El reciente retiro de Ricardo Bonilla del Ministerio de Hacienda, solicitado por el presidente Gustavo Petro, ha provocado reacciones significativas en el panorama político. La renuncia ocurrió tras las revelaciones de audios en los que su exasesora,
María Alejandra Benavides, aseguraba que Bonilla tenía conocimiento de presuntos actos de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres. Estas declaraciones, junto con una denuncia anónima que Bonilla presentó a la Fiscalía contra Ricardo Roa, presidente de Ecopetrol, y Nicolás Alcocer Petro, hijo adoptivo del mandatario, añadieron más tensiones al caso.
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En un mensaje publicado en su cuenta de X (antes Twitter), Petro defendió a Bonilla, afirmando: “Espero la renuncia de un gran compañero y profesor honesto [...] lo quieren despedazar por ser leal al programa de gobierno y quieren derribar inconstitucionalmente este gobierno”. Según el presidente, la decisión no se basa en la culpabilidad de Bonilla, sino en protegerlo de los ataques políticos.
El exsenador Jorge Enrique Robledo ofreció una interpretación diferente, sugiriendo que la renuncia tiene dos posibles motivos. La primera, que Petro habría exigido la salida de Bonilla para mitigar el impacto político que generaban las acusaciones en su contra. La segunda, que la denuncia presentada por Bonilla sobre los presuntos intereses de Roa y Alcocer en la hidroeléctrica Urrá habría desencadenado la decisión presidencial.
Según Robledo, esta última razón apuntaría a que Bonilla “pagó un alto precio por enfrentar intereses internos”.
Además, Robledo fue contundente al evaluar el rumbo del gobierno Petro, señalando que “con cada día que pasa, es más probable que la presidencia de Petro termine siendo de las peores de la historia de Colombia”. Estas declaraciones refuerzan las críticas a la gestión del mandatario, especialmente en medio de múltiples escándalos y dificultades políticas que han caracterizado su mandato.
La renuncia de Bonilla, quien anteriormente desempeñó un papel clave en la administración financiera de Bogotá durante el periodo de Petro como alcalde, representa un golpe importante para el equipo económico del gobierno.
En tanto, la denuncia del exministro y las repercusiones de su salida abren interrogantes sobre la estabilidad del gabinete y los posibles desenlaces políticos para el gobierno en los meses venideros.
Cabal estalló contra Petro por el escándalo de la Ungrd: “Sí sabía todo lo que hacía Bonilla”
La férrea defensa de Petro al saliente ministro no sentó bien entre el sector de oposición, que acusó al primer mandatario de justificar las acciones corruptas de sus altos funcionarios. Para la senadora de la República por el Centro Democrático María Fernanda Cabal, el presidente no solo intentó proteger al exministro, sino quitarle el peso a las acusaciones a las que se enfrenta.
Desde su perspectiva, Petro se delató al salir a hablar sobre Bonilla, puesto que no es justificable decir que la corrupción en su administración se dio porque es algo común dentro del manejo Estatal.
“Esta es la aceptación explícita que confirma que Petro sabía todo lo que hacía su Ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. Si la “política colombiana es inconstitucional y delictiva” ¿por qué permitió lo que pasó en la Ungrd y ahora en el Ministerio de Hacienda?”, cuestionó Cabal en su cuenta de X.
Bajo la misma línea, argumentó que el auxilio que le dio el presidente de Colombia a Bonilla no fue positivo, porque lo deja en una posición en la que, al parecer, acepta que dentro de su Gobierno los funcionarios no son ajenos a la corrupción.
“Aquí la defensa de Petro es precaria. Es decir que porque otros “cometen delito” ellos también lo pueden hacer”, indicó.
La precandidata presidencial del Centro Democrático también aprovechó para criticar a Ricardo Bonilla por el comunicado que emitió sobre las acusaciones en su contra en el que aseguró que no había cometido ningún delito, por lo que proporcionará las explicaciones pertinentes a las autoridades colombianas cuando sea el momento de hacerlo.
“A medida que avanzan las investigaciones, mantengo respeto por el trabajo de la Fiscalía. Aunque es un duro trance personal y un difícil y complejo camino jurídico, aspiro, con instrumentos legales, a convencer a la justicia de mi país que eventualmente puedo cometer errores, pero no delito”, expuso el exministro Bonilla.