
En el epicentro de una controversia que sacudió los sectores políticos colombianos, Verónica Alcocer, esposa del presidente Gustavo Petro, se encontró inmersa en un escándalo financiero que desencadenó la ira de la oposición y la sociedad.
Desde su participación en la campaña presidencial, la primera dama ha mantenido un estilo de vida caracterizado por excentricidades que elevaron los gastos del Estado a más de 1.000 millones de pesos. A pesar del silencio de congresistas y figuras políticas del Gobierno, David Racero emergió para expresar su punto de vista sobre este delicado asunto.
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El portal La Silla Vacía destapó un documento que reveló los honorarios de un séquito personal para la primera dama, que incluye fotógrafos, maquilladores, comunicadores y otros asesores. Este derroche de recursos provocó críticas desde diversos sectores políticos, que consideraron que Alcocer llevó su papel más allá de lo necesario, en busca de un protagonismo paralelo al del presidente.
Lo que llamó la atención fueron los sueldos que percibieron estos miembros del equipo, los cuales oscilaron entre 10 y 30 millones de pesos cada uno.
Los integrantes de este equipo fueron vinculados laboralmente por tres entidades públicas, todas ellas financiadas con recursos del erario. Acompañaron a la primera dama en una variedad de eventos tanto a nivel regional como internacional, en el que se incluyeron carnavales, visitas a mandatarios o figuras relevantes, así como a municipios distantes donde se llevaron a cabo campañas, cuya financiación corrió a cargo del Estado.

Ante la magnitud de estos gastos, David Racero, representante a la Cámara por la coalición del Pacto Histórico, decidió pronunciarse sobre el tema a través de su cuenta X (antes Twitter) como plataforma para expresar sus opiniones.
Racero insistió en su llamado a un debate fundamentado y serio sobre la figura de las “primeras damas” en la democracia colombiana. Remarcó la importancia de separar la persona del presidente de su rol institucional, por lo que señaló que los títulos en democracia deberían estar ligados a la función y la responsabilidad, no a la persona que ocupa el cargo.
El representante a la Cámara también apuntó a la aparente contradicción de aquellos que, a pesar de no expresar preocupaciones sobre el gasto en las primeras damas del pasado, ahora mostraron inquietudes frente a las acciones de la actual. Para Racero, este cambio de actitud subrayó la necesidad de un análisis más profundo y estructurado sobre la figura de estas mujeres y el uso de recursos públicos asociados a ellas.

Esta declaración incisiva de Racero desencadenó una oleada de reacciones en X, donde los usuarios no dudaron en plantear diversas interrogantes sobre sus opiniones pasadas. Algunos resaltaron la coherencia del representante, reconocieron que su posición es válida en cuanto a querer debatir con argumentos sólidos, más allá de la afiliación política o del gobierno de turno.
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