
Customs (Tariff)Protectionism (Trade)MexicoSheinbaum, ClaudiaTrump, Donald JAutomobilesFentanylDrug Abuse and TrafficImmigration and EmigrationCustoms and Border Protection (US)
Después de que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, hablara con el presidente Trump sobre el arancel del 25 por ciento a las exportaciones de su país, este anunció que lo retrasaría hasta abril.
El jueves por la mañana, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, habló con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Era un último intento por evitar los aranceles del 25 por ciento que el mandatario impuso esta semana a las exportaciones mexicanas y que devastarían la economía del país.
De momento, parece haber funcionado.
En las redes sociales, tras la llamada de los dos líderes, Trump anunció que le daría a México un mes más. Al menos hasta el 2 de abril, dijo, México no tendrá que pagar aranceles por nada que entre dentro del principal acuerdo comercial de Norteamérica.
"Hice esto como un acuerdo, y por respeto a la presidenta Sheinbaum", escribió Trump en una publicación en Truth Social. "Nuestra relación ha sido muy buena". También destacó la labor de México para frenar la migración ilegal y el tráfico de fentanilo.
Sheinbaum respondió con una publicación en las redes sociales: "Muchas gracias al presidente Donald Trump. Tuvimos una excelente y respetuosa llamada".
"Continuaremos trabajando juntos, particularmente en temas de migración y seguridad, que incluyen reducción del cruce ilegal de fentanilo hacia los Estados Unidos, así como de armas hacia México", agregó.
En una conferencia de prensa celebrada el jueves por la mañana, Sheinbaum dijo que había compartido con Trump ejemplos de lo que el gobierno había logrado, incluidos datos que mostraban una disminución de más del 40 por ciento en la cantidad de fentanilo incautado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. en la frontera. "Entonces, le dije: 'Estamos teniendo resultados, presidente Trump'", dijo Sheinbaum, y añadió que le había dicho que los aranceles pondrían en peligro esa cooperación. "Y no fue ni amenaza, nada, nada, nada", añadió.
Los aranceles, según los bancos y los líderes empresariales, podrían provocar que las empresas estadounidenses que fabrican productos en México abandonaran el país, en línea con el objetivo declarado de Trump de presionar a esos fabricantes para que se trasladen a Estados Unidos. Los aranceles podrían provocar la pérdida de decenas de miles de empleos mexicanos y una contracción del producto interno bruto superior al 2 por ciento.
Sheinbaum ha pasado la semana instando a la calma al tiempo que hacía hincapié en la gravedad de la situación, y afirmando que su gobierno tenía un plan para responder a los aranceles.
El miércoles, un día antes de su llamada con Trump, parecía haberse recuperado de la conmoción que supuso la imposición de los aranceles, que los funcionarios mexicanos, apenas unos días antes, parecían confiar en que podrían evitarlos en las negociaciones con el gobierno de Trump. Había pasado al modo crisis, al que llamó un "momento muy definitivo" para el país y lo comparó con la devastadora pandemia de la covid.
Sí, reconoció Sheinbaum, afectaría al país: alrededor del 80 por ciento de las exportaciones de México se destinan a Estados Unidos. Pero México ha soportado situaciones más complicadas. El peso cayó el martes, día en que entraron en vigor los aranceles, pero no tanto como durante la pandemia, dijo.
Hizo un llamado a la paciencia y sugirió --acertadamente, según resultó ser-- que las cosas aún podían cambiar, y adoptó un tono desafiante, diciendo que México no iba a quedarse de brazos cruzados ante los aranceles.
"Las mexicanas y los mexicanos somos valientes, resistentes y el pueblo de México tiene mucha fuerza, y nuestra economía está bien", dijo el miércoles, y añadió que "no va a haber sumisión". Si fuera necesario, dijo, México buscaría relaciones comerciales con Canadá y "otros países" para compensar la pérdida de negocio con Estados Unidos.
Mientras tanto, muchas empresas mexicanas dijeron que seguían el ejemplo de su presidenta y se mantenían a la expectativa, pero preparándose para el impacto, conscientes de la gravedad de lo que podría ocurrir.
"En este momento, no hay reacciones inmediatas por parte de los exportadores", dijo el miércoles Miguel Muñoz, director para México de Geodis, una empresa de logística global, quien aseguró haber hablado tanto con clientes como con cámaras de comercio mexicanas. "Están esperando a ver qué va a hacer el gobierno".
Dijo que los exportadores, incluidos sus clientes del sector minorista, aún no estaban haciendo movimientos importantes. Los había entusiasmado aún más el anuncio del miércoles de que el gobierno de Trump eximiría a los fabricantes de automóviles de los aranceles durante un mes, y la sugerencia del secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, a principios de semana, de que los planes arancelarios de Trump para México y Canadá aún podrían cambiar, dijo.
"Es lo de siempre, sinceramente: teniendo en cuenta que se va a retrasar un mes, ¿qué nos dice que no se va a retrasar seis meses o más?", dijo. "Al menos durante esta semana, los exportadores actuarán como si todo siguiera igual, cueste lo que cueste. Después de la semana que viene, pensarán qué hacer".
Sin embargo, los comentarios de Sheinbaum del miércoles sugerían que se estaba preparando para lo peor. Sea cual sea el plan de su gobierno, es probable que una guerra comercial perjudique a la economía mexicana mucho más que a la estadounidense.
Y mientras algunos optaban por la calma y la cautela esta semana, otros se lanzaron a la acción. Funcionarios del gobierno y líderes empresariales dijeron que estaban trabajando juntos para encontrar formas de adaptarse y aprovechar mercados alternativos.
"Claro que nos tomó por sorpresa, y no es lo que esperábamos, pero la palabra aquí es adaptación", dijo Antonio Hernández, director de desarrollo económico de la ciudad de Torreón, a unos 480 kilómetros al sur de Laredo, Texas. "Tenemos que superar la tragedia y entrar en acción".
Eso ha significado "tocar puertas" en la Unión Europea con reuniones virtuales, y empezar a planear viajes a países como Hungría y Japón para hablar de asociaciones comerciales, dijo Hernández. Pero existen grandes obstáculos para exportar a dos de los mayores mercados del mundo, la Unión Europea y China, según los expertos, entre ellos la dificultad de transportar productos agrícolas con una vida útil corta y los controles europeos sobre la importación de alimentos.
Los líderes empresariales también estaban viendo más cerca de casa, dijo Hernández, y se estaban enfocando en el mercado nacional mexicano, así como en otros mercados del continente americano.
Aunque los funcionarios locales y los líderes empresariales ya han comenzado a buscar formas de enfrentar el nuevo panorama comercial, Hernández dijo que hasta que no supieran más sobre lo que harán Trump y Sheinbaum, no sabrían "cuáles van a ser las reglas del juego".
La industria automovilística --que obtuvo un aplazamiento temporal antes de que Trump anunciara su decisión de retrasar los aranceles a México de forma más general-- advirtió el miércoles que los aranceles amenazaban con desestabilizar las cadenas de suministro altamente integradas entre México, Estados Unidos y Canadá.
Los aranceles tendrán "repercusiones severas en la competitividad de la región, generando inflación, pérdida de empleos y menor crecimiento económico para los tres países", dijeron la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz y la Industria Nacional de Autopartes en un comunicado conjunto con otras asociaciones.
De hecho, la sola posibilidad de aranceles ya está trastocando el comercio. El flujo de mercancías que se dirigen al norte, hacia Estados Unidos, se ha hecho considerablemente más lento, y las empresas estadounidenses han hablado de retirar sus operaciones en México.
Los índices de aprobación de Sheinbaum se han disparado recientemente por arriba del 80 por ciento, en gran parte debido a lo que muchos consideran su enfoque firme y equilibrado en las negociaciones con Trump, así como a sus acciones en otras grandes prioridades, como la represión de los cárteles del narcotráfico.
El gobierno también se ha centrado en la solidaridad nacional, y Sheinbaum convocó a principios de semana una manifestación en Ciudad de México el domingo, cuando también tenía previsto anunciar la respuesta de México a los aranceles de Trump.
El jueves, Sheinbaum dijo que el acto seguiría celebrándose, a pesar del aplazamiento. Para entonces, ya lo calificaba de "festival", con grupos musicales.
"No lo logró la presidenta, logramos todos los mexicanos y mexicanas, este respeto a nuestro país", dijo, y añadió sobre el evento: "Voy a explicar el logro que significa este acuerdo entre los presidentes y entre nuestros pueblos".
Muñoz, director de Geodis México, dijo que muchas empresas habían adoptado una postura de espera.
El jueves, parecía que tenían razón en hacerlo, aunque los aranceles aún se vislumbraban en el horizonte.
"Lo que las cámaras de comercio están aplaudiendo es la forma en la que la presidenta ha manejado esto", dijo Muñoz. "Todavía no mueven un dedo".
Annie Correal informa desde Estados Unidos y América Latina para el Times. Más de Annie Correal