
Los testimonios visuales de las atrocidades en El Fasher avivan el temor de que Darfur esté otra vez cayendo en una espiral de violencia genocida.
Con decenas de cadáveres esparcidos a su alrededor, ante un telón de fondo de vehículos en llamas, un único superviviente suplicaba por su vida.
Un comandante paramilitar sudanés conocido como Abu Lulu se inclinó sobre el hombre, escuchando sus súplicas desesperadas. Pero tenía poco tiempo para ellas.
Incorporándose, Abu Lulu ignoró las imprecaciones del hombre, lo mató a tiros despreocupadamente y siguió andando.
La ejecución, capturada en un video que circula por internet y que ha sido verificado por The New York Times, fue una de las numerosas escenas de violencia que han surgido de la asediada ciudad sudanesa de El Fasher desde que fue capturada por los paramilitares el pasado fin de semana.
Videos y relatos de testigos muestran trincheras llenas de cadáveres y a combatientes de la fuerza paramilitar --las Fuerzas de Apoyo Rápido, o RSF-- persiguiendo a civiles mientras huyen.
Las imágenes de estas y otras atrocidades han desatado la indignación mundial y avivado el temor de que la región de Darfur se está sumiendo, una vez más, en un ciclo de violencia genocida del tipo que puso a la región sudanesa en el centro de la política mundial hace dos décadas.
En las Naciones Unidas y en las capitales occidentales, los funcionarios emitieron el jueves comunicados condenando a la RSF, que ha estado luchando contra el ejército de Sudán desde que el país cayó en una ruinosa guerra civil hace más de dos años, y recientemente declaró su propio gobierno paralelo.
Algunos pidieron medidas punitivas contra el principal patrocinador extranjero del grupo, Emiratos Árabes Unidos.
En Washington, los líderes del Congreso renovaron sus llamados para que se suspendiera la venta de armas a los Emiratos hasta que dejara de armar a los paramilitares. En Londres, el gobierno se enfrentó a cuestionamientos en torno a informes según los cuales la RSF estaba utilizando pertrechos militares de fabricación británica.
En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Tom Fletcher, máximo responsable humanitario de la ONU, criticó a los Estados miembros por permitir que la crisis llegara a este punto.
"He llegado al límite de mi capacidad y de la autoridad de la ONU", dijo, pidiendo a los Estados miembro que "dejen de armar" la campaña de la RSF, sin nombrar al país responsable, que en general se supone que son los Emiratos. (Los Emiratos han negado respaldar a ninguna de las partes en el conflicto).
En respuesta a la creciente indignación, el líder de la RSF, el teniente general Mohamed Hamdan, pronunció un discurso compartido en las redes sociales en el que admitía que algunas de sus tropas habían cometido algunos abusos y se comprometía a hacer responsable "a cualquier soldado u oficial que cometiera un delito".
Más tarde, RSF dijo que había detenido a Abu Lulu, el comandante a quien se había filmado disparando al hombre herido.
Sin embargo, los paramilitares negaron una espeluznante denuncia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que dijo que el martes habían matado a 460 personas en un hospital de El Fasher.
Aunque la OMS no especificó quién había llevado a cabo los asesinatos, estos ocurrieron días después de que la RSF tomó control de El Fasher, rompiendo un asedio de 18 meses que redujo a los hambrientos residentes a comer pienso para animales.
En un comunicado, la RSF indicó que "niega categóricamente" esas acusaciones, que, según dijo, formaban parte de una "intensa campaña de propaganda" sin "ninguna conexión con la realidad". El jueves, el grupo difundió un video que supuestamente mostraba el hospital, afirmando que contrarrestaba las afirmaciones sobre el ataque. En la grabación no se ven muchos pacientes en el destartalado edificio.
Las declaraciones de Fletcher se sumaron a un montón de informes de la ONU de los últimos 18 meses sobre lo que se considera la mayor crisis humanitaria del mundo: una guerra civil que ha obligado a 12 millones de personas a abandonar sus hogares, ha extendido la hambruna por todo el país y ha matado hasta 400.000 personas, según algunas estimaciones.
Esa crisis solo se ha intensificado en El Fasher en los últimos días. Las comunicaciones con la ciudad seguían cortadas en gran medida el jueves. Pero una serie de videos, filmados por los propios combatientes de RSF y verificados por The Times y el Centro para la Resiliencia Informativa, una organización sin fines de lucro que documenta posibles crímenes de guerra, ofrecieron una mirada a la carnicería que se estaba produciendo.
[El video a continuación muestra combatientes del RSF celebrando la toma de El Fasher cerca de una base militar que pertenecía a las fuerzas armadas sudanesas.]
En un video, los combatientes pisaban cadáveres esparcidos en una sala de la universidad de la ciudad. Se puede ver a un superviviente que levanta un brazo, aparentemente pidiendo ayuda, antes de que un combatiente lo mate a tiros.
Se calcula que 260.000 civiles estaban atrapados en la ciudad cuando los soldados de la RSF capturaron la base principal del ejército el domingo. Desde entonces, miles de personas han huido. Pero los grupos de ayuda dijeron el jueves que solo un puñado parecía haber logrado ponerse a salvo, y muchos de los que lo hicieron informaron de que habían pasado por una carretera sembrada de cadáveres de otras personas que habían muerto o habían sido asesinadas por el camino.
Solo 5000 personas habían llegado a Tawila, a unos 65 km al oeste de El Fasher, dijo Mathilde Vu, del Consejo Noruego para los Refugiados, que proporciona ayuda allí. "La gente que ha llegado habla de cadáveres en la carretera y de que les han parado varias veces antes de llegar", dijo. "Los hombres están siendo separados y detenidos".
La travesía, dijo el grupo en un comunicado el jueves, está plagada de "extorsiones, detenciones arbitrarias, retenciones, saqueos, violencia sexual y acoso".
Quienes sobreviven al viaje son enviados a campamentos desbordados que ya albergan a cientos de miles de personas, donde son frecuentes los brotes de enfermedades y hay una escasez extrema de alimentos, agua y refugio.
"Están a salvo de bombardeos y ataques, pero no del sufrimiento", dijo Vu.
Declan Walsh es el corresponsal principal en África para el Times, radicado en Nairobi, Kenia. Antes ha reportado desde El Cairo, cubierto el Medio Oriente, e Islamabad, Pakistán.
Sanjana Varghese es reportera del equipo de Investigaciones Visuales del Times, y se especializa en el uso de técnicas digitales avanzadas para analizar evidencia visual
Pranav Baskar es reportero internacional y forma parte de la generación 2025-26 de Times, un programa para periodistas al comienzo de sus carreras.
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