Para cuando termine la administración de Claudia López en la Alcaldía de Bogotá, la primera línea del Metro tendrá un avance del 25% que le heredará a su sucesor, Carlos Fernando Galán, para que continúe no solo con este proyecto, sino con la licitación de la segunda línea, troncales alimentadoras de Transmilenio y otras obras de movilidad relacionadas.
Sin embargo, no son muchos los datos que se conocen respecto a las dificultades a las que se enfrentaría el sistema de movilidad cuando entre en operación, a partir de 2028, como lo reveló Carlos Carrillo, concejal del Polo Democrático, en entrevista con Infobae Colombia.
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Como dato para tener en cuenta, este medio de comunicación trató de contactar a Leónidas Narváez, gerente de la empresa Metro de Bogotá, pero no fue posible encontrar un espacio en la agenda del funcionario para que diera su versión.
Estaciones lejos una de la otra
El concejal Carrillo explicó que, tanto la primera línea como la segunda línea del Metro, tienen el problema de que existe una gran distancia entre una y otra estación, señalando primero lo que ocurre con el trayecto que va desde Bosa hasta la avenida Caracas con calle 72.
“Qué pasa si trabaja en la calle 34, en Profamilia, ahí no le sirve porque le toca caminar desde la 26 hasta la 34, entonces le toca bajar las escaleras, entrar a la estación de Transmilenio y esperar a que pase el que le va a permitir terminar su viaje hasta el punto donde va porque, aunque parezca absurdo, va a tener la estación Hortua a 26 cuadras de la estación calle 26″.
Carrillo agregó que las estaciones del Metro, sobre la avenida Caracas, van a ser insuficientes en comparación con Transmilenio porque “tiene 17 estaciones que están a la distancia que deben estar una de la otra, entonces esto va a generar que muchas personas, por ejemplo, en el portal de las Américas que trabajan en Profamilia, no se van a subir los cinco pisos y estar seis minutos esperando a que pase el tren porque se pueden evitar el transbordo y los buses probablemente incluso van a venir un poco más vacíos porque el alimentador de arriba va a cubrir una parte de la demanda”.
Es el mismo caso de la segunda línea, que va desde la calle 72 hasta Suba, asegurando que no tiene cómo conectarse con el primer tramo: “Va a tener un intercambio de 8 o 10 minutos caminando (...) lo que hacen estos genios es tener una estación elevada en la 74, aunque la estación se llama calle 72, entonces los pasajeros van a tener que llegar a esa estación, sean de Kennedy, del centro, de donde vengan, y entrar a la zona paga de Transmilenio, atravesar la estación de Transmilenio y de alguna manera llegar desde la estación de Transmilenio, empieza a bajar al subsuelo 27 metros hasta donde encuentre lo que Claudia López llama línea 2″.
Sumado a eso, el concejal dijo que cada una de las estaciones en ese nuevo trayecto hasta Suba y Engativa “solo tiene paradas en donde hay Transmilenio. Entonces desde la Caracas no vuelve a tener paradas hasta la 30, donde puede conectarse con Transmilenio. Después de la carrera 30, la siguiente estación es en la carrera 68, donde conecta con Transmilenio, luego en la avenida Boyacá y en la avenida Ciudad de Cali”.
“Está costando 500 millones de dólares el kilómetro”
Respecto a los costos del Metro de Bogotá, que según su sitio web es de 12 billones de pesos, sería mucho mayor al que se pensaba porque estaría ascendiendo a los 20 billones, según Carlos Carrillo: “Por culpa de ese proyecto, que va a tener apenas 25 trenes en operación, apenas va a tener 16 estaciones y eso es porque le añadieron una, ese proyecto se va a chupar cinco mil millones de dólares”.
“Hay unos ingresos y esos ingresos no van a salir de la tarifa, van a salir de los negocios inmobiliarios alrededor, van a salir de la publicidad, van a salir de los ingresos no tarifarios, de los arriendos”, agregó el concejal y aseguró que Claudia López, en caso de lanzarse para la Presidencia, dirá que contrató el Metro subterráneo, “pero en últimas la función que va a tener dentro de la red no es otra que servir de conexión entre las troncales de Transmilenio y nos va a costar 35 billones de pesos la línea 2″.
Carrillo explicó que “solamente en costos financieros nos va a costar 16 billones de pesos para una concesión, una cosa que ni siquiera va a ser nuestra sino de un privado. ¿Por qué hacen algo así de absurdo? Porque son muy estúpidos, odian a Bogotá o les están pagando unas comisiones”, dejó claro el cabildante y que el proyecto costaría “500 millones de dólares el kilómetro, un precio astronómico para un proyecto de tan poca capacidad”.
