El reciente anuncio del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de Colombia, encabezado por Luis Carlos Reyes, sobre la intención de frenar las preferencias arancelarias existentes con Brasil para la importación de vehículos estaría causando encontronazos en el sector automotriz.
De acuerdo con la información que divulgó el portal económico La República, distintas agremiaciones del sector ya manifestaron preocupaciones por el potencial impacto que esta medida tendrá en la industria y los precios de los vehículos importados, en especial en un contexto de caída en ventas de carros y motos.
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El anterior director de la Dian y actual jefe de la cartera de comercio explicó que el objetivo de terminar con las preferencias arancelarias es fortalecer la industria nacional. En efecto, los beneficios propios pueden ser más pronunciados desde esta perspectiva.
No obstante, voces como la de la Asociación de Concesionarios de Automotores de Colombia (Aconauto) y la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos) han expresado inquietudes sobre los efectos negativos que podría tener esta decisión.
Citado por el medio informativo económico, Pedro Nel Quijano, presidente ejecutivo de la primera asociación, expresó que el tiempo que tomaría llevar a cabo la medida arancelaría de por sí carga consecuencias negativas. Es decir, “si Brasil decidiera aceptarlo, su desmonte tomaría hasta 2026 y el incremento de precios sería proporcional a los aranceles vigentes entre los dos países”, dijo.
De esa manera en Aconauto señalaron que ya el mercado automotriz está encarando retos significativos. En 2023, el sector registró una reducción del 38,8% en el número de matrículas nuevas hasta noviembre. Nel Quijano agregó que, a su vez, “el efecto de esta medida afecta seriamente a marcas como Renault, Chevrolet, Volkswagen, Ford, Fiat y Toyota, entre otras, y sus concesionarios”.
Los efectos positivos podrían demorar
Ariel Montenegro, director general de Renault Sofasa, también compartió su perspectiva en declaraciones a La República. Reconoció que la medida tendría un impacto negativo para los importadores, aunque desde una perspectiva industrial, podría tener beneficios a largo plazo. “Como importadores, seguro que nos afectará pero desde la perspectiva industrial, los efectos no se verán en un corto plazo, somos una industria con efectos a término largo”, indicó.
Pero, en contraposición, (Andemos) criticó el enfoque proteccionista del Ministerio de Comercio y llegó a considerar la medida como un paso atrás en el desarrollo industrial del país, hasta el punto de vaticinar potenciales complicaciones que esta medida traería para la renovación del parque automotor nacional, recalcando que estas políticas “llevarán al país a tener un esquema de desarrollo industrial obsoleto”.
Como contexto, los aranceles con Brasil en el mercado automovilístico estaban sujetos al Acuerdo de Complementación Económica 72, que se firmó en julio de 2017 y otorgaba un tratamiento arancelario preferencial a la importación de vehículos ensamblados en Brasil y viceversa. Este acuerdo permitía que vehículos con un Valor de Contenido Regional (VCR) específico pudieran ser importados con medidas arancelarias favorables, lo que impulsó la importación de vehículos brasileños a Colombia.
El convenio previo establecía no solo estas preferencias del 100% a la importación de un cupo definido de vehículos, sino también un sistema incremental de cotas de importación. Según la explicación del medio, Brasil alcanzó cifras récord de exportación de vehículos hacia Colombia, con una participación del 69% en el total de importaciones. Marcas como Volkswagen, General Motors, Renault, Fiat, Honda, Toyota, Peugeot y Hyundai fueron incluidas en el acuerdo.
El Ministerio subrayó que una de las razones para abandonar el acuerdo es la falta de utilización de los cupos de exportación colombianos a Brasil, debido a las exigentes especificaciones técnicas del mercado brasileño, lo que ha creado un desequilibrio comercial.
Finalmente, Pedro Nel Quijano recomendó una revisión de impuestos vinculados al consumo de vehículos. En su declaración a La República, sugirió eliminar el impuesto al consumo y reducir el IVA, anticipando que, aunque el incremento de precios solo se verá reflejado hasta 2026, esa será la tendencia esperada.
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