Cómo los Beatles lograron enganchar a la generación X

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Los jóvenes que alcanzaron la mayoría de edad a la sombra de los Fab Four se mofaban de las credenciales boomer de la banda. Los discos "Anthology", que vuelven ahora después de 30 años, cambiaron todo eso.

Cuando era chico, odiaba a los Beatles.

Bueno, odiar es una palabra muy fuerte. Cuando era adolescente, en las décadas de 1980 y 1990, estaba harto de ellos. Los Beatles representaban a la generación de mis padres, y sus ineludibles canciones me parecían la encarnación musical de la dominación boomer. El rechazo propio de la generación X hacia los Fab Four parecía estar mejor expresado por la mueca punk de The Nation of Ulysses en 1992: "No estoy hablando de una canción de los Beatles / Escrita cien años antes de que yo naciera".

Lo que hizo que mi actitud cambiara --de curiosidad a, finalmente, obsesión-- fue The Beatles Anthology, en 1995, un documental televisivo profundo, autoproducido, junto con tres CD relacionados repletos de material alternativo de estudio. El 26 de noviembre llegará a Disney+ una versión ampliada de la serie en celebración de su 30 aniversario, con imágenes y sonido renovados. Los álbumes, con un nuevo cuarto volumen, se han publicado esta semana. El proyecto también incluye un libro de mesa de café.

Para espectadores como yo, las imágenes de Anthology despojaron a la banda de su santa leyenda y la presentaron como imperfecta pero heroica. En las imágenes de los primeros días de "juventud salvaje" de los Beatles, sudando en cuero en el barrio rojo de Hamburgo o en el subterráneo Cavern Club de Liverpool, casi podían ser punks, y en la era grunge, eso contaba como credibilidad.

El proyecto también ofrecía una seductora gran narrativa, que explicaba la vasta magnitud del fenómeno Beatles y sus efectos en cuatro personas reales. Junto con John Lennon, que hablaba a través de clips de archivo, los tres miembros sobrevivientes en ese entonces --Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison, fallecido en 2001-- expresaban su ambición, su ambivalencia e incluso los rencores y quejas que habían arrastrado hasta los 50 años.

"Los Beatles no se autoeditaban en aquella época", recordó Bob Smeaton, director y guionista de la serie original, en una entrevista reciente. "Simplemente, decían lo que se les pasaba por la cabeza".

La serie sirvió como un nuevo modelo para la historiografía de los Fab Four, un punto de partida para lo que podría llamarse el Universo Cinematográfico de los Beatles: un proceso en constante evolución en el que la banda cuenta y vuelve a contar su propia historia, ajustando los detalles y la lista de reproducción por el camino. Después de Anthology, vino la colección de éxitos 1 (2000), el espectáculo del Cirque du Soleil, Love (2006), y una avalancha continua de reediciones comentadas y proyectos documentales como The Beatles: Get Back (2021), la inmersiva mirada de Peter Jackson a las tensas sesiones del grupo a principios de 1969. Próximamente, habrá cuatro biopics de Sam Mendes, previstos para 2028.

La nueva edición de Anthology --ocho episodios de una hora, editados a partir de la versión original en home video de la serie, más un noveno sobre los miembros sobrevivientes que se reúnen para completar tres canciones dejadas por Lennon-- tiene suficientes escenas familiares para satisfacer la nostalgia boomer. Pero también hay detalles pequeños pero reveladores, como Harrison hablando de su obsesión escolar por el rock 'n' roll, mientras vemos sus bocetos de guitarras en un cuaderno de arquitectura.

La llegada triunfal de la banda a Nueva York en 1964 es toda una tormenta mediática. Hay un metraje increíblemente íntimo rodado por Albert y David Maysles --que ya se ha visto, pero que sigue siendo increíble-- que muestra al grupo desde el interior de un coche en Manhattan mientras son acosados por fans adolescentes que gritan, un eterno ritual de la cultura pop que los conecta hacia atrás en el tiempo con Frank Sinatra y hacia adelante con Taylor Swift y los ídolos del K-pop.

Es un recordatorio de que el hechizo de las celebridades siempre puede reavivarse. Jonathan Clyde, director de producción de Apple Corps, la empresa de los Beatles, recuerda que se sorprendió cuando Get Back de Jackson se hizo viral entre la generación Z. "En cierto modo, parecía hablarles a ellos", dijo Clyde en una entrevista. "Quizá fue una especie de reality show ambientado en 1969".

En 1995, los Beatles seguían siendo una presencia constante en la radio, y escuchar uno de sus éxitos por milésima vez podía sumir a un joven fan del rock en un trance de mal humor. Pero los nuevos clips de audio de Anthology, en versiones en directo o cortes alternativos, podrían sacarte de esa amargura.

Una maqueta desenterrada, no disponible en la época de la serie original, revela que antes de que "Yellow Submarine" se convirtiera en la canción casi infantil que todos conocemos, era un número acústico sombrío en el que Lennon cantaba: "En el lugar donde nací / A nadie le importaba, a nadie le importaba". (Esta grabación, procedente de una "cinta de trabajo de composición" de Lennon y McCartney, se publicó por primera vez en una reedición de lujo de Revolver, en 2022).

El metraje original, procedente de las propias bóvedas de los Beatles y con licencias de decenas de otras fuentes de archivo, se ha restaurado a fondo, haciendo que la acción parezca increíblemente real. La mayor parte de la música ha sido remezclada por Giles Martin, hijo del productor de los Beatles, George Martin, quien utilizó MAL, el sistema de aprendizaje automático desarrollado por el equipo de Jackson en Nueva Zelanda. Ese proceso incluye la "desmezcla": separar las muchas fuentes de audio mezcladas en una vieja grabación ruidosa, lo que permite ajustes como reducir el estruendo de la multitud mientras los Beatles tocan en el estadio Shea.

"Ahora puedo, con la tecnología, estar en una situación en la que puedo aislar completamente la voz de John", dijo Martin en una entrevista. "Y a veces se me ocurre: vaya, él nunca habría oído esto".

Los Beatles empezaron a ocuparse de su historia cuando la banda aún estaba en activo. En 1968, el escritor británico Hunter Davies produjo The Beatles: The Authorized Biography, que, según relatos posteriores, fue censurada para eliminar detalles escandalosos de la vida en la carretera. Los orígenes de Anthology se remontan a 1969, cuando Neil Aspinall, un conocedor del grupo que acabó convirtiéndose en director ejecutivo de Apple Corps, propuso un documental.

A principios de la década de 1970, Aspinall preparó un corte en bruto titulado The Long and Winding Road, pero para entonces los Beatles ya se habían separado. El proyecto quedó engavetado hasta que se resolvieron varias oleadas de litigios en 1989. Dos años después, Aspinall contrató a un equipo para terminar el trabajo. Pero Harrison se opuso al título: "The Long and Winding Road" era una canción de McCartney. En su lugar se utilizó el más neutro Anthology.

El proyecto se promocionó como la historia completa y definitiva de la banda, tras años de que otros contaran su historia. Smeaton recordó que Aspinall, quien murió en 2008, comparó el proyecto con The Civil War (1990) de Ken Burns: un ambicioso enfoque multimedia para contar una historia de época.

Pero los recuerdos difusos y los relatos contradictorios de los miembros de la banda socavaron ese objetivo. "Nuestros recuerdos eran terribles", declaró McCartney a The New York Times en 1995. "Nos dimos cuenta de que, después de tantos años, ninguno de nosotros recordaba las historias igual. Y se supone que esto es lo definitivo, lo autorizado".

En lugar de eso, Anthology es como un álbum de recortes de sucesos asombrosos, contados a veces de dos, tres o cuatro formas distintas. Parece que los Beatles no pudieron ponerse de acuerdo sobre qué ocurrió exactamente cuando conocieron a Elvis Presley, o si estaban drogados cuando recibieron sus honores de manos de la reina Isabel II.

Smeaton recordó haber discutido suavemente con Harrison después de que este mencionara la segunda presentación de la banda en el Shea Stadium, en 1966.

"George dijo: 'No tocamos dos veces en el Shea Stadium'", dijo Smeaton. "Yo dije: 'George, sí lo hicieron'. Me dijo: 'Mira, Bob, yo estaba en la banda; tú no'. Le dije: 'George, tengo las imágenes'. Se lo enseñamos y George dijo: '¿Sabes qué? Sigo convencido de que no volvimos a tocar en el Shea Stadium en el 66'".

Martin ha refrescado el sonido de los álbumes de Anthology, y un cuarto volumen añade más tomas descartadas. Algunas son sorprendentes, como una salvaje toma 17 de "Helter Skelter", al final de la cual McCartney declara: "Guárdala, márcala como 'fabulosa'". (Hicieron falta cuatro tomas más para conseguir la versión del álbum). Otras pueden ser menos esenciales, como una versión de "Every Little Thing" de 1964 que se interrumpió después de que McCartney eructara.

El aspecto más controvertido del proyecto original de Anthology fue la publicación de dos canciones, "Free as a Bird" y "Real Love", completadas a partir de maquetas en bruto que Lennon hizo en solitario a finales de la década de 1970. Se promocionaron agresivamente en la radio, aunque los críticos y los fans estaban divididos sobre su valía, y algunos se sentían incómodos con la idea de que las canciones de Lennon fueran póstumamente "Beatleficadas". (Yoko Ono, la viuda de Lennon, había dado permiso a los demás).

Hace dos años se publicó una tercera canción, "Now and Then", y la explicación de entonces parecía implicar otro argumento modificado. Los tres ex Beatles habían intentado "Now and Then" durante las mismas sesiones de 1995 que produjeron "Free as a Bird" y "Real Love", pero, según se dijo, la tecnología necesaria para terminarla no estaría disponible hasta la década de 2020. No importa que, en 2012, McCartney dijera en un documental que Harrison había rechazado "Now and Then" por considerarla "basura".

No obstante, "Now and Then" entró en el canon como la "última" canción de los Beatles, una nueva oportunidad para los fans de escuchar a los Fab Four tocando juntos.

Y, resulta ser, que "Now and Then" fue escrita por Lennon unos años después de que yo naciera.

Ben Sisario , periodista especializado en música y la industria musical, lleva más de 20 años escribiendo para el Times.