La Federación Nacional de Comerciantes Empresarios (Fenalco) Bogotá Cundinamarca expresó su preocupación por los efectos adversos que el paro camionero, a causa del incremento en el precio del diésel (Acpm) que estableció el Gobierno de Gustavo Petro, empezó a generar en la capital de la República.
El gremio aseguró que los bloqueos y restricciones en las vías, especialmente las de ingreso a la ciudad y municipios aledaños, no solo afectan la movilidad de las personas, sino que causan un impacto directo y negativo en el comercio de la ciudad.
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Al respecto, el director del gremio de comerciantes en la capital del país, Juan Esteban Orrego, manifestó que “la movilidad restringida desde el lunes en la tarde está obligando a miles de bogotanos a dedicar hasta dos horas adicionales para llegar a sus lugares de trabajo y regreso a casa”. Expuso que la situación afecta de manera significativa la productividad en múltiples sectores”.
Además, indicó que “las ventas en la ciudad caen hasta un 80%”, ya que muchas personas prefieren no salir de sus hogares o apresurarse en regresar a ellos, lo que reduce de manera drástica la afluencia de clientes en los establecimientos comerciales y cancelaciones de citas laborales.
Por eso, desde Fenalco Bogotá Cundinamarca se hizo un llamado urgente al Gobierno nacional y a los transportadores para que prioricen el diálogo y encuentren una solución que evite mayores perjuicios a la economía de la ciudad y la región y al bienestar de sus ciudadanos.

“Si bien desde el gremio no compartimos el incremento escalonado de los costos del diésel, por considerar que termina encareciendo los productos movilizados por el transporte de carga nacional, tampoco consideramos que las vías de hecho, con bloqueos que afectan a la ciudadanía y a las empresas sea el camino para manifestar el descontento y rechazo a la medida”, puntualizó Orrego.
El dirigente afirmó que la situación actual exige responsabilidad y compromiso de todos los actores involucrados. Además, que Bogotá no puede permitirse una paralización de las actividades comerciales, ya que esto pone en riesgo la estabilidad económica de miles de familias y empresas de todos los tamaños.
Otro golpe al bolsillo de los colombianos
Luego de analizar el reciente pronunciamiento del Ministro de Hacienda del inminente aumento del diésel de manera escalonada, la Federación Nacional de Comerciantes Empresarios (Fenalco), había manifestado su preocupación, no solo por el momento coyuntural que vive el país, por cuenta de un débil crecimiento de la economía, sino porque esto sin lugar a dudas será otro golpe para el bolsillo.
“Esta decisión unilateral que no permite discusión, muestra la poca voluntad de diálogo del Gobierno en temas que afectan a todos los colombianos”, afirmó, el 30 de agosto, el presidente de Fenalco, Jaime Cabal.
El vocero de los comerciantes sostuvo que el fuerte incremento en el diésel al pasar de $9.000 a $15.000, es decir, un aumento del 66,66%, hubiera podido contrarrestarse y ser asimilado en mejor forma por la economía, de no ser por la decisión que tomó el presidente Petro al comenzar su mandato, de congelar el precio de este combustible. “Hasta que la pita se rompió y el déficit se tornó insostenible”, dijo.
A su vez, explicó que el aumento esperado en el precio del diésel no solamente es un riesgo para el proceso de reducción del costo de vida, sino que ahora, que el ajuste no se limita a los grandes consumidores, el efecto sobre la inflación será significativo. En el solo renglón de los alimentos, tanto perecederos como procesados, el alza en los combustibles elevará los fletes, los cuales se trasladarán al precio final a tiendas, supermercados y restaurantes. Subir $6.000, así sea de manera gradual en menos de año y medio, tendrá un impacto demoledor en los fletes, muy superior al 30% acumulado.
El sector más perjudicado, aparte del transportador, será el comercio.

Incrementos que pagarán los usuarios
De acuerdo con cifras de la Federación de Empresarios del Transporte de Carga (Fedetranscarga), por cada $2.000 que suba el precio del diésel, la tarifa de los fletes se incrementa en un 8% y los mayores costos que asuman los transportadores se terminarían trasladando a los precios de los alimentos y al transporte de los bienes y servicios.
“Prácticamente, la totalidad de los bienes que conforman la canasta familiar subirán de precio, aparte de los aumentos que se produzcan por otros factores como el aumento en el salario mínimo, los peajes y cierre de vías, entre otros”, aseveró el dirigente.
Jaime Cabal también anotó que al sector se le incrementarán aún más los costos logísticos, entendidos como todos los gastos incurridos en el transporte del producto, desde la obtención de la mercancía, hasta la entrega de los pedidos a los clientes y todos los pasos intermedios.
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