
Según un nuevo estudio, las hojas de té extraen los metales pesados del agua, lo que reduce significativamente la cantidad de plomo y otros compuestos peligrosos que la gente puede estar bebiendo sin saberlo.
Investigaciones recientes han puesto de relieve las posibles formas de reutilizar las hojas de té usadas, desde como biocombustibles hasta para hacer galletas sin gluten. Pero el nuevo estudio muestra el beneficio para la salud pública de algo que ya hacen innumerables personas. Según un cálculo, cada día se consumen en el mundo cerca de 5000 millones de tazas de té.
"Se pueden ver las implicaciones", afirmó Vinayak Dravid, científico de materiales de la Universidad del Noroeste y autor del estudio publicado esta semana. "¿Con qué frecuencia tenemos a nuestro alcance a miles de millones de personas?".
En muchos países, el agua utilizada para preparar el té está contaminada con plomo procedente de tuberías viejas. En Estados Unidos, 9 millones de hogares obtienen el agua a través de tuberías que contienen plomo, de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). El plomo es especialmente peligroso para los niños. La exposición puede provocar retrasos en el desarrollo y problemas de comportamiento.
Dravid y su equipo probaron cómo se comportaban distintos tipos de té --negro, blanco, oolong, verde, rooibos, de hierbas, de hojas sueltas y el Lipton normal de siempre-- en agua con cantidades variables de plomo.
A continuación, dejaron reposar el té durante distintas cantidades de tiempo. Después, los científicos midieron la cantidad de plomo que quedaba en el agua.
Los compuestos de las hojas de té llamados catequinas actúan como "diminutos ganchos de velcro" en los que se enganchan las moléculas de plomo, explicó Michelle Francl, química del Bryn Mawr College y autora de un libro sobre la química del té. Francl también aseguró que las "crestas y valles" de las hojas de té proporcionan la superficie necesaria para esa interacción.
Aunque esas propiedades se conocen desde hace tiempo, Dravid y sus colegas fueron los primeros en examinar el poder de eliminación del plomo de una sola taza de té. Descubrieron que las hojas de té negro se arrugan al tostarse y, por lo tanto, tienen una mayor capacidad de absorción de metales pesados.
"En el té verde y el té negro se encontraron cantidades prácticamente equivalentes de metal absorbido", afirmó otro de los autores, Benjamin Shindel, que era doctorando en la Universidad del Noroeste mientras trabajaba en el estudio.
El proceso de preparación del té blanco, en cambio, es mucho más leve. Sus hojas permanecen lisas, por lo que ofrecen una menor superficie con capacidad para extraer metales pesados del agua. Los entusiastas de las infusiones herbales quizá se sientan decepcionados de saber que el té de manzanilla tampoco filtra bien los metales pesados, probablemente porque en realidad se elabora con flores de manzanilla, no con hojas de té.
Aun así, estas distinciones entre los diferentes tipos de té no fueron el factor más relevante. "Es mucho más importante el tiempo de infusión del té", señaló Shindel.
Los investigadores descubrieron que dejar reposar una taza de té negro durante cinco minutos puede eliminar el 15 por ciento del plomo del agua, lo cual es útil, pero "no es un nivel seguro" de exposición al plomo, según la EPA.
"Con el plomo y otros contaminantes, cualquier disminución es significativa hasta cierto punto, sobre todo si se carece de recursos o infraestructuras que filtren algunos de estos materiales problemáticos", comentó Caroline Harms, que era alumna universitaria de Dravid mientras trabajaba en el estudio.
Sin embargo, cuanto mayor sea el tiempo de infusión, más amargo será el té. El año pasado, Francl provocó un pequeño escándalo internacional al sugerir que añadir sal al té podía mitigar su amargor. Pero hasta ese controvertido truco químico tiene sus límites. "No se puede beber después de 10 minutos de reposo, y ninguna cantidad de sal va a remediarlo", afirmó.
Algunas muestras del estudio tuvieron que dejarse en reposo durante 24 horas, lo que volvería imbebible el té.
Los autores del estudio dijeron que su motivación no era tanto hacer recomendaciones de salud pública dirigidas a los responsables de las políticas, sino estudiar un beneficio oculto de un hábito global.
Los investigadores calcularon que un país en el que la gente bebiera grandes cantidades de té tendría aproximadamente un 3 por ciento menos de ingestión de plomo procedente del suministro de agua que un país (hipotético) idéntico que no bebiera nada de té.
"¡Qué maravilla!", dijo Henrietta Lovell, fundadora de Rare Tea Co. Lovell, que suministra té a restaurantes exclusivos, y señaló que el té se utiliza en China con fines medicinales desde hace miles de años. "Cuanto más aprendo sobre el té, más fabuloso y fascinante me parece", comentó Lovell.
Francl cree que los nuevos hallazgos podrían allanar el camino hacia un método escalable para asegurarse de que la gente no ingiera metales pesados. "Dado que el agua limpia es un problema tan global", indicó, "si hubiera una forma de tomar esta prueba de concepto y ajustarla para producir agua potable al final, sería algo muy positivo".
Una bolsita de té, hojas sueltas de té y té preparado en un vaso de precipitados. (Grupo Vinayak P. Dravid/Universidad del Noroeste vía The New York Times)
Imagen de microscopio electrónico de barrido de hojas de té negro, ampliada 500 veces. (Grupo Vinayak P. Dravid/Universidad del Noroeste vía The New York Times)