El 5 de mayo de 2003, un intento fallido de rescate por parte del Ejército colombiano resultó en el asesinato de Guillermo Gaviria Correa, entonces gobernador de Antioquia, junto con Gilberto Echeverri, exministro de Defensa, y ocho militares. Este trágico evento ocurrió tras meses de cautiverio, luego de que fueran secuestrados durante una marcha en el municipio de Caicedo, Antioquia.
Recientemente, siete excomandantes del Bloque Noroccidental de la extinta guerrilla de las Farc admitieron su responsabilidad en este y otros crímenes de guerra, según un documento presentado ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
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Entre los exguerrilleros que reconocieron su participación se encuentra Pedro Baracutao, actual senador del partido Comunes y excomandante del Frente 34. Junto a él, Luis Óscar Úsuga, conocido bajo el alias de Isaías Trujillo o El Viejo; Jesús Mario Arenas, alias Marcos Urbano; y Rodolfo Ruiz Restrepo, alias Víctor Tirado, también asumieron su responsabilidad en los hechos. Estas confesiones abarcan no solo el asesinato de Gaviria y Echeverri, sino también otros secuestros en regiones como Antioquia, el norte del Chocó, el sur de Córdoba, Caldas y Risaralda.
El documento presentado por los excomandantes expresa su esperanza de que, a través de sus propios esfuerzos, puedan algún día ser cubiertos “con el manto liberador del perdón” y que la sociedad avance hacia una “patria hermanada, unida, justa y digna”. Este reconocimiento formal de los crímenes cometidos durante el conflicto armado es un paso significativo en el proceso de paz y reconciliación en Colombia.
Otro caso destacado es el secuestro del excongresista Óscar Tulio Lizcano, secuestrado el 5 de agosto del 2000 en el municipio de Riosucio, Caldas. Lizcano fue considerado “canjeable” y permaneció en cautiverio durante ocho años hasta que logró escapar el 26 de octubre de 2008. Este caso se suma a las múltiples acciones reconocidas por los excomandantes ante la JEP, quienes buscan contribuir a la verdad y reparación de las víctimas del conflicto.
El pronunciamiento de los exguerrilleros del Bloque Noroccidental representa un avance en el proceso de justicia transicional en Colombia, donde se busca esclarecer los hechos ocurridos durante décadas de conflicto armado y ofrecer un camino hacia la reconciliación nacional.
JEP enfrenta tensiones con exlíderes de las Farc
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) enfrenta un momento crítico en su relación con los antiguos líderes de las Farc, tras declaraciones del presidente del tribunal, Alejandro Ramelli, que advirtió que si los procesos no se concluyen antes de que finalice la justicia transicional, los casos pasarán a la justicia ordinaria. Esta afirmación generó una fuerte reacción de figuras clave del proceso de paz, como Rodrigo Londoño y Humberto de la Calle, quienes expresaron su preocupación por el impacto de estas declaraciones en la implementación del acuerdo de paz.
La JEP, en respuesta a las críticas, reiteró que los procesos para quienes han cumplido con sus obligaciones se resolverán conforme a lo pactado en el Acuerdo de Paz. Además, enfatizó que las demandas de ciertos sectores no deben prevalecer sobre las de las víctimas que buscan justicia. Este conflicto generó incertidumbre entre las víctimas del conflicto armado, especialmente aquellas que esperan verdad y reparación por parte de las Farc.
Rodrigo Londoño, excomandante de las Farc, calificó las declaraciones de Ramelli como “alarmantes y desafortunadas”, sugiriendo que podrían anunciar el fracaso de la magistratura de la JEP. Por su parte, Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno en La Habana, expresó su desacuerdo durante un debate político, señalando que las palabras de Ramelli son “tremendamente graves” y que la JEP ya ha demorado demasiado en sus procesos.
La JEP ha imputado crímenes de guerra y de lesa humanidad a 159 máximos responsables, incluidos 55 exmiembros de las FARC y 100 de la Fuerza pública. Sin embargo, el tribunal aún no ha emitido sanciones tras ocho años de funcionamiento, aunque evalúa la imposición de sanciones propias a 38 comparecientes que han aportado verdad y reconocido su responsabilidad.