Tras la victoria de Zohran Mandami, las rencillas democráticas se desvanecen, por ahora

Reportajes Especiales - News

Guardar

En una reunión anual en San Juan, para la clase política de Nueva York, exenemigos del alcalde electo dejaron de lado sus diferencias.

Tres días después de ganar las reñidas elecciones a la alcaldía de Nueva York, Zohran Mamdani entró el viernes por la noche en el salón de baile de un balneario puertorriqueño vestido de blanco, el color de la paz.

Él sonrió, la sala se detuvo y decenas de grupos de presión, legisladores locales y representantes sindicales se acercaron a él. Entre gritos, se hicieron presentaciones. Se tomaron selfies. Abundaron los abrazos.

Al cabo de unos dos minutos, Mamdani estaba tan abrumado que pidió a su equipo de seguridad que lo sacara de la sala para tomarse un respiro antes de que la noche siguiera adelante.

Hubo un tiempo --todavía el martes, de hecho-- en que Mamdani, un socialista democrático de 34 años, y gran parte de la clase política neoyorquina estaban en guerra civil abierta. Hizo una dura campaña contra la vieja guardia demócrata y su política transaccional; lo tacharon de demasiado joven, demasiado izquierdista, demasiado inexperto para dirigir una ciudad de 300.000 trabajadores municipales y un presupuesto de 116.000 millones de dólares.

Pero a más de 2500 kilómetros de distancia, en las playas caribeñas en las que la clase política neoyorquina se refugia cada año para un retiro postelectoral, ambas partes parecían dispuestas a dejar de lado sus diferencias durante tres días de seminarios, veladas y mojitos nocturnos, al menos de momento.

Carl Heastie, presidente de la Asamblea del Estado, quien a menudo se enfrentó con Mamdani en sus tiempos de asambleísta, lo presentó el viernes por la noche como "el hombre del momento".

Los líderes sindicales y los grupos de presión empresariales, que no hace mucho dirigían los donativos a los super PAC que lo difamaban, se disputaron reuniones privadas. Mamdani, por su parte, envió a sus principales asesores a una recepción ofrecida por importantes grupos judíos que desconfiaban de sus opiniones antiisraelíes.

Y en un momento dado, el jueves, un par de centenares de personas que asistían a una recepción organizada por un sindicato se unieron a Letitia James, fiscala general del estado, en una adaptación desafinada de la canción "Volare", en la que se cambió el nombre del alcalde electo.

"Mam-dan-i", cantaban bajo un techo de palmeras. "Oh-oh-oh-oh".

Si la reconciliación fue quizá un poco demasiado rápida, o si los locales frente al mar un tanto lujosos para la retórica populista de la campaña de Mamdani, pocos de los cientos de participantes de la clase política permanente de Nueva York parecían querer hablar de ello mientras comían mofongo y trazaban el futuro de la ciudad.

"Pasó de ser una morgue a una fiesta de la victoria", dijo Todd Shapiro, quien, como portavoz de la campaña del alcalde Eric Adams, pasó meses intentando detener a Mamdani. "Mucha gente le está dando el beneficio de la duda al nuevo alcalde".

Hizo una pausa, y añadió: "Puede que el alcohol también haya ayudado".

En un puñado de discursos breves, Mamdani lanzó alguna referencia a las "decenas de millones de dólares" gastados contra él y a la "política de poca imaginación" que ha prevalecido bajo sus predecesores demócratas.

Pero, sobre todo, trató de disimular las divisiones. Aceptó ser el invitado de honor el viernes en una recepción solo por invitación organizada por la gobernadora Kathy Hochul en un antiguo casino del Viejo San Juan, donde los invitados fueron entretenidos por bailarines enmascarados sobre zancos.

"Juntos en esta sala y en este escenario, siento algo que es demasiado raro en nuestra política", dijo Mamdani a los asistentes. "Un frente unido".

Pero los recordatorios de las fisuras políticas abiertas nunca caen muy por debajo de la superficie en el Caribe Hilton, sede de la conferencia anual de Somos. La forma en que Mamdani afronte estos retos podría determinar el curso de su alcaldía.

Cuando Hochul subió al escenario justo antes que Mamdani el jueves por la noche, fue recibida con cánticos de "impuestos para los ricos".

Eran una referencia a los llamados de Mamdani para que el estado cobre miles de millones de dólares en nuevos impuestos a los residentes y empresas más ricos de la ciudad. Los ingresos se destinarían a financiar los autobuses gratuitos, las guarderías gratuitas y otras ambiciosas promesas electorales que le ayudaron a ganar las elecciones.

"Los entiendo", dijo Hochul con una tono de irritación. "Soy el tipo de persona que cuanto más me presionas, más me negaré a hacer lo que quieres".

Hochul, una moderada favorable al sector empresarial, se ha mostrado en general reacia a subir los impuestos, y los impuestos sobre la renta en particular, a pesar de la presión de la izquierda. Actualmente se está preparando para la sesión legislativa del año que viene, en la que buscará la reelección, y ha dicho que quiere ampliar los servicios de cuidado infantil.

En otro lugar del hotel, las dos principales candidatas a portavoz del Ayuntamiento, Julie Menin, por Manhattan, y Crystal Hudson, por Brooklyn, ofrecieron recepciones rivales para tratar de cortejar a sus colegas. Muchos asistentes creen que Menin, funcionaria municipal desde hace mucho tiempo, frenaría los impulsos políticos de izquierda de Mamdani, mientras que Hudson se aliaría con él.

Junto a la piscina se estaba gestando otra posible pelea de alto voltaje. Brad Lander, contralor de la ciudad, a menudo con una cerveza en la mano, estaba sentando las bases, no tan en secreto, para un desafío en las primarias contra el diputado Dan Goldman. Ambos son demócratas liberales, pero Lander es aliado de Mamdani y Goldman no, pues ha expresado su preocupación por las duras críticas del alcalde electo a Israel.

Y justo cuando la larga carrera política del exgobernador Andrew Cuomo parecía haber llegado a su fin tras su derrota ante Mamdani el martes, se dispararon los rumores en el bar oval del hotel El San Juan --un lugar para beber preferido por los asistentes-- de que podría postularse a un escaño en la Cámara de Representantes para sustituir al representante Jerrold Nadler, que se jubila en Manhattan.

"Todo el mundo debería dejar los mojitos", dijo su portavoz, Rich Azzopardi, echando por tierra la idea.

Aun así, la mayor parte de la atención se enfocó en el nuevo alcalde, quien recorrió San Juan con la misma rapidez que caracterizó su campaña.

Mamdani aterrizó el jueves por la tarde en un asiento de ventanilla de un vuelo de JetBlue pagado con fondos recaudados para su transición a la alcaldía. (Fue un marcado contraste con Adams, quien llegó a Puerto Rico hace cuatro años como alcalde electo en un jet privado propiedad de un criptomillonario).

Se saltó las fiestas nocturnas, pero visitó a los trabajadores del hotel El San Juan que acababan de conseguir un nuevo contrato, habló en un español con buen acento y asistió a la oración del viernes en una mezquita alejada de las fiestas frente al mar, donde se izó una bandera palestina detrás de pilas de alimentos enlatados y fruta que formaban parte de un evento de distribución de alimentos.

Acosado por los periodistas, Mamdani se cuidó mucho de no dar titulares. Cuando uno de ellos le preguntó si Hochul estaba "echando agua fría" sobre su victoria, Mamdani hizo una broma en lugar de un comentario mordaz.

"La verdad, ojalá yo tuviera un poco de agua fría en este momento", dijo mientras el sudor le resbalaba por la frente bajo el sol caribeño mientras vestía una guayabera de manga larga. (En un momento dado se detuvo para tomar un refresco de coco de un vendedor ambulante).

Tras años de fácil acceso a Adams y a su círculo íntimo, los grupos de presión estaban ocupados intentando conseguir información sobre el pequeño círculo íntimo de Mamdani y asegurarse reuniones con Elle Bisgaard-Church, su principal asesora, y Ali Najmi, su consejero.

"Les digo a todos --organizaciones cívicas, empresas, grupos de interés-- que respiren y esperen", dijo Emily Giske, una de las principales lobistas de Bolton-St. Johns. "La gente quiere saberlo antes que nadie, y eso es ridículo".

Se dijo que varios funcionarios municipales estaban siendo considerados para ocupar puestos en el gobierno de Mamdani, entre ellos Dan Garodnick, actual jefe del departamento de planificación municipal; Quemuel Arroyo, alto funcionario de la Autoridad Metropolitana de Transportes; y Melissa Aviles-Ramos, actual rectora de escuelas.

El sindicato de profesores ha animado a Mamdani a mantener a Aviles-Ramos y, el viernes, ella visitó la mezquita con él. Después, dijo que estaría interesada en quedarse.

"Si me dan la oportunidad, por supuesto que estaría agradecida", dijo, y añadió que también estaba agradecida con Adams.

Durante los descansos de la fiesta, los miembros del gobierno permanente de la ciudad parecían tener apreciaciones muy distintas del momento.

John Samuelsen, presidente internacional del Sindicato de Trabajadores del Transporte, instó a los demócratas a unirse plenamente tras la visión de Mamdani, aunque solo fuera por su propio bien.

"Las elecciones intermedias dependen de su éxito", dijo. "Creo que eso es lo tácito, lo extremadamente importante".

Pero otros se fueron frustrados al ver que lo llamativo eclipsaba lo importante.

"Lo están tratando como a uno de los Beatles", dijo Jay Martin, ejecutivo de la Asociación de Apartamentos de Nueva York, un grupo comercial que representa a los propietarios de viviendas de alquiler estabilizado.

"Sí, genial, vamos a trabajar todos juntos, pero ¿cómo vamos a pagar esto?", dijo. "Y eso es lo que creo que todos están evitando afrontar de manera delirante".

En cuanto a Mamdani, tras meses de campaña, parecía listo para tomarse unas vacaciones de verdad mientras marchaba de un lado a otro del Hilton.

Cuando un periodista le preguntó si se tomaría unas pronto, bromeó: "Suenas como el monólogo interior de mi propia cabeza".

Nicholas Fandos es un reportero del Times que cubre la política y el gobierno de Nueva York.

Emma G. Fitzsimmons es la jefa de la corresponsalía del Times para la alcaldía de Nueva York y cubre al alcalde Eric Adams y su gobierno.

Benjamin Oreskes es un reportero que cubre la política del estado de Nueva York y su gobierno para el Times.