Gisèle Pelicot podría no ser la primera víctima de su marido, según la policía

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Dominique Pelicot fue condenado por drogar a su esposa e invitar a desconocidos a violarla. La policía dice que sus delitos pueden haber empezado mucho antes.

En diciembre, un tribunal condenó a Dominique Pelicot a 20 años de prisión por drogar a su esposa Gisèle e invitar a decenas de hombres a su dormitorio para violarla entre 2011 y 2020.

El juicio conmocionó a Francia y convirtió a Dominique Pelicot en el depredador sexual más infame de Francia. Su esposa, Gisèle, se convirtió en un icono feminista.

Pero la policía y la fiscalía sospechan que ella no fue su primera víctima. "Gisèle Pelicot teme ser solo la punta del iceberg", dijo uno de los abogados de Pelicot, Antoine Camus, en una entrevista.

Mientras Dominique Pelicot estaba en prisión a la espera de su juicio, la policía lo confrontó con pruebas de ADN que lo relacionaban con el intento de violación de una mujer de 19 años en la región de París en 1999. Tras horas de interrogatorio, admitió haberla drogado, diciendo a la policía: "Soy yo".

También se le investiga por la violación y asesinato de una mujer de 23 años en 1991. Pelicot ha negado cualquier implicación en el asesinato. Pero los fiscales lo imputaron en 2022 por ambos delitos, que son tan similares que se han agrupado en un solo caso.

Ambas víctimas eran jóvenes agentes inmobiliarias de la zona de París. A ambas las agredieron violentamente con una cuchilla, las ataron, las drogaron con éter y les desnudaron la parte inferior del cuerpo. En ambas escenas del crimen, se encontraron los zapatos de la víctima colocados de manera ordenada dentro de la habitación.

No se ha fijado fecha para el juicio.

Hoy Pelicot, de 72 años, está encarcelado en el sur de Francia, no muy lejos del pueblo donde él y su esposa, ahora divorciada, se habían retirado. Pero en 1991, él trabajaba como agente inmobiliario en París, y en 1999 había aceptado un empleo como vendedor de alarmas contra incendios y sistemas telefónicos.

La mujer asesinada, Sophie Narme, llevaba un mes trabajando en su primer empleo como agente inmobiliaria cuando la mataron.

La noche del 4 de diciembre de 1991, su empleador descubrió su cuerpo sin vida, parcialmente desnudo, en un apartamento de un piso superior que había mostrado a un cliente esa misma mañana en el distrito 19 de París. La policía sospecha que el cliente era Pelicot, que utilizaba un nombre falso.

Detectaron un fuerte olor a éter en la escena del crimen y durante la autopsia. La habían golpeado, drogado, apuñalado, estrangulado con su propio cinturón y violado, según los documentos de la investigación leídos ante el tribunal durante el juicio el año pasado.

Aunque la escena del crimen mostraba huellas de violencia, con el contenido del bolso de Narme esparcido por la habitación, sus zapatos de tacón alto se encontraron cuidadosamente colocados junto al cadáver.

Ocho años después, en 1999, una agente inmobiliaria de 19 años se reunió con un posible cliente en el último piso de un edificio de apartamentos de la región de París, en lo que se suponía que era una visita rutinaria para ver una vivienda en alquiler. El cliente, del que las autoridades vuelven a sospechar que era Dominique Pelicot valiéndose de un alias, le pidió que tomara algunas medidas en el apartamento.

Cuando ella le dio la espalda, él la inmovilizó contra el suelo, la obligó a ponerse boca abajo, le ató las muñecas con una cuerda y le presionó la nariz con una tela cubierta de éter, según el abogado de la víctima, cuyo nombre no se ha revelado. Ella intentó contener la respiración mientras él la drogaba.

Le quitó los zapatos de tacón alto, colocándolos cuidadosamente a un lado. Recordó sentir un cúter contra su piel mientras su agresor le apretaba la garganta con el brazo.

"Todavía estaba aletargada por el producto que me había hecho inhalar", dijo la mujer a los investigadores según documentos del caso leídos en el tribunal. "No podía darme la vuelta, recuerdo que me sentía prisionera en mi propio cuerpo. No quería que viera que estaba despierta. Sentía que no podía moverme".

Pero los efectos de la droga desaparecieron pronto, y la víctima luchó contra su agresor y consiguió esconderse en un almacén durante horas, cerrándolo con llave desde dentro. Su agresor acabó por marcharse.

La policía recogió restos de su sangre en sus zapatos y en la alfombra del suelo. Pero durante años no hicieron ningún avance. En 2011 se archivó el caso.

Solo se reabrió cuando se relacionó con el caso de asesinato de Narme.

Durante los últimos 34 años, Florence Rault, abogada de la madre de Narme, había seguido adelante con el caso de asesinato, pidiendo regularmente al tribunal que analizara pruebas o que explorara nuevas pistas.

"Lo hacía por Sophie", dijo Rault. "Prometí a su madre que llegaríamos al final de esta historia y que no moriría antes de saber el nombre del asesino de su hija".

Ya en 2004, la policía había establecido una conexión entre los dos casos. Pero entonces, el sistema nacional de clasificación de antecedentes penales por ADN acababa de crearse y apenas funcionaba.

Los restos de esperma encontrados en la escena del crimen de 1991 fueron extraviados por el instituto forense encargado de analizar la muestra.

En 2010, Pelicot fue detenido por primera vez por filmar faldas de mujeres en un centro comercial de la región de París, utilizando una cámara oculta en un bolígrafo. Le dejaron libre con una multa de 100 euros, equivalentes a unos 104 dólares.

Le volvieron a pillar haciéndolo en 2020, en un supermercado del sur de Francia. Pero esta vez, el guardia de seguridad animó a las víctimas a presentar una denuncia oficial, lo que permitió a la policía llevar a cabo una investigación.

Fue entonces cuando la policía dice que relacionó el ADN de Pelicot con el intento de violación de 1999.

Rault es ahora también la abogada de ese caso. A través de Rault, la mujer que sobrevivió dijo que había pasado página y que no quería hablar públicamente del caso. Sin embargo, participó en el proceso judicial y encaró a Pelicot en 2023 como parte de la investigación.

Para entonces, Pelicot había confesado muchos detalles del intento de violación. Dijo a la policía que había ido a una agencia inmobiliaria de París porque quería volver a sentirse como en su antiguo trabajo y comprobar los precios de los alquileres.

Dijo que actuó por "impulso", tras conocer a la agente y concertar una cita para visitar el apartamento. Luego volvió a su coche para tomar la cuerda y lo que describió como "un producto para limpiar reposacabezas": una botella de éter.

"No pensaba tener relaciones con ella", dijo al juez instructor, explicando que la drogó porque quería contemplar su cuerpo desnudo evitando cualquier tipo de violencia.

"Intenté olvidarlo durante mucho tiempo", añadió. "Pido disculpas por haber mentido, fue difícil admitirlo".

Su abogada, Béatrice Zavarro, dijo que la declaración a la policía no equivalía a un "reconocimiento formal" del delito.

"Reconoce la materialidad de haberla hecho dormir, no reconoce llevar un cuchillo y explica que si todo esto ocurrió no fue con la intención principal de violarla", dijo ella.

Los medios de comunicación franceses también han informado de que la policía está investigando dos casos similares de 1995 y 2004, aunque Pelicot no ha sido interrogado por la policía al respecto, dijo su abogada.

En cuanto al asesinato de 1991, Pelicot ha negado repetidamente cualquier relación. "No hay forma de que lo deje pasar porque realmente no quiere que se le reconozca como asesino", dijo su abogada. "Porque no es un asesino".

Catherine Porter colaboró con reportería.

Ségolène Le Stradic es una periodista e investigadora que cubre Francia. Más de Ségolène Le Stradic

"Reconoce la materialidad de haberla hecho dormir, no reconoce llevar un cuchillo y explica que si todo esto ocurrió no fue con la intención principal de violarla", dijo ella. Catherine Porter colaboró con reportería.

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