La Casa de Nariño puede guardar un sinfín de historias en lo que se refiere a todo lo que allí ha ocurrido en materia de gobernabilidad, pero también, acontecimientos históricos que han marcado el destino de millones de colombianos. Fue la vivienda privada de Vicente Nariño, padre de Antonio Nariño en 1751, hasta que finalmente la casa fue adquirida por el Gobierno nacional de la época.
Fue inaugurada el 20 de julio de 1908, a dos años del primer siglo del Grito de Independencia por el general Rafael Reyes. Según información oficial que reposa en los archivos de la nación, la Casa de Nariño se construyó sobre los predios iniciales de Antonio Nariño, razón por la que conserva el apellido de la familia que vivió allí inicialmente antes de darle paso a la actual edificación.
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Desde su construcción inicial, la casa ha sufrido varias modificaciones para mantenerla en pie y que siga funcionando como la vivienda, así como el despacho del presidente de la República. Por esta razón, en los últimos 116 años los jefes de Estado han convivido allí junto con sus familias, por lo que por sus pasillos se escuchan diferentes historias de entes fantasmales que acompañan a los que la han habitado.
Una de las historias más recientes fue la de Andrea Petro, hija mayor del presidente Gustavo Petro, que afirmó a revista Semana que no ha dormido una sola noche en el lugar “porque asustan de noche” y esto no le gusta. Según dijo al medio de comunicación, estas apariciones o espantos se producen generalmente en el pasillo donde están las fotografías de los expresidentes que allí han permanecido en sus periodos de gobierno.
Sumado a las declaraciones de Andrea Petro, que afirmó que de noche se abren y se cierran puertas como ventanas, están las del expresidente César Gaviria, que afirmó no tenerles miedo, pero que en su época de mandato presidencial logró percibirlas en repetidas ocasiones: “Uy claro, allá hay fantasmas y en todos los alrededores. Se sienten en las noches y hacen ruidos. No me dan miedo, pero Palacio está lleno de fantasmas, en mi época los vi”.
Otro de los exmandatarios que se refirió al tema fue Álvaro Uribe, que entre risas aseguró que “los espantos dicen que el espanto soy yo”. Algo similar ocurrió con Ernesto Samper, que aseguró que los rumores siempre existieron, pero nunca logró comprobarlos, ya que no cree en este tipo de situaciones, pero agregó que: “Hubo un caso sobre unas brujerías que metieron en mi oficina y mi esposa se encargó del asunto para conjurar el mal”.
El expresidente Andrés Pastrana vivió algo inusual, según contó el exfiscal Néstor Humberto Martínez, que debió preguntarle al capellán de Palacio qué era lo que estaba pasando quien le dijo que “habían encontrado entierros, brujería, hechicería y que habían optado por hacer una limpieza y actividades de exorcismo”. Este fue el motivo por el que el dirigente electo por el Partido Conservador no se trasladara de inmediato a la residencia presidencial.
Durante el gobierno de Juan Manuel Santos también se presentaron este tipo de hechos espectrales, pues un exfuncionario que formaba parte de su equipo de trabajo contó que en video de las cámaras de seguridad quedaron registradas las presencias fantasmales por el pasillo presidencial. Esto llevó a que el Padre Chucho fuera convocado para hacer un exorcismo de la Casa de Nariño.
Otros expertos en el tema como Rafa Taibo y Alexander Torres confirmaron la presencia de actividad paranormal en la residencia presidencial, este último aseguró que hay espíritus que son totalmente diferentes que son energías que quedan plasmadas en los diferentes pasillos. Y agregó que: “Los espíritus tienen la capacidad y la conciencia de buscar una comunicación con el plano terrenal y en Palacio existen los dos”, afirma.
Aunque al presidente Iván Duque no le ocurrió nada relacionado con los temas paranormales, pues afirmó que todo depende de las energías que llegan con el nuevo presidente, el senador Ernesto Macías que lo posesionó si le pareció extraño el viento que hubo ese día, pues le generó dudas sobre una posible intervención esotérica para sabotear la ceremonia.
“El viento que nunca habíamos visto en la Plaza de Bolívar, la lluvia. Uno a veces piensa, Vicky, que eso de los chamanes es cierto, porque ese ‘ventarrón’, como le llamamos popularmente en la provincia, no lo habíamos sentido”, dijo el huilense en entrevista con Vicky Dávila.