En la madrugada del domingo 1 de diciembre, un violento ataque armado sacudió la provincia de El Oro, en Ecuador, dejando un saldo de diez personas muertas, de las cuales nueve eran de nacionalidad colombiana.
El hallazgo de los cuerpos tuvo lugar en la parroquia Barbones, en un sector denominado El Oro, donde las víctimas fueron encontradas en una residencia que habían alquilado días antes. Los cadáveres presentaban signos claros de violencia.
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Se cree que esta masacre es el resultado de disputas territoriales entre grupos delictivos que luchan por el control de la zona que se enfrentan por el control del negocio del narcotráfico y la minería ilegal.
Los nueve colombianos asesinados fueron identificados como Samuel Cárdenas Cortés, Alejandro Saiz Poveda, Luis Alpala Alpala, Luis Guillermo Banquet Rivero, Diego David Benavides Cifuentes, Yostin Riascos Romero, Alexander Arroyo, Nepomuceano Ramos Madronero y José Miguel Araujo Buila.
La madre de Diego Benavides, en diálogo con Noticias RCN, el miércoles 4 de diciembre, contó que su hijo, al parecer, habría recibido una oferte de trabajo días antes de su muerte.
Según el relato de Adriana Cifuentes, el joven de 20 años estuvo el viernes 29 de noviembre en el Huila junto con su padre y allí fue donde recibió una llamada en la cual le hablaron de una oferta laboral. “De ahí le hicieron una llamada y le dijeron que viajara a trabajar. Viajó ese mismo día, pero no sabemos más. Todo es un misterio”, indicó al medio mencionado.
Por su lado, la cuñada de Diego, sostuvo que son pocos los detalles que tiene sobre el asesinato de su familiar. Los únicos datos son la fecha y el lugar en el que se presentó la tragedia, pero no tienen conocimiento de la causa del acto violento contra el colombiano.
“Solamente sabemos que fue en Ecuador el 1.° de diciembre a las cinco de la mañana. Estaban durmiendo cuando ocurrió la masacre. No entendemos por qué o quiénes fueron los responsables”, reveló Arelys Rojas.
Más detalles del crimen
De acuerdo con lo que informó Pablo Fajardo, comandante de la Policía de la provincia de El Oro, los cuerpos de las víctimas fueron hallados tanto dentro de la vivienda donde se produjo la masacre como en las inmediaciones de una carretera cercana. “Algunos intentaban escapar”, aseguró Fajardo.
En uno de los hallazgos más macabros, a un kilómetro de la escena del crimen, fue encontrado el cuerpo descuartizado de una persona, aparentemente una de las víctimas que trató de huir cuando los atacantes llegaron en vehículos y comenzaron a disparar indiscriminadamente.
En el lugar del ataque, las autoridades encontraron más de 45 casquillos de bala, lo que evidencia la magnitud del enfrentamiento. Además, en el sitio se halló un panfleto, que las autoridades están investigando como una de las pistas clave del crimen.
El panfleto contenía una amenaza que decía: “Todo aquel que le copie a los malditos Lobos Espejos, será dado de baja”, lo que podría estar relacionado con una banda conocida como Los Guates Box (exLobos), una organización delictiva activa en la zona.
La masacre ha sido atribuida a un grupo armado organizado llamado Sao-Box, que tiene presencia en la parroquia de Puerto Bolívar, una región cercana a la frontera con Perú. Esta organización estaría involucrada en disputas territoriales con otras bandas criminales que buscan controlar el área para sus actividades ilícitas.
Según informaron el diario local Extra Guayaquil, un grupo de colombianos habría sido contratado por una organización criminal conocida como Los Lobos para llevar a cabo el ataque en el sur de Ecuador. Los individuos llegaron a la provincia de El Oro el 28 de noviembre, luego de haber estado en Quito dos días antes.
De los nueve colombianos fallecidos, solo uno, identificado como Araujo Buila, tenía antecedentes penales por tráfico de estupefacientes; el resto no presentaba registros previos.
Las autoridades ecuatorianas continúan con las investigaciones para esclarecer los detalles de este crimen, que refleja la creciente violencia en la región fronteriza y las tensiones entre organizaciones criminales por el control de zonas estratégicas.