
El miércoles 7 de mayo falleció el exdirector de la Orquesta Filarmónica Juvenil, Carlos Villa, recordado por haber sido el único colombiano que tuvo la oportunidad de trabajar de la mano de The Beatles. ‘El violinista de las medias rojas’, como se le conocía al músico, tuvo una larga y exitosa trayectoria, admirada y respetada por mucho. ¿Cómo fue que terminó al lado Paul McCartney y George Harrison, bajista y guitarrista de la legendaria banda de rock británica?
Carlos Villa se graduó del Curtis Institute of Philadelphia, en Estados Unidos. Enfocado en perfeccionar su ejecución del violín, se traslado a Suiza, exactamente a Zúrich, para aprender de Yehudi Menuhin, reconocido violinista estadounidense. Allí, de acuerdo con lo que reseñan medios de comunicación como Radio Nacional de Colombia, logró destacar y distinguirse “con deslumbrante brillantez en la escena europea desde los años 60″.
Antes de llegar a la tercera década de su vida, a los 27 años, fue designado concertino de la Nueva Filarmónica de Londres. Su nombre, gracias a su desempeño en el exterior, ganó un alto reconocimiento en su tierra de origen: Colombia. Entre los años 2013 y 2018 dirigió la Orquesta Filarmónica Juvenil de Bogotá. En 2016, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte le otorgó el Premio Vida y Obra a Villa.
La coincidencia que lo llevó a conocer a The Beatles
Fue gracias a una de sus amigas, Penélope Mortimer, que tuvo su acercamiento con Paul McCartney y George Harrison, bajista y guitarrista de la legendaria banda de rock británica. Ella, contó el mismo Villa, en una entrevista publicada en Caracol Radio, era amiga de aquellos músicos. “Ella es de Liverpool y los había conocido cuando comenzaban. Era muy amiga de McCartney. Lo conocía de muchacho. Nos presentó y terminamos conversando”, reveló.
Fue en la fiesta de cumpleaños de ella, en Liverpool, en la que los conoció. “Yo me dije: ‘bueno, vamos’. Llegué a la fiesta, había gente muy interesante, y de pronto se presentan dos muchachos. De inmediato pensé: ‘son The Beatles’. Eran Paul McCartney y George Harrison”, recordó. al hablar de aquellos hechos ocurridos en 1963.
“Le conté que era violinista y Paul se interesó bastante. Comentó que el grupo estaba pensando en hacer algunos trabajos con instrumentos de cuerdas, un cuarteto, o algo por el estilo. Francamente no había prestado mucha atención a lo que ellos hacían, lo único que recordaba era algo así como ‘I love you, yeah, yeah’”, contó Villa.

Luego de conectar con ellos, contó, logró tocar con ellos en muchas ocasiones, sin embargo, no de manera continua. “Yo no era parte de un grupo permanente, llamaban personajes y casualmente toqué con uno de esos cuartetos y el día antes de un concierto al violinista principal le dio apendicitis, así llegué yo y por eso fui varias veces de gira con ellos”, relató en su charla con el periodista Gustavo Gómez.
Durante su tiempo de trabajo la Orquesta Filarmónica de Londres, Villa tuvo la oportunidad de grabar varias de sus producciones en los estudios de Abbey Road, en donde también grababa The Beatles. Cuando tocó para la banda, dijo, recibió pagos ‘muy generosos’. Grababa en las madrugadas.
“Por aquel entonces yo grababa la mayoría de mis trabajos en los estudios de Abbey Road y, por otra parte, no había olvidado mi fugaz encuentro con McCartney, así que la oferta me pareció tentadora, acepté la invitación y casi de inmediato hicimos la primera grabación”, comentó al resaltar que pudo hacer unos arreglos de cuerda para la canción ‘Eleanor Rigby’.
“No había ningún Beatle presente, excepto McCartney, quien se encontraba en la sala de control con George Martin, su productor”, destacó de aquel momento.
“Recibimos, cada músico, doscientas cincuenta o trescientas libras esterlinas, que en ese momento era mucho, mucho dinero. Para darle una referencia, le cuento que vivía en un apartamento bastante grande, cómodo, que incluso tenía calefacción central, y pagaba cincuenta libras mensuales de arriendo. Esa sola grabación me aseguró un techo por medio año”, reveló el ‘violinista de las medias rojas’. El trabajo del colombiano quedó inmortalizado en la canción A Day in the Life, grabada al lado de The Beatles.
“El ejercicio profesional impecable, brillante y exitoso de Carlos Villa se convirtió en un ejemplo palpable dado en el ocaso de su vida, una vivencia cotidiana que sirvió de abono a una siembra que seguirá dando frutos a las nuevas generaciones de músicos colombianos. Los artistas no desaparecen al partir, nos entregan para siempre el tesoro intangible de su legado”, reseña Radio Nacional de Colombia sobre el fallecido artista.
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