos aparentes para quitarse la vida: “Mi hijo era activo, le gustaban los retos, era feliz”.
Lozano había ingresado a la Escuela General Santander con la ilusión de convertirse en policía, por lo que su madre lo describió como un joven comprometido con su futuro y muy unido a su familia: “Mi hijo siempre quiso ser policía”, explicó Barbosa, que visitaba a su hijo cada quince días y le llevaba comida para compartir con él, incluso, agregó que nunca hubo señales de depresión ni de comportamientos que indicaran una posible crisis emocional.
La autopsia y las contradicciones
Uno de los elementos que más ha perturbado a Doris Barbosa es el proceso médico posterior al incidente. A pesar de que la versión oficial hablaba de un suicidio, la madre notó varias anomalías en la escena.
Al llegar a la clínica, le negaron el acceso inicialmente, lo que aumentó su desconfianza, por lo que cuando finalmente pudo ver el cuerpo de su hijo, notó que, posiblemente, había sido alterado.
El joven, que usaba una talla de pantalón 32, tenía puesto un pantalón 38, y su ropa interior no correspondía a la que normalmente utilizaba, además, el cuerpo mostraba signos de violencia previos al disparo, pues Barbosa encontró moretones en el pecho y en una pierna, así como una posible fractura en un dedo.
Lo más inquietante, sin embargo, fueron las inconsistencias encontradas en las historias clínicas del hospital, dado que en un primer informe, se afirmaba que Juan Diego Lozano había llegado al hospital por sus propios medios, lo que era completamente incompatible con la versión oficial de un disparo fatal.
“Me dijeron que mi hijo había llegado caminando”, señaló Barbosa, mientras destacó que la historia clínica también indicaba tiempos diferentes sobre su fallecimiento, lo que aumentó sus sospechas sobre un posible encubrimiento.
La segunda autopsia: nuevas revelaciones
Ante estas irregularidades, Doris Barbosa solicitó una segunda autopsia que fue realizada por médicos forenses independientes.
Los resultados fueron sorprendentes, pues además del disparo en el pecho, los peritos encontraron fluidos que no correspondían al joven, lo que apuntaba a la posibilidad de un posible abuso sexual, un hallazgo que fue documentado en el informe de Medicina Legal; sin embargo, el informe oficial de la necropsia de la Fiscalía indicó que esos fluidos pertenecían a Lozano, lo que la madre considera un intento de manipulación de las pruebas.
También surgieron sospechas sobre la falta de un adecuado análisis forense en las uñas de su hijo, dado que los exámenes iniciales no fueron exhaustivos, y según Barbosa, la evidencia de una posible defensa por parte de su hijo, como restos de otra persona en sus uñas, no fue adecuadamente cotejada.
“Mi hijo tenía marcas en el cuerpo, moretones y evidentes señales de que había luchado”, sostuvo la madre, que también resaltó que la versión oficial nunca mencionó estos signos.
El testimonio de los compañeros
El testimonio de los compañeros de Juan Diego Lozano es otro aspecto crucial en la investigación. En un principio, los oficiales dijeron que el joven estaba sentado en su cama cuando supuestamente se disparó, pero luego sus declaraciones se contradijeron.
Un testigo afirmó que Lozano estaba de pie cuando ocurrió el disparo, lo que concuerda más con los hallazgos de la necropsia que indican que el impacto fue fatal mientras el joven estaba de pie.
Además, las versiones de los testigos no coinciden en cuanto a la cantidad de personas presentes en el lugar del incidente, pues en algunas declaraciones se mencionan a dos personas en el baño, pero otras sugieren que pudo haber más involucrados, lo que alimenta la sospecha de que algo se oculta detrás del supuesto suicidio.
Manipulación de pruebas y falta de transparencia
La madre de Lozano también ha señalado que desde el principio hubo una serie de manipulaciones en las pruebas, lo que sugiere que alguien intentó ocultar detalles clave del caso: “Me han manipulado las pruebas, las historias clínicas, los testimonios”.
Por tal motivo, Barbosa ha recurrido a investigadores privados y abogados para tratar de esclarecer la verdad, según la madre, se encontraron evidencias en el cuerpo de su hijo, como un chip en su rodilla, que podrían indicar un seguimiento previo al incidente.
Además, la denuncia sobre el manejo de las redes sociales de su hijo, que parecían estar activas después de su muerte, ha añadido otro nivel de intriga al caso.
“Una vez casi me muero cuando vi en línea a mi hijo, yo salí corriendo, yo dije mi bebé está vivo, pero también uno aterriza y se da cuenta de que no, que no es así. Cuando miro esa vaina en línea abierta, yo sí he sido grosera, sí siento impotencia, siento mucha rabia y los trato mal, les digo: ‘¿Quién es el tal por cual que tiene la cuenta de mi hijo abierta?, ¿no les bastó con matarlo?, ¿no les bastó con hacerle daño y hacernos daño a nosotros?’”.
Doris Barbosa indicó que el celular de su hijo, un modelo antiguo de teclado, fue bloqueado por las autoridades, lo que impide acceder a información que podría ser clave para la investigación, a pesar de las capacidades tecnológicas disponibles, las autoridades no han podido desbloquear el teléfono, lo que la madre considera otro intento por ocultar pruebas.
La búsqueda de justicia
Hasta el momento, el caso de Juan Diego Lozano sigue sin resolverse de manera clara, por lo que Doris Barbosa se ha enfrentado a una serie de obstáculos y a la resistencia de las autoridades, quienes parecen no tener prisa por esclarecer la verdad: “Aquí hay manos que no quieren dejar que esto salga a la luz pública”.