El costo de utilizar el canal de Panamá ha aumentado en años recientes excesivamente, según el presidente Donald Trump. La operadora del canal afirma que las sequías, las inversiones en mejoras y la enorme demanda son algunos de los motivos.
Pero si Trump consigue que se reduzcan las tarifas del canal en Panamá, los consumidores estadounidenses no notarán mucho la diferencia, porque el costo del canal solo representa una pequeña fracción del costo al por menor de la mayoría de los productos. Un análisis concluye que atravesar el canal le añade 10 centavos al costo de una cafetera.
Las tarifas de embarque del canal de Panamá no eran un gran problema hasta que Trump planteó la cuestión el año pasado.
Además de subrayar el costo de utilizar el canal, a los políticos estadounidenses les preocupa la seguridad. Señalan que China ha realizado grandes inversiones en la infraestructura de Panamá y que una empresa de Hong Kong explota los puertos tanto en el extremo del canal en el Atlántico como en el Pacífico. El secretario de Estado Marco Rubio, en una visita a Panamá el domingo, pