Cómo la presión por las modas rápidas impacta en los jóvenes de la generación Z

La velocidad con la que emergen y desaparecen las microtendencias produce que muchos chicos se encuentren al borde del agotamiento, atrapados en una constante búsqueda. Qué acciones se pueden tomar ante esta realidad

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Abner Gordan, estudiante universitario de
Abner Gordan, estudiante universitario de 21 años en Nueva York. (vía The New York Times).

En los últimos años, abrir una aplicación de redes sociales ha sido como ponerse delante de una manguera que lanza tendencias de moda y de internet y abrir la boquilla a toda presión.

Aparecen nuevas botellas de agua populares casi cada trimestre. Los influentes instan a sus seguidores a adoptar el estilo de la abuela costera, la bailarina de ballet, el “indie” sórdido y la “coquette”, estéticas que tienen poco en común, aparte del consumo que requieren. Modas engañosas como la “estética de la esposa de la mafia”, que han reconocido publicaciones como esta, llevaron a la columna cómica de The New Yorker a predecir lo que podría venir después: ¿Qué tal “informal tipo Corte Suprema” o “gótico estilo mosca linterna moteada”?

Si intentara mantenerse al día con estas tendencias, la mayoría de la gente estaría en bancarrota, por no decir desorientada. Y aunque la mayoría de estas modas se etiquetan como “tendencias de la generación Z”, los miembros de esa generación quizá sean los más fatigados por este contenido constante.

No es que no entiendan lo que está pasando: los jóvenes adultos de hoy pueden hablar con comodidad sobre cómo las redes sociales y la moda rápida hacen que muchos miembros de su generación sigan comprando, compartiendo y desechando artículos. Son conscientes, a veces a un nivel doloroso, de que sus inseguridades se explotan para beneficio de otros. Pero ser consciente no equivale a liberarse. El hecho de que comprendan los mecanismos en juego no siempre significa que puedan escapar de ellos, aunque muchos lo intentan.

La constante interacción con las
La constante interacción con las redes sociales y las recomendaciones de tendencias han generado un agotamiento en los jóvenes, quienes se ven presionados a seguir modas de corta duración sin descanso ni reflexión. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Neena Atkins, de 16 años, estudiante de bachillerato en Dobbs Ferry, Nueva York, relató que se siente “constantemente bombardeada” por recomendaciones de productos. El estampado de leopardo estaba de moda hace menos de dos meses, contó, “y ahora, cuando entro a TikTok, veo gente que dice que el estampado de leopardo ya está muy anticuado”.

Lina, de 15 años, estudiante de primer año de bachillerato cerca de Fort Wayne, Indiana, vio cómo sus compañeros de clase compraban termos Stanley de 35 dólares solo para codiciar otra marca de termos color pastel al poco tiempo. "Es un despilfarro", señaló. "Es un desperdicio de recursos y de dinero".

James Oakley, de 19 años, estudiante universitario en Oregón, cree que la gente de su edad ha llegado a un punto de saturación: “La prevalencia y mera cantidad de microtendencias nos ha hecho imposible entenderlas o participar en ellas”.

‘Esto es asqueroso’

Solemos pensar en las tendencias como una forma de demostrar que sabemos qué es nuevo y qué está en onda, o como una forma de participar en un “momento” colectivo mayor. Durante décadas, los críticos han señalado con justa razón que seguir tendencias facilita una cultura de consumo capitalista - ¡despierta, borrego! - pero también puede ser experimental, lúdico e incluso divertido.

TikTok, con su potente algoritmo,
TikTok, con su potente algoritmo, amplifica las microtendencias y las impulsa al centro de la cultura popular, llevando a los usuarios a un ciclo interminable de consumo y desecho. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sin embargo, últimamente las tendencias parecen más abrumadoras. Hace poco, me propuse averiguar qué tendencias de verdad eran relevantes para la vida de la generación Z. Pero tras escuchar a decenas de jóvenes, surgió un patrón: muchos querían hablar no de una tendencia en concreto que consideraran importante, sino también de sus luchas con la incesante avalancha de tendencias y la confusión que sentían al intentar procesarlas todas tan rápidamente.

Los jóvenes con los que hablé describieron un ecosistema de tendencias en línea que se parece a una llanura inundada de modas pasajeras, tendencias que son a la vez endebles y una auténtica fuente de estrés para los jóvenes que desean encajar. La inseguridad que sienten los jóvenes cuando no tienen el artículo "de moda" se amplifica cuando hay algo nuevo "de moda" cada semana.

Que quede claro que no todos los miembros de la generación Z se han dejado llevar por el remolino que les espera en sus teléfonos: a muchos no les interesa o simplemente no se pueden dar el lujo de prestarle atención. “Mucha gente no compra en Shein, no tiene tiempo ni dinero para invertir en cada microtendencia que le pasa por delante”, comentó Oakley.

Mantenerse al día es un trabajo de tiempo completo para Casey Lewis, autora del boletín de tendencias de la generación Z "After School". Cuando era adolescente en la zona rural de Misuri a finales de los noventa, Lewis, de 37 años, se enteraba de los estilos populares del momento (faldas de corte bajo, camisetas chicas con adornos) en las revistas para adolescentes que llegaban cada mes. Las tendencias de la moda, en el sentido más amplio, giraban en ciclos de 20 años: el nivel actual de tendencias digitales más efímeras aún no existía.

