Sigue siendo noticia en el país Óscar Camargo Ríos, conocido como alias Pichi, cuya importancia en el mundo del crimen ha sido equiparada por autoridades y medios de comunicación con la de ‘Pablo Escobar santandereano’ por su influencia delictiva en la región.
Su reciente captura en la zona rural de Copacabana marcó un hito en la lucha contra su red criminal, aunque también pone en evidencia las estrategias que utilizaba para evadir a las autoridades y mantener su poder.
Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.
Estrategias de camuflaje y movilidad constante
Alias Pichi, líder de la organización Los Pichis, se destacaba por cambiar regularmente su apariencia física como táctica para eludir los controles policiales. Este modus operandi incluyó modificaciones frecuentes en su estilo de cabello, color y barba, que implementó durante la última década.
Además, se trasladaba constantemente entre diferentes domicilios, con cambios regulares cada dos semanas, lo que dificultaba su localización por parte de las fuerzas de seguridad.
En al menos tres ocasiones, en 2015, 2020 y 2024, logró escapar de las autoridades mediante estas técnicas de camuflaje. El alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán, señaló que estas estrategias de evasión complicaron significativamente los operativos de captura.
Un escape desde Medellín
La imagen más reciente de Pichi fue captada el 10 de octubre de este año en un apartamento lujoso en el barrio El Poblado, Medellín. Allí, bajo arresto domiciliario por concierto para delinquir, mantuvo una apariencia cuidadosamente adaptada. Tras ser fotografiado por agentes del Inpec, el narcotraficante escapó al saber que debía regresar a prisión.
Cuando finalmente fue detenido el 9 de diciembre, seguía luciendo el mismo aspecto que había adoptado en octubre. En ese momento, se encontraba en compañía de dos escoltas y planeaba expandir sus actividades ilícitas a otras regiones del país, demostrando su intención de consolidar su poder más allá de Santander.
Detención y próximas acciones legales
Actualmente, Pichi está recluido en la sede de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá y será trasladado a Bogotá en las próximas horas. Allí enfrentará medidas de seguridad estrictas mientras se formaliza la legalización de su captura y se le imputan nuevos cargos, entre ellos fuga de presos y porte ilegal de armas.
Aunque su captura representa un golpe significativo contra el crimen organizado en Santander y Antioquia, las autoridades anticipan posibles disputas internas en su organización. Pichi no solo controlaba Los Pichis, sino que también tenía vínculos con otras estructuras criminales de alto perfil en Bucaramanga y sus alrededores.
Al momento de su captura, alias Pichi tenía en su poder una pistola marca Five Seven, calibre 9 milímetros, así como cuatro proveedores y 99 cartuchos, que fueron incautados en flagrancia. También, fueron incautados un dron, ocho equipos celulares y seis millones de pesos en efectivo.
Los otros dos detenidos fueron identificados como Jeison Roleywer Gonzales Saavedra y Luis Carlos Pacheco Pantoja, quienes eran los principales guardaespaldas de alias Pichi. Los tres individuos fueron dejados a disposición de las autoridades competentes, en donde se espera que sean trasladados hacia Bogotá.
“Alias Pichi es un criminal que le ha hecho mucho daño a la sociedad colombiana”, mencionó el director de la Policía, general William Salamanca, en una rueda de prensa.
Un respiro para la seguridad local
La detención de alias Pichi es un logro relevante para las autoridades, ya que desarticula una pieza clave del entramado delictivo en la región. Sin embargo, queda el desafío de prevenir un posible reacomodo del poder entre las organizaciones criminales que trabajaban bajo su influencia. El caso resalta la complejidad de combatir a líderes del crimen organizado que recurren a tácticas sofisticadas para mantenerse en la sombra.