
Las exequias, que suelen celebrarse entre el cuarto y el sexto día tras la muerte del pontífice, están marcadas por una misa pública celebrada frente a la Basílica de San Pedro. El funeral del papa Francisco seguirá una tradición centenaria, con rituales de varios días y un velatorio que permitirá a dolientes de todo el mundo honrarlo en persona antes de que sea enterrado. Todavía no se ha anunciado cuándo será el funeral.
Al interior del Vaticano, el ritual comienza cuando se convoca al director del Departamento de Salud vaticano para que certifique la muerte del pontífice. El camarlengo, que dirige el Vaticano desde la muerte de un papa hasta la elección de un sucesor, le retira el anillo papal del dedo.
Conocido como el anillo del pescador porque representa a San Pedro pescando desde una barca, el anillo papal se utiliza tradicionalmente para sellar los documentos vaticanos. Lleva el nombre del pontífice y se destruye tras su muerte. Se fragua uno nuevo cuando se elige al sucesor.
El cuerpo del papa es trasladado a su capilla privada. Posteriormente, el camarlengo sella el estudio y el dormitorio del papa, que en el caso de Francisco se encontraban en la Casa Santa Marta, un edificio al extremo de la Ciudad del Vaticano. Poco después de su elección en 2013, Francisco tomó la decisión sin precedentes de vivir y trabajar desde la austera casa de huéspedes del Vaticano, alegando que no quería estar “aislado” dentro de los lujosos apartamentos papales.
La totalidad de los 252 cardenales del mundo reciben tradicionalmente una invitación del decano del Colegio Cardenalicio para viajar a Roma tras la muerte del papa a fin de asistir al funeral y elegir un nuevo pontífice.
Se espera que el cuerpo de Francisco, tratado y vestido con los ornamentos papales y la cabeza cubierta con una mitra episcopal blanca, repose en la Basílica de San Pedro unos días después de su muerte para que los fieles puedan despedirse. Se espera que al funeral asistan líderes internacionales.
Las exequias, que suelen celebrarse entre el cuarto y el sexto día tras la muerte del papa, están marcadas por una misa pública celebrada frente a la Basílica de San Pedro, que preside el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re.
Los papas anteriores fueron enterrados en tres ataúdes: uno de madera, otro de plomo y un tercero, también de madera. Pero en 2024, Francisco simplificó las reglas del funeral papal, para utilizar solo un ataúd de madera recubierto de zinc.
El último pontífice en morir fue el papa emérito Benedicto XVI a finales de 2022. Decenas de miles de fieles asistieron a su funeral en una mañana inusualmente brumosa, en marcado contraste con los dos millones de personas que se calcula que asistieron en 2005 al funeral del papa Juan Pablo II, cuyo popular papado se prolongó durante 26 años.
Benedicto, que fue papa durante menos de ocho años, había vivido como papa emérito dentro del Vaticano durante casi una década cuando murió.
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