Cuatro billones para reconstruir la Caracas
Infobae Colombia había consultado con el experto en movilidad Fernando Rojas sobre las implicaciones del Metro elevado sobre la avenida Caracas, donde aseguró que era mejor la opción subterránea “porque a la hora de hacer alguna ampliación o modificación, es más barato moverse por debajo de la tierra”.
Para el concejal del Polo Democrático, “sobre la Caracas van a volver a hacer toda la troncal de TransMilenio y nunca han querido dar las cifras de cuánto cuesta rehacer la troncal, ellos siempre dan los valores completos del proyecto que ellos llaman Metro, pero sobre la Caracas, desde la calle primera hasta los Héroes, le aseguro que cuesta casi cuatro billones de pesos porque eso es lo que cuestan esas troncales”.
Según Carrillo, la opción del Metro elevado sobre esa vía fue para garantizar que Transmilenio siga siendo rentable, además de explicar que la idea de soterrar el sistema de transporte férreo en ese sector lo habría acabado junto con la troncal de la calle 80.
“Entonces si tiene por la carrera 11, por la carrera 13, por la avenida Caracas, un tubo por debajo donde pasa un tren de gran gálibo, de ocho coches con capacidad para 2.000 personas cada 90 segundos en hora pico, no necesita ni Transmilenio por la séptima ni por la Caracas. Un tren con esa naturaleza por debajo de la superficie, con paradas cada 900 metros o máximo un kilómetro, haría que Transmilenio sobre la Caracas desapareciera y si hace un tren con esa misma naturaleza por la calle 72 o por la calle 64 hacia Engativá, va a matar el Transmilenio de la 80″, afirmó.
¿Y los diseños de la línea 2?
Carlos Carrillo afirmó que la segunda línea del Metro, cuya licitación fue abierta por Claudia López, no tiene diseños y será el consorcio ganador el que se encargue de hacerlos, tal como se hizo para el primer trayecto que Enrique Peñalosa firmó en 2019 con Metro Línea 1.
“Eso es lo que se ve en el mapa, son unos estudios chimbos por la Financiera de Desarrollo Nacional, que es la misma que lo está haciendo como lo hizo Peñalosa, pero no hace estudios, es un banco y no tiene un departamento de ingeniería”, dijo.
Añadió que “lo que hacen es estructurar un contrato en el que están incluidos los diseños y se demoran años en hacerse, no se han hecho y no se han contratado, entonces es mentira decir que, de alguna forma, una modificación o una conexión entre esas dos cosas que hoy están desconectadas, implicaría demorar la obra porque de lo otro no hay nada para hacer ese Metro subterráneo desde Suba hacia Chapinero”.
Predios conseguidos “con revolver en la cabeza”
El 15 de noviembre, el concejal Carlos Carrillo realizó un debate de control político sobre los predios adquiridos para las obras de movilidad, entre ellas las del Metro, y previamente le dijo a Infobae Colombia que las personas que cedieron sus terrenos “fueron expulsadas literalmente con un revólver en la cabeza de la expropiación por parte de la empresa Metro. Les dicen ‘aquí tienen 130 millones de pesos, lárguense a vivir a Soacha’, eso fue lo que hicieron para liberarle ese suelo. Eso es un crimen contra la gente”.
“Es una renovación extremadamente violenta, además que es ladrona, está robándole a los propietarios la plusvalía de la inversión en obra pública. Si usted hace el Metro subterráneo, digamos que tenía un apartamento en la Caracas con calle 44 que vale 300 millones de pesos, y si le ponen una estación de Metro subterráneo frente a ese apartamento, ya no vale 300 millones, sino 500 millones de pesos porque la construcción de la obra pública genera una plusvalía que es privada”.
Carrillo agregó que, con el Metro elevado, la razón para la compra de predios “es que los adquiere a las malas porque lo vende o lo expropian y es el Estado el que se queda con la plusvalía, pero para entregársela a los privados que son los que van a desarrollar los proyectos”.
Finalmente, el cabildante tomó como ejemplo lo que pasa en el barrio Santa Isabel: “Una sola persona es la dueña de todo el lote, no es como un apartamento de edificios, la dueña de la casa es dueña del lote completo y son los lotes relativamente grandes, entonces cuando Peñalosa hizo el dibujo en la campaña de 2015, dijo que les va a poner el Metro, entonces llega en el 2018 y les dicen que no cabe el Metro, vamos a tener que comprarles una parte del antejardín y empieza la pelea con la gente. Un año después les dice que ya no les van a comprar el antejardín, sino tumbar todo y se comieron toda la manzana”.