Kendrick Lamar utiliza el medio tiempo del Super Bowl para saldar una venganza

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El primer rapero en encabezar en solitario el mayor escenario de la NFL hizo de su canción sobre Drake, "Not Like Us", la pieza central de su actuación.

Por supuesto, interpretó "Not Like Us".

En los días previos a la actuación de Kendrick Lamar en el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LIX, el domingo por la noche, la mayoría de las conversaciones se centraron en si interpretaría la canción que fue el golpe de gracia en su batalla con Drake que duró meses el año pasado. La canción que se convirtió en el éxito emblemático de Lamar y en un himno generacional. La canción que ganó el premio a la grabación y a la canción del año en los Grammy hace apenas una semana. La canción que pareció recalibrar los rankings del hiphop, quizá de forma permanente.

Así que sí, Lamar tocó la canción. Hacia el final del concierto, por supuesto, creando expectativa con un par de breves guiños musicales, jugando con las emociones y la sed del público.

Pero lo que siempre será recordado de esta actuación no son las elecciones musicales que hizo Lamar, ni la estética de su coreografía, ni las siluetas de su atuendo. Lo que perdurará es su sonrisa cuando por fin empezó a rapear esa canción. Era amplia, persistente, de forma casi caricaturesca. El gesto de un hombre que se divierte como nunca a costa de un enemigo.

Lamar es quizá el más sobrio de todos los grandes nombres contemporáneos del hiphop, un narrador feroz que valora las polémicas y la introspección que traban la lengua; no es precisamente un faro de alegría. Durante la riña, pareció asumir el desmantelamiento de Drake como una tarea necesaria.

Sin embargo, "Not Like Us" fue como un corcho de champán que sale volando. En el escenario del Super Bowl, en el Caesars Superdome de Nueva Orleans, la insinuaron en distintos momentos y, finalmente, comenzó con una frase de Lamar: "Intentaron amañar el juego, pero no se puede fingir la influencia".

Y luego, esa sonrisa. Qué sonrisa. La actuación que le siguió fue jubilosa y un poco traviesa. Cuando rapeó: "Oye, Drake, he oído que te gustan jóvenes", miró fijamente a la cámara mientras hacía un gesto hacia abajo con la mano izquierda, como si acariciara la cabeza de un niño. Rapeó el verso en el que nombra a los socios de Drake y sus defectos. Dado lo que la canción afirma sobre Drake --se refiere a él como "pedófilo certificado", entre otras cosas--, la decisión de interpretarla fue casi con toda seguridad muy discutida previamente. (Drake ha demandado a la discográfica de ambos raperos por difamación debido a que publicaron y promocionaron el tema). Y se hicieron concesiones: Lamar no rapeó la palabra "pedófilo", que fue sustituida por un grito pregrabado, y la cámara se alejó de él justo antes de que llegara al final del remate con sonsonete: "una menorrrrrrr".

Fue todo un espectáculo, tal vez la cumbre de cualquier batalla de rap en la historia. Y eso sin contar el breve momento en que la gran tenista (quien se rumora que fue amante de Drake) Serena Williams estuvo en el escenario, moviendo los pies en un alegre crip walk.

Dado que gran parte de la actuación de Lamar se reducía conceptualmente a la cuestión de "Not Like Us", el resto del tiempo se mantuvo curiosamente discreto. En lugar de incluir todos sus éxitos --no sonaron "Alright" ni "Bitch, Don't Kill My Vibe", por ejemplo--, se apoyó en canciones de su LP más reciente, GNX: "Man at the Garden", "Peekaboo" y, al principio de la actuación, un fragmento de un tema inédito que utilizó para promocionar el álbum.

SZA salió para interpretar dos de sus duetos --"Luther" y "All the Stars"--, pero dieron la sensación de estar poco preparados y casi intencionadamente sin ideología. Esto podría interpretarse como un comentario sobre el tipo de concesiones que los artistas --los artistas negros en particular, y los raperos aun más-- han tenido que hacer a lo largo de la historia para garantizar que serán recibidos y aceptados más ampliamente. (El espectáculo de medio tiempo tuvo su acto principal de hiphop en 2022).

El propio Lamar subrayó ese punto, con la inclusión de un coro griego de un solo hombre: Samuel L. Jackson, quien vestido de Tío Sam provocó tanto a Lamar como al público durante todo el concierto.

Justo después de las dos canciones de SZA, Jackson dijo: "Eso es lo que quiere Estados Unidos: calma, tranquilidad. Ya casi están ahí, no lo estropeen…", lo que Lamar interrumpió con "Not Like Us".

Este fue el otro golpe ganador de Lamar: entretejer las metanarrativas de la actuación de la noche en la propia actuación. ¿Debe interpretar una canción llena de acusaciones que se ha convertido en objeto de una demanda por difamación? ¿Puede un artista negro actuar éticamente en el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl, la joya de la corona de la NFL (una institución que ha adquirido un valor político adicional tras el movimiento Black Lives Matter y las protestas de un Colin Kaepernick arrodillado)?

Después de "Squabble Up", Jackson apareció para reclamarle: "Demasiado ruidoso, demasiado imprudente, demasiado gueto, Lamar, ¿de verdad sabes jugar el juego?". Fue tanto una burla como una caricatura. Y así, Lamar siguió con "Humble.", durante la cual sus bailarines --vestidos con conjuntos deportivos rojos, blancos y azules-- se acomodaron para formar la bandera estadounidense.

Al final de la actuación, Lamar advirtió: "La revolución está a punto de ser televisada: has elegido el momento adecuado, pero al tipo equivocado". Pero en términos generales, aunque Lamar hizo un guiño a estas luchas más amplias, se limitó sobre todo a sus pasiones más personales. Este era uno de los escenarios más grandes de la música, liberado para la venganza.

Por lo menos una persona que participó en el espectáculo de medio tiempo tenía una idea diferente de cómo utilizar la actuación para promover una postura política. Hacia el final del espectáculo, sacó una pancarta que combinaba las banderas de Palestina y Sudán y en la que aparecían un corazón y un puño. ¿Esto era parte de la actuación, otro nivel de comentario entretejido en un espectáculo ya repleto de eso?

En imágenes captadas desde el interior del estadio pero que no fueron difundidas, este individuo fue expulsado del escenario principal solo unos segundos después de sacar la bandera. Corrió por el campo durante un rato antes de que un grupo de guardias de seguridad trajeados lo abordaran y lo sacaran del campo. Esa revolución, al menos, no sería televisada.

Jon Caramanica es crítico de música pop para el Times y presentador del pódcast Popcast. Más de Jon Caramanica

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