
Un sismo magnitud 6,3 que sacudió el norte del país el lunes causó la muerte de al menos 20 personas y dañó una gran cantidad de edificios, entre ellos la icónica Mezquita Azul.
Ghulam Mahmoodi dormía con seis de sus parientes en el único dormitorio de su casa cuando un terremoto fuerte lo sacó de la cama el lunes en la madrugada.
Agarró a dos de sus hijas y juntos salieron corriendo a la espesura de la noche en el norte de Afganistán. Después, Mahmoodi, de 40 años, volvió a entrar para rescatar a su madre y a su esposa.
Pero su tercera hija, Zainab, seguía atrapada bajo los escombros: el monte que se alzaba cerca de su casa se había derrumbado sobre su techo, y horas después, Zainab, de 10 años, fue declarada muerta.
Según las autoridades afganas, el terremoto de magnitud 6,3 que sacudió el norte de Afganistán poco antes de la 1 a. m., hora local, del lunes, causó la muerte de al menos 20 personas, hirió a más de 520 y dañó una gran cantidad de edificios, entre ellos una de las edificaciones más emblemáticas del país. Se trata de la catástrofe natural más reciente que azota a la debilitada nación.
El terremoto tuvo su epicentro cerca de la ciudad de Mazar-i-Sharif, donde viven unas 500.000 personas y que es conocida por su magnífica Mezquita Azul del siglo XV, cuyos icónicos azulejos color turquesa cayeron de sus minaretes. Partes de sus muros y escritos históricos también quedaron destruidos por el sismo.
Algunas casas quedaron sepultadas bajo los escombros. El calvario de la familia de Mahmoodi y las vidas destrozadas en las provincias del norte de Balkh y Samangan recuerdan la destrucción causada por otro terremoto que, según funcionarios afganos, causó la muerte de al menos 2200 personas en el este de Afganistán en agosto.
El terremoto fue la catástrofe más reciente de una serie de desastres que han afectado a Afganistán este año, entre ellas el grave impacto de los recortes de ayuda, el regreso de más de dos millones de afganos de los países vecinos y la posibilidad de una guerra con el vecino Pakistán.
A medida que Afganistán se acerca al invierno, los hogares desplazados por el terremoto de agosto siguen durmiendo en tiendas de campaña. Las familias han regresado en masa de Pakistán e Irán en medio de una creciente xenofobia, y muchas luchan por encontrar un hogar, ya que los precios de la vivienda en ciudades como Kabul, la capital, han aumentado.
"Ahora mismo, no hay nada que comer, y yo soy el único sostén de la casa", dijo Mahmoodi, quien dijo que ganaba el equivalente a 75 dólares al mes como jornalero.
El lunes por la noche no estaba claro si el número de víctimas mortales aumentaría considerablemente o no, ni si los equipos de rescate de los servicios de emergencia afganos y de las organizaciones internacionales sin fines de lucro habían llegado a todas las áreas afectadas. El Ministerio de Defensa afgano mencionó muertos y heridos en un comunicado, pero no facilitó cifras.
El lunes por la tarde, había unos 20 heridos en las camas de un hospital de Mazar-i-Sharif, una de las mayores ciudades de Afganistán. Algunos llevaban vendajes manchados de sangre alrededor de las extremidades o la cabeza. Nakarulden, un agricultor que usa solo su nombre de pila, dijo que estaba regresando a Mazar-i-Sharif con otros trabajadores agrícolas tras trabajar en los arrozales cuando comenzó el terremoto y una roca cayó sobre su coche. Dijo que tres hombres de su grupo habían muerto.
El terremoto destruyó unos medios de subsistencia ya de por sí limitados. Abdul Aziz Kamawal dijo que los médicos le habían afirmado que necesitaba el equivalente a 600 dólares para operarse del fémur roto, cuatro meses de salario como empleado de una fábrica de hierro.
"Ni siquiera puedo mantener a mi familia, así que ¿cómo puedo pagar el precio de la operación?", dijo Kamawal, de 18 años, en una silla de ruedas en el hospital.
Afganistán es propenso a los terremotos porque se encuentra en la convergencia de las placas tectónicas euroasiática e índica. El sismo de agosto causó estragos en aldeas en zonas montañosas de difícil acceso y causó daños por valor de al menos 183 millones de dólares, según el Banco Mundial, equivalentes aproximadamente al 1 por ciento del producto interno bruto del país.
Un terremoto anterior en el noroeste de Afganistán derivó en la muerte de casi 1500 personas en 2023, según cifras oficiales.
Cuatro años después de que los talibanes recuperaran el poder en Afganistán, más de la mitad de los 42 millones de habitantes del país necesitaban ayuda humanitaria. El país, aislado de gran parte del mundo salvo por unos pocos vecinos, ha estado viviendo una tensión aún mayor por el reciente retorno de más de dos millones de afganos.
La disminución abrupta de la ayuda exterior este año, impulsada por los recortes del gobierno de Donald Trump y de los países europeos, ha obligado a cerrar cientos de centros de atención médica.
El terremoto del lunes sacudió las provincias de Samangan y Balkh, en el norte, cerca de la frontera con Uzbekistán. En Mazar-i-Sharif, la capital de Balkh, los habitantes estaban retirando escombros del recinto de la Mezquita Azul, un sitio importante de peregrinación entre los musulmanes chiíes y lugar de celebraciones del Noruz, el Año Nuevo persa. Se dice que la mezquita es el lugar de sepultura de Alí, yerno del profeta Mahoma y primer imán chií.
La mezquita seguía en pie el lunes por la noche, pero se prohibió la entrada al complejo a visitantes, fieles y periodistas.
La casa de Mahmoodi en la exuberante aldea Muhammad Rahim Sarkhel, a 90 minutos en coche de Mazar-i-Sharif, con todas las posesiones y alimentos de la familia, seguía sepultada bajo los escombros casi un día después del terremoto.
"Ahora no tengo nada: ni comida, ni casa, ni esperanza de sobrevivir", dijo.
Monika Cvorak colaboró con reportería desde Londres.
Elian Peltier es corresponsal internacional del Times y cubre Afganistán y Pakistán.
Mike Ives es reportero del Times y cubre noticias de último momento en todo el mundo desde Seúl.
Monika Cvorak colaboró con reportería desde Londres.
Últimas Noticias
¿Trabajar después de los 100? En Japón, algunos nunca se jubilan
Reportajes Especiales - Business

La victoria que encendió una 'revolución' para las mujeres de India
Reportajes Especiales - News

Emmanuel Carrère amaba Rusia. La guerra lo obligó a replantear su postura
Reportajes Especiales - Lifestyle

En México, las orcas cazan tiburones blancos
Reportajes Especiales - Lifestyle