 La saturación de microtendencias
La saturación de microtendencias ha dejado a muchos miembros de la generación Z confundidos y desorientados, incapaces de entender y participar en la constante avalancha de modas que las redes sociales promueven. (Imagen ilustrativa Infobae)

El boletín de Lewis, una referencia diaria para los milénials y sus mayores que quieren saber qué hacen los jóvenes, consiste en una inspección de todo lo que los usuarios de las redes sociales y las publicaciones de moda declaran simultáneamente que está de moda. Algunos de sus términos coquetos ni siquiera parecen un idioma distinguible: "quietcations y tweecore"; "rococo revival y cinnamon softcore".

Lewis observó que se ha instalado una sensación de fatiga por el consumo. “Al final, piensas: ‘Esto es asqueroso. ¿Por qué participo en esta cultura?’”, admitió. “Creo que los creadores y las marcas tienen que responder cada vez más a esa comprensión de los jóvenes”.

Abundan los aceleradores de este ciclo de tendencias. TikTok requiere novedad para mantener nuestra atención y tiene un algoritmo lo bastante potente como para elevar lo desconocido a la ubicuidad en cuestión de días. Los mercados de moda rápida son capaces de producir poliéster para satisfacer cualquier demanda interminable que se genere en internet. Y las plataformas están desplegando funciones de clic para comprar, como TikTok Shop, para eliminar casi por completo la fricción entre ver algo en línea y recibirlo en la puerta de tu casa.

Experiencia insatisfactoria

Eso puede hacer que navegar el internet sea una experiencia insatisfactoria: las redes sociales se vendieron como un patio de recreo, pero acabaron pareciéndose más a un centro comercial. “Cada vez que entro a Instagram, es como si me estuvieran vendiendo algo”, afirmó Sequoya, una joven de 22 años que vive en Salt Lake City.

El impacto de las microtendencias
El impacto de las microtendencias en la vida cotidiana de la generación Z es una constante fuente de conversación, con muchos jóvenes sintiendo la presión de seguir el ritmo de las modas que surgen rápidamente y desaparecen igual de velozmente. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Garantizar que la rueda siga girando es el elemento de búsqueda de estatus propio de la naturaleza humana, argumenta W. David Marx en su libro "Status and Culture". Queremos tener lo que tienen los demás para encajar, pero al final abandonamos esas mismas cosas cuando nos parecen demasiado accesibles para las masas. O, como dijo Lewis: "Cuando un niño de 12 años llora porque quiere un Stanley, un niño de 17 años ya no va a querer uno".

En la moda, el resultado es un exceso de prendas de baja calidad que no se pueden usar durante mucho tiempo. Según un informe de 2019 de la Fundación Ellen MacArthur y McKinsey & Co., el número promedio de veces que se usa una sola prenda ha disminuido un 36 por ciento en comparación con los índices de hace 15 años. El informe añade que, por cada cinco prendas producidas, tres acaban en un vertedero o incineradas.

Pero no se trata solo de ropa. David Peraza, de 21 años, estudiante universitario en Yucatán, México, observa cómo nuevos títulos aparecen en las listas de popularidad del mercado de videojuegos en línea Steam más rápido de lo que él puede permitirse comprarlos. A principios del año pasado, parecía que todo el mundo jugaba a "Helldivers 2", relató, pero unos meses después todos cambiaron a una versión actualizada de "The Legend of Zelda".

“Es abrumador”, reconoció. Las tendencias de los videojuegos cambian con tanta rapidez que su FOMO (sigla en inglés de miedo a perderse de algo) ha crecido “exponencialmente”.

‘Estilo de mínimo consumo’

Las microtendencias son tan efímeras
Las microtendencias son tan efímeras que lo que hoy es de moda puede ser considerado obsoleto en poco tiempo, una dinámica que pone en evidencia la fugacidad y el estrés generado por la moda en la generación Z. (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Será que la fuente de tendencias está empezando a secarse? En enero, Business of Fashion predijo que las microtendencias virales estaban en vías de desaparición, en parte debido al destino incierto de TikTok, que iba a enfrentarse a una prohibición federal en enero. La aplicación se suspendió y luego, en un parpadeo, volvió a la vida, después de que el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que retrasó 75 días la aplicación de la prohibición.

Hana Tilksew, de 19 años, estudiante universitaria cerca de Fresno, California, se deshizo de la aplicación de todos modos. Ha sido un alivio, expresó: "Creo que una prohibición permanente de TikTok sin duda ayudaría a mitigar la incesante presión que sentimos para estar al día con todo".

Otros usuarios de TikTok llevan tiempo manifestando su cansancio. En una avalancha de videos el año pasado, algunos expresaron su frustración por el espíritu de “comprar, comprar, comprar” de la aplicación. Otros promovieron el “estilo de mínimo consumo”, que anima a los usuarios a presumir sus prendas que no están “de moda”, pero que pueden usarse perfectamente bien. Otros documentaron sus intentos de un “año de bajo consumo”, en el que se comprometieron a reducir sus compras.

Abner Gordan, un estudiante universitario de 21 años de la ciudad de Nueva York, considera irónicas estas repudiaciones tan convenientes de lo que está de moda. "De cierto modo, creo que estar en contra de las tendencias está muy de moda", indicó.

Aunque muchos de sus amigos siguen comprando ropa o muebles de segunda mano, Gordan vio cómo la etiqueta “estilo de mínimo consumo” perdió fuerza en internet, igual que todos los otros “estilos” anteriores. Gordan comentó que fue desalentador ver cómo lo que en un principio parecía ser un alejamiento del ciclo de tendencias al final se sometió ante ellas. “Es como si no pudieras escapar”, sentenció.