Congresistas de EE. UU. aprueban un presupuesto republicano con enormes recortes fiscales y de gastos

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La votación allanó el camino para los principales elementos de la agenda nacional del presidente e intensificó la lucha partidista sobre qué programas federales reducir para financiar los recortes fiscales.

El martes, la Cámara de Representantes aprobó por un estrecho margen una resolución presupuestaria republicana que prevé recortes fiscales por valor de 4,5 billones de dólares y una reducción del gasto federal en 2 billones de dólares a lo largo de una década, despejando el camino a los principales elementos de la agenda nacional del presidente Donald Trump.

La votación, dividida casi en líneas partidistas, de 217 contra 215, preparó el escenario para una amarga lucha en el seno del Partido Republicano sobre qué programas federales eliminar a fin de financiar parcialmente un enorme recorte fiscal que proporcionaría sus mayores beneficios a los estadounidenses adinerados.

Se produjo tras una vertiginosa hora en la que los líderes republicanos intentaron sofocar una revuelta entre los conservadores que querían mayores recortes del gasto, no lo consiguieron, cancelaron la votación del presupuesto y minutos después dieron marcha atrás y convocaron a los legisladores para el pase de lista.

La caótica escena puso de relieve el difícil camino que tienen por delante los republicanos de la Cámara de Representantes en su intento de hacer aprobar en el Congreso la agenda política interna de Trump, salvando las objeciones de los demócratas.

La aprobación del plan presupuestario fue un primer paso crucial para que, a través del Congreso, los republicanos allanaran el camino para un enorme paquete fiscal empleando un proceso llamado reconciliación, que permite que tales proyectos de ley eviten una obstrucción por filibusterismo y sean aprobados por el Senado por mayoría simple.

"Es como la patada inicial de lo que será un partido de cuatro cuartos, y ese partido tan importante y trascendental empieza en cuanto consigamos aprobar esto", dijo el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, en una rueda de prensa el martes por la mañana antes de la votación. "Esto ha sido necesario porque prometimos cumplir la agenda completa del presidente Trump, no solo una parte de ella. No vamos a hacer solo un poco ahora y volver más tarde por el resto. Tenemos que hacerlo ahora".

Estuvo a punto de no ocurrir. En los minutos previos a la votación del martes por la noche, se pudo ver a los líderes republicanos abordando a los desertores en el pleno de la Cámara, implorándoles que apoyaran la resolución presupuestaria.

Cuando pareció que sus esfuerzos habían no habían rendido fruto, anunciaron que no se votaría el plan el martes por la noche, y los legisladores abandonaron rápidamente la Cámara. Pero minutos después, Johnson volvió corriendo a la cámara, gritó "una más" y volvió a convocar a los legisladores para la votación.

Al final, el representante Thomas Massie, republicano por Kentucky, fue el único "no" de su partido. Un grupo de republicanos centristas de distritos legislativos competitivos, que inicialmente se habían opuesto al plan por temor a que provocase profundos recortes en Medicaid, programa que brinda asistencia de salud a más de 70 millones de estadounidenses, finalmente se alinearon y votaron a favor.

Otra de las reticentes, la representante Victoria Spartz, por Indiana, quien en un principio dijo que se opondría al plan porque aumentaría el déficit, dijo que contaba con un "compromiso personal" de Trump para "salvar la asistencia de salud y mejorarla".

"Los republicanos de la Cámara de Representantes han acercado al Congreso al cumplimiento de la agenda América Primero del presidente Trump en su totalidad, no solo de partes de ella", dijo Johnson tras la aprobación de la resolución. Dijo a los periodistas que la participación de Trump fue una "gran ayuda" para conseguir que la mayoría de los republicanos se sumaran.

El proyecto esboza la legislación que ahora redactarán los republicanos de la cámara baja. Establece un límite máximo de 4,5 billones de dólares para los recortes fiscales de los próximos 10 años, pero no determina qué impuestos deben reducirse, una cuestión compleja y políticamente delicada que podría tardar meses en resolverse.

También pide recortar 2 billones de dólares en gastos durante el mismo periodo, sin especificar qué programas deberían recortarse, aunque los principales republicanos han apuntado a Medicaid y a los programas de ayuda alimentaria para los estadounidenses pobres. Y establece aumentos de unos 300.000 millones de dólares para los programas de control fronterizo y de defensa, junto con un aumento de 4 billones de dólares del límite de la deuda.

La resolución vincula la reducción de impuestos y los recortes de gastos. Si al final los republicanos del Congreso encuentran menos de 2 billones de dólares en gastos que eliminar, la asignación para recortes fiscales se reducirá en la cantidad del déficit. Eso significa que el presupuesto para el corte de impuestos podría reducirse finalmente a 4 billones de dólares si los republicanos recortaran solo 1,5 billones en gastos, el límite inferior que fija el esquema.

Incluso si son capaces de cubrir la totalidad de los 4,5 billones de dólares, los redactores fiscales republicanos han estado preocupándose sobre lo que pueden hacer entrar en el proyecto de ley. Gran parte de los ingresos fiscales se consumirán simplemente al continuar las políticas fiscales que los republicanos pusieron en marcha en 2017 y que expiran a finales de año.

La prórroga de la ley fiscal de 2017 costará aproximadamente 4 billones de dólares en una década, mientras que otras exenciones fiscales para las empresas, desesperadamente deseadas, se comerán otro par de cientos de miles de millones. Esto solo deja una pequeña parte del presupuesto para el popurrí de recortes fiscales que los republicanos esperan incluir en la legislación, como no gravar las propinas y eliminar el límite de 10.000 dólares de la deducción fiscal estatal y local.

Lograr una legislación casi unánime que cumpla los objetivos de gasto establecidos en el proyecto también supondrá un reto gigantesco para los líderes republicanos. Antes de la votación del martes, los republicanos de los distritos electorales competitivos habían dicho que se sentirían incómodos de aprobar un plan que podría conllevar importantes recortes de Medicaid y de los cupones para alimentos.

El plan encarga al Comité de Energía y Comercio, que supervisa Medicaid y Medicare, que proponga recortes de al menos 880.000 millones de dólares. Aunque algunos republicanos negaron que fueran a recortar drásticamente los programas para los pobres, la cantidad de ingresos que piden recaudar requeriría con toda seguridad algunos recortes en al menos uno de esos programas.

"Sigo insistiendo hasta el final en la necesidad de proteger los servicios que son importantes para mi distrito", dijo el representante por Arizona Juan Ciscomani al salir de una reunión a puerta cerrada de los republicanos el martes por la mañana para discutir el plan. "Obviamente, esto es solo el principio. Aquí es donde empieza realmente la verdadera lucha para proteger los servicios por los que he estado luchando, al tiempo que se cumple la promesa de reducir drásticamente el tamaño del gobierno."

Muchos estados han ampliado Medicaid desde la aprobación de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA por su sigla en inglés) para ofrecer cobertura a más adultos con bajos ingresos, y el gobierno federal cubre la mayor parte del costo de la atención adicional. Pero los republicanos han debatido la posibilidad de recortar ese gasto federal reforzado, lo que podría obligar a los estados a dedicar más recursos propios o a dejar de ofrecer cobertura a hasta 20 millones de estadounidenses.

Previo a la votación se produjo un intenso debate en la Cámara de Representantes. Los demócratas argumentaron que los republicanos no podían pretender ser el partido de la responsabilidad fiscal mientras proponían una legislación que podría añadir unos 3 billones de dólares al déficit, y dijeron que los recortes que proponían perjudicarían a las familias de clase media. Los republicanos replicaron que si el Congreso no prorrogaba los recortes fiscales que aprobaron en 2017, la mayoría de las familias estadounidenses verían aumentar precipitadamente sus impuestos a finales de año.

Los demócratas consideran que los recortes a Medicaid, que probablemente se incluirán en la ley que elaboren los republicanos de la Cámara, son una línea de ataque político destacada, similar a sus esfuerzos por hacer campaña en 2018 contra el impulso del Partido Republicano por derogar la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio.

"Tiene que proceder de Medicaid, tiene que proceder de las primas de la ACA", dijo el representante por Pensilvania Brendan Boyle, el principal demócrata de la Comisión de Presupuestos, "porque ese es el único lugar donde puedes encontrar 880.000 millones de dólares".

Al mismo tiempo, los conservadores de la conferencia han dicho que quieren que se codifiquen en la ley profundos recortes del gasto, y han señalado que se mostrarían reacios a prestar su voto a un producto final que aumente el déficit.

"Es una locura", dijo Massie. "Vamos a aumentar el déficit con esto. ¿Por qué iba a votar a favor? No se pueden recortar los impuestos sin recortar el gasto, y en realidad no están recortando el gasto".

Aprobar la resolución presupuestaria en la Cámara es solo el primer paso para desbloquear el proceso de reconciliación. Los republicanos del Senado también tendrán que aprobarla, aunque allí los legisladores tienen sus propias ideas sobre cómo abordar la agenda de Trump.

Los republicanos del Senado han aprobado un esbozo de presupuesto para un proyecto de ley limitado, enfocado en la aplicación de las leyes fronterizas y la defensa, con la esperanza de dar un golpe más ambicioso a la política fiscal en un proyecto de ley separado más adelante este año.

Catie Edmondson cubre el Congreso para The Times. Más de Catie Edmondson

Andrew Duehren cubre la política fiscal para el Times desde Washington. Más de Andrew Duehren

Maya C. Miller cubre el Congreso y forma parte del Times Fellowship, un programa para periodistas al comienzo de su carrera. Trabaja en Washington. Más de Maya C. Miller