En una de las calles del barrio Quiroga, en la localidad de Rafael Uribe Uribe, unidades de la Policía Metropolitana de Bogotá detuvieron a un joven de 23 años, a quien luego de realizarle una requisa, le hallaron mil dosis de ketamina.
Este resultado se dio a conocer por las autoridades la mañana del viernes 20 de septiembre de 2024, luego que varios agentes pertencientes “a una de las patrullas del microterritorio” sorprendieron al muchacho portando consigo la sustancia.
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Según lo que indicó el mayor Edgar Arias, comandante de la estación de Policía de Rafael Uribe Uribe, este fármaco sintético iba a ser utilizado para la elaboración de tusi, una de las drogas que más se comercializa y se consume entre jóvenes y adolescentes en el país, y que preocupa a las autoridades debido a las consecuencias que puede acarrear para la salud.
“Es de anotar que, rápidamente este ciudadano fue judicializado y puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación y deberá responder por los hechos que se le atribuyen”, añadió el oficial de la Mebog, quien informó que tras su aprehensión, hecha en flagrancia, fue acusado por el delito de de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
Por último la Mebog destacó que como parte de la ofensiva contra la criminalidad, y como parte de las acciones que hacen parte del nuevo modelo del servicio de Policía, y reiteró el llamado a la ciudadanía para denunciar mediante la línea 123 cualquier actividad sospechosa similar que pueda estar poniendo en riesgo la salud de los adolescentes y jóvenes en la ciudad.
Esto último, debido a que para la elaboración del tusi no solo se utiliza la ketamina, sino que se han conocido incluso de hasta 10 componentes que pueden generar graves afectaciones en el organismo de quien lo consuma.
El consumo de ‘tusi’ preocupa en Bogotá y el país
El consumo de tusi en Colombia ha generado una creciente preocupación entre las autoridades de salud pública y seguridad. Esta sustancia, que se ha popularizado en los últimos años, es una mezcla de hasta diez componentes diferentes, entre los cuales se encuentran ketamina, mdma, cafeína, catinonas, benzodiazepinas y, sorprendentemente, heroína.
Según un análisis realizado por la Corporación Acción Técnica Social (ATS) y su programa Échele Cabeza, el tusi ha ganado notoriedad, representando el 12% de las muestras analizadas en 2023.
Julián Quintero, investigador de la Corporación ATS, explicó a El Tiempo que el tusi es un cóctel de diversas sustancias, lo que incrementa significativamente los riesgos para los consumidores. “Uno de los datos que encontramos es que cerca del 10% al 15% de las muestras reportaron sustancias desconocidas, que no sabemos qué son”, señaló Quintero.
Durante 2023, se analizaron más de 12.000 muestras de sustancias psicoactivas (SPA) en Colombia. De estas, el 47% correspondieron a comprimidos de éxtasis y el 22% a cristales de mdma (otra clase de droga sintética estimulante), manteniéndose como las sustancias predominantes. Sin embargo, el tusi ha emergido como una preocupación significativa debido a su composición variada y peligrosa.
La Corporación ATS y su programa Échele Cabeza se han enfocado en la reducción de riesgos y la mitigación de daños asociados al consumo de SPA. Este enfoque es crucial en un contexto donde el perfil de los consumidores y los tipos de sustancias han cambiado notablemente en los últimos años. La diversificación de las sustancias consumidas y la inclusión de componentes peligrosos como la heroína en el tusi han encendido las alarmas entre los especialistas.
El tusi, también conocido como “cocaína rosada”, ha sido objeto de múltiples estudios debido a su composición compleja. Además de los componentes ya mencionados, se han encontrado en sus muestras sustancias como viagra, lo que incrementa aún más los riesgos de intoxicación y efectos adversos en los usuarios.
La situación es bastante delicada, no solo por la variedad de sustancias presentes en el tusi, sino también por la falta de conocimiento sobre algunos de sus componentes. Esta incertidumbre dificulta la implementación de medidas efectivas para la reducción de daños y la protección de la salud pública.
En conclusión, el creciente consumo de tusi en Colombia representa un desafío significativo para las autoridades de salud pública y seguridad. Por lo tanto, se requiere de una respuesta coordinada y efectiva para mitigar los riesgos y proteger a los consumidores.
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