Como el bingo, pero con carne de res: por esto están explotando las rifas de carne

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La multitud, llena de expectación, contemplaba una gigantesca rueda de rifa. Estaba a punto de arrancar una especie de sorteo.

En juego: filete. También solomillo de cerdo y salchichas. Y casi todos los cortes de carne imaginables.

Alrededor de 260 personas se sentaron hombro con hombro un reciente sábado por la noche en largas mesas dentro del puesto 1419 de la organización oficial Veteranos de Guerras Extranjeras (VFW, por su sigla en inglés) en Hamburg, Nueva York, un suburbio de Búfalo. Bebían cerveza barata en vasos de plástico, comían bocadillos y pasaban el dedo por los montones de billetes de un dólar que habían traído para apostar. En los altavoces se escuchaba la canción "Livin' La Vida Loca" de Ricky Martin.

Cerca había decenas de niños vestidos con camisetas de hockey de los Halcones de Hamburg listos para aceptar su dinero.

"Es una rifa de carne", explicó Katie Bratek, que llevaba una camiseta roja, blanca y azul con la leyenda "Reina de la rifa de carne". Había sacado un carrito con los filetes, gambas y costillas que se entregarían en el evento. "Puedes llevarte un costillar por 2 dólares. Es una ganga, ¿y a quién no le gustan las gangas?

Las rifas de carne, desconocidas en la mayor parte de Estados Unidos, están tan arraigadas como la nieve y el hielo en la urdimbre de las comunidades de los Grandes Lagos y el Medio Oeste, donde son herramientas de recaudación de fondos formidables para organizaciones benéficas y se han popularizado en épocas recientes entre las organizaciones deportivas juveniles.

Una rifa de carne es más o menos lo que dice el nombre: compras boletos para tener la oportunidad de ganar premios de carne.

A la gente le atraen los eventos por su ambiente festivo, su similitud con las ferias de condado y, por supuesto, la posibilidad de ganar carne envasada y suministrada por un carnicero o distribuidor.

"Me encantan las rifas de carne", exclamó Mike Schmitt, un paisajista y operador de quitanieves de 52 años que estaba en el puesto de VFW de Hamburg. "Tienes toda la cerveza que puedas beber, todos los premios secundarios y puedes ganar carne. No tienes que ir al supermercado. Puras cosas buenas".

La rifa de carne de Hamburg fue en beneficio de la Asociación de Hockey de los Halcones de Hamburg, un grupo deportivo juvenil local. Unas diez rifas más de este tipo se celebraron ese fin de semana en la zona de Búfalo. (Schmitt, que fue en una cita a la rifa de los Halcones, tenía cuatro en su calendario en las semanas siguientes).

A media hora de distancia, esa misma noche, Caitlynne Kesty había organizado una rifa de carne en el puesto 622 de la Legión Americana en Williamsville, Nueva York, para el equipo de softball Lightning de Amherst, de niñas de 11 y 12 años.

"Las rifas de carne se han popularizado muchísimo en los últimos años", comentó Kesty, compradora en un taller mecánico, que calcula que organiza casi 100 rifas al año con su padre, Mark "The Meat Man" Demmin, a través de su negocio paralelo, WNY Meat Raffles. "Las organizamos para iglesias y organizaciones benéficas, pero ahora la mayoría son deportivas".

Cerca de allí, las integrantes del equipo Lightning de actuaban como "corredoras"; le vendían boletos de 2 y 3 dólares a la multitud de 120 personas que agitaban billetes de un dólar en el aire entre las rondas de la rifa.

"Hay que ser duro", aseveró Natalie Sheaks, de 11 años, sobre su trabajo.

El puesto de Williamsville está reservado todos los sábados hasta agosto para rifas de carne, según indicó Theresa English, la gerente del bar. Todas las rifas por celebrarse serán para equipos deportivos, desde voleibol hasta fútbol y béisbol.

"La organización de niñas exploradoras vende galletas y las de deportes juveniles hacen rifas de carne", explicó Lily Wozniak, entrenadora del equipo Lightning de Amherst. "Son muy rentables".

Busca en Google "ideas para recaudar fondos para deportes juveniles" y aparecerá una página tras otra de sugerencias como "organiza un lavado de coches", "organiza un torneo de golf", "haz una venta de pasteles" y "organiza un desayuno de panqueques". La lista es interminable.

Pero la mayoría de estas listas pasan por alto algo que los residentes del oeste de Nueva York saben desde hace tiempo: las rifas de carne son todo un éxito.

Pueden atraer a cientos de personas, y quienes organizan las rifas afirman que es posible recaudar en promedio entre 5000 y 15.000 dólares, dependiendo de la participación.

Nada despreciable en un momento en que la mitad de los padres cuyos hijos participan en deportes juveniles dicen tener dificultades para pagar los costos relacionados, según un informe de 2023 del Instituto Aspen, una organización de investigación sin ánimo de lucro.

"Es mucho mejor que vender caramelos de puerta en puerta", señaló Erick Hansen, que anuncia rifas de carne en su sitio web, meatraffles.com. "En una noche puedes ganar lo que en tres meses vendiendo palomitas o masa para galletas o lo que sea".Las rifas usan métodos distintos, pero generalmente se basan en una rueda con divisiones numeradas que corresponden a un boleto ganador que suele venderse entre 1 y 5 dólares. Las ruedas de las rifas más grandes tienen entre 120 y 240 divisiones.

El clac-clac-clac de la rueda giratoria y el anuncio del número ganador por lo regular provocan una respuesta automática del público. La gente aplaude, grita y hace ruido con cencerros. Los ganadores levantan el puño y corren a reclamar su premio como hacen los concursantes en los concursos de televisión.

La diferencia es que el premio no es un coche nuevo. Es una paleta de cerdo con hueso envuelta en plástico retráctil.

Dependiendo del estado, las rifas de carne están sujetas a las leyes aplicables a juegos de apuestas benéficos. En Nueva York, por ejemplo, las normas exigen que las organizaciones que esperen recaudar más de 5000 dólares con la rifa se registren en la Comisión del Juego del estado.

Art Doldan, que organiza rifas de carne a través de su negocio de Búfalo, ArtyParty716, indicó que ha experimentado un crecimiento increíble en los últimos años.

"A la gente le encantan", comentó. "Traen su propia comida. Algunos se disfrazan. Algunos tienen temas. Es como una fiesta diferente en cada mesa".

El locutor Dave May entrega un asado de cerdo de premio durante una rifa de carne a beneficio de los Halcones de Hamburg, un equipo juvenil de hockey, en el puesto 1419 del VFW en el suburbio de Búfalo de Hamburg, Nueva York, el 8 de febrero de 2025. (Malik Rainey/The New York Times)

El locutor Dave May mantiene atento al público durante una rifa de carne a beneficio de los Halcones de Hamburg, un equipo juvenil de hockey, en el puesto 1419 del VFW en el suburbio de Búfalo de Hamburg, Nueva York, el 8 de febrero de 2025. (Malik Rainey/The New York Times)