La llegada de Diego Guevara al Ministerio de Hacienda, tras la polémica salida de Ricardo Bonilla, coincide con una crisis fiscal que se agrava día a día.
A pesar de los titulares sobre los cupos indicativos y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), el verdadero desafío radica en estabilizar unas finanzas públicas que parecen estar al borde del colapso.
Aurelio Suárez, reconocido analista económico, expresó para la Revista Semana su preocupación por el manejo de las cuentas nacionales, señalando que la deuda pública se ha convertido en un problema crítico.
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“La deuda pública colombiana es un gota a gota”, afirmó Suárez, haciendo referencia al elevado costo de los intereses. Según el analista, el país enfrenta tasas de interés del 10 % en TES y cifras superiores en bonos soberanos, una situación que pone en jaque la sostenibilidad de las finanzas.
La pérdida del grado de inversión ha incrementado la desconfianza en los mercados internacionales, elevando los costos de financiación y limitando las opciones para revertir esta tendencia.
Además de la deuda, el panorama fiscal presenta otros retos significativos. El Presupuesto General fue ajustado este año con un recorte de 28 billones de pesos, mientras que para 2025 existe un déficit de 12 billones que depende de una ley de financiamiento aún sin consenso en el Congreso. Según Suárez, “la aprobación de esta ley está prácticamente descartada este año debido al escaso tiempo legislativo restante”.
El desplome del recaudo tributario complica aún más el escenario. Las cifras recientes muestran una caída del 8,2 % en septiembre y del 7 % en octubre, lo que representa 16 billones de pesos menos en ingresos de lo proyectado. Este déficit ocurre en un contexto de bajo crecimiento económico, estimado en apenas un 2 % para este año.
El impacto de estas dificultades ya se siente en diversos sectores. La falta de recursos afecta programas esenciales como la salud y la educación, mientras que instituciones como el Icetex enfrentan serios problemas de liquidez. Suárez advierte que, de no tomarse medidas contundentes, podría plantearse la posibilidad de una emergencia económica para atender estas necesidades urgentes.
Para Suárez, la clave para enfrentar este complejo panorama será generar confianza en los mercados financieros y enviar señales claras de compromiso con la estabilidad fiscal. Sin embargo, estas soluciones no parecen estar al alcance inmediato del nuevo ministro, quien asume el cargo con una economía debilitada y una creciente presión política.
En este contexto, Guevara enfrenta el desafío de domar lo que Suárez describe como un “potro salvaje”: una deuda insostenible, un déficit en aumento y un país que clama por soluciones. Su éxito dependerá de su capacidad para articular una estrategia que permita sortear la crisis y recuperar el rumbo económico.