¿Ruidos incómodos en el baño? Estos inodoros japoneses están en otro nivel

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Si entras en cualquier baño público de Japón es probable que te envuelva un paisaje sonoro. No, no es el que estás pensando. Se trata de un murmullo de agua corriente, quizá salpicado de alegres gorjeos y cantos de pájaros, y su finalidad es transformar el espacio en un simulacro auditivo de la naturaleza, perfecto para responder a su llamado.

En Japón, usar dispositivos generadores de sonido como práctica de cortesía es habitual, y aunque estos existen en una variedad de formas, a menudo se llaman Otohime, o "Princesa del sonido", y son fabricados por la compañía japonesa de inodoros Toto Ltd. Es una forma de etiqueta en el baño en que los ruidos que pueden ser vergonzosos se ocultan con el rugido de un río caudaloso, quizá salpicado de otros sonidos de la naturaleza. Algunos modelos más antiguos simplemente emiten el sonido grabado de la descarga de un inodoro.

Estos dispositivos son comunes en los baños femeninos japoneses desde hace años, tanto para ocultar ruidos no deseados como para ahorrar agua: en 2016, una encuesta del periódico Nikkei descubrió que las mujeres jalaban la cadena una media de 2,3 veces sin un dispositivo de sonido y 1,5 veces con uno.

[Video a continuación: el Sound Princess, de la marca japonesa Toto, emite el sonido ambiental de agua que corre con solo apretar un botón].

Ahora están encontrando nuevos públicos en todo el espectro de género, en oficinas, centros comerciales y otros espacios públicos de todo el país. Y a medida que se extienden, los ruidos que producen se hacen más extraños, y hay exportadores y hackers que los adaptan a públicos más especializados.

"Se ha convertido en algo natural que las mujeres utilicen el Otohime", dijo Tsukasa Matsuyama, quien trabaja en la división de grifería y electrodomésticos de Toto. "Como los hombres más jóvenes son más sensibles al ruido del inodoro, también se está instalando en las habitaciones de los hombres. Hay un movimiento creciente para no distinguir entre géneros a la hora de diseñar baños públicos".

Las funciones programadas en los famosos inodoros futuristas de Japón --asientos temperados, sensores corporales, bidés-- se desestimaron en el extranjero como extravagancias absurdas. Pero ahora cuentan entre sus devotos a famosos como Ali Wong, Drake y Jimmy Kimmel, y las exportaciones de Toto a Norteamérica se han disparado en los últimos años. La próxima frontera son los dispositivos para ocultar el sonido, que también están atrayendo a nuevos usuarios entre la comunidad transgénero de Japón. Toto, por ejemplo, ha realizado encuestas entre personas transgénero sobre los problemas a los que se enfrentan en los baños públicos y ha compartido los resultados con empresas de diseño, dijo Tomoe Hashitani, vocera de Toto.

"En una tierra marcada por las malas estadísticas de igualdad de género, el inodoro es quizás donde la igualdad de género está avanzando, por delante de la sociedad en general", dijo Ken Mogi, neurocientífico y autor que escribe a menudo sobre la búsqueda del ikigai, o encontrar el propósito de uno mismo en la vida. "Los baños con sonido de cortesía son la respuesta de Japón para frenar la masculinidad tóxica, al menos en los aseos".

También se están convirtiendo en un patio de recreo para programadores deshonestos, quienes están cargando todo tipo de conmociones en sus retretes. Durante la pandemia, un aficionado llamado Akifumi Kinoshita creó un dispositivo paródico llamado Sound Shogun, que reproduce el emocionante tema de la popular serie de televisión de samuráis The Unfettered Shogun en el momento justo. Se hizo viral.

"Me hizo mucha gracia cuando encontré un aparato llamado Otohime en el baño de hombres de un ayuntamiento, así que construí uno utilizando sobre todo piezas de chatarra que tenía", dijo Kinoshita, quien construyó el Sound Shogun para un disfrute más solitario.

"Los baños son espacios para pasar tiempo a solas", dijo. "Reproducir música de fondo u otros sonidos sería una forma popular de crear una sensación de soledad, aparte del propósito original de la etiqueta".

Donna Burke, locutora y empresaria radicada en Tokio, es otra superfan. Dijo que, durante su infancia en Australia, solía jalar dos veces la cadena en el baño de la secundaria por vergüenza. Cuando se trasladó a Japón en 1996, se enamoró inmediatamente del Otohime y no entendía por qué no se vendía en el extranjero.

Así que el año pasado, Burke se asoció con un fabricante japonés para crear su propia versión, Royal Flushh, un dispositivo de pared que emite el sonido de un arroyo forestal y el canto de los pájaros con un movimiento de la mano. Lo comercializa en internet, dirigido a casas compartidas y alojamientos Airbnb, y planea sacar una versión con nuevos sonidos personalizables, como música clásica. Y fuego de artillería.

"Cuando el modelo básico sea un éxito, presentaremos el modelo de lujo", dijo Burke, de 60 años, a quien miles de pasajeros oyen cada día como la voz del tren bala Tokaido. "Los nuevos sonidos incluirán la apertura de la Quinta de Beethoven --'¡Da da da DAAAA!'-- y la 'Obertura de Guillermo Tell' de Rossini".

[Video a continuación: Burke muestra el funcionamiento del Royal Flushh en su casa en Tokio].

También presta su voz al popular videojuego Metal Gear Solid, lo que ayuda a explicar el fuego de artillería. "Porque: '¡Bombas fuera!'", dijo. "Y es divertido: una banda sonora de guerra para cubrir bombas de retrete varoniles y para atraer a mis fans de Metal Gear Solid".

La tecnología para ocultar el ruido del inodoro puede parecer un artificio moderno, pero el concepto se remonta a siglos atrás. En Rendaiji, un antiguo templo budista de la prefectura de Okayama, los monjes han conservado una urna de bronce instalada en 1799 cerca de un retrete utilizado antaño por los señores feudales. La urna tiene un pico que salpica agua sobre una teja situada debajo, lo que oculta los ruidos. Las urnas se utilizaban en todo Japón, incluso en el castillo de Edo, sede del shogun, el caudillo supremo de Japón, según la historia oficial de Rendaiji.

El concepto básico no se actualizó hasta la década de 1970, cuando Japón luchaba contra la escasez de agua en todo el país, causada en parte porque se perdían volúmenes masivos en descargas para enmascarar los ruidos.

En 1979, en medio de una intensa sequía en Tokio, Orihara Manufacturing, un distribuidor local de inodoros, presentó el Etiquettone, el primer dispositivo electrónico de Japón para ocultar los ruidos del inodoro. Dirigido a las mujeres y con la doble función de desodorizante, fue tan popular que el Ayuntamiento de Tokio aprobó su uso como innovación de emergencia para ahorrar agua. Pero Orihara no consiguió la patente. Durante la década siguiente, competidores como Toto, Matsushita Electric (ahora Panasonic) e Inax (ahora Lixil) se apresuraron a introducir sus propias versiones.

"Nos dimos cuenta de que las mujeres no solo querían efectos que ocultaran el ruido, sino también sonidos relajantes al ir al baño", dijo Matsuyama, el técnico de Toto. Eso sentó las bases para la evolución del Otohime.

En el Museo Toto, en la ciudad de Kitakyushu, al suroeste de Japón, la versión original montada en la pared, de 1988, tiene un gran botón que activa un auténtico rugido de agua que dura 25 segundos. A medida que el Otohime fue ganando popularidad, Toto fue actualizando el audio y sustituyó la simulación electrónica de agua corriendo por el gorgoteo orgánico del agua real en la naturaleza.

Alrededor de 2009, Matsuyama viajó por todo Japón en busca del sonido perfecto: marejadas del océano, cascadas, cuevas, ríos, arroyos. Los grababa todos y los probaba con grupos de discusión. Finalmente, en la isla de Kyushu, no lejos de la sede de Toto, encontró lo que buscaba en un arroyo y lo mezcló con los gorjeos de gorriones y ruiseñores.

Los usuarios le han pedido a Toto que revele la ubicación del río, pero es un secreto.

"Decidimos que el murmullo de un arroyo era el mejor, y de todos esos murmullos, este arroyo en concreto era el que tenía el mayor efecto de reducción del ruido", dijo Matsuyama. "Esperamos que con el Otohime, los usuarios disfruten ejercitando su imaginación para descubrir el 'secreto' de no especificar la ubicación".

Toto también ha producido algunas variaciones personalizadas, como música de koto para los aseos de mujeres y una toque de caracolas samurái para hombres en un área de descanso de la prefectura de Gifu.

Para competir con el Otohime, el rival de Toto, Lixil, desarrolló en 2018 un dispositivo con el fabricante de instrumentos electrónicos Roland para aprovechar su experiencia en el procesamiento de señales. El resultado fue el Sound Decorator ('decorador del sonido'), una unidad de pared que se activa con el movimiento. También reproduce grabaciones del canto de los pájaros y del murmullo de un arroyo, y ajusta automáticamente la frecuencia del sonido para que coincida con los ruidos del inodoro.

"Esta función de ocultamiento es como el efecto de fiesta cóctel, en el que puedes sintonizar un sonido e ignorar otros", dijo Satoshi Wakuda, director de desarrollo de software de Roland. "El algoritmo potencia las frecuencias que se necesitan y amortigua las que no, con lo que oculta eficazmente los sonidos del baño".

Lixil también ha lanzado dispositivos con sonidos actualizados, incluido uno que emite rugidos de motores de Fórmula 1 en un área de descanso cerca del circuito de carreras de Suzuka.

A medida que los dispositivos de ocultación de sonido se extienden por Japón, los entusiastas como Burke piensan que solo es cuestión de tiempo que el resto del mundo se ponga al corriente. "La gente no sabe que lo necesita hasta que alguien se lo enseña", dijo. "Una de nuestras primeras ventas fue la de una mujer que llegó a Australia desde Japón y cuyo marido hacía mucho ruido al orinar. Compró dos unidades para salvar su matrimonio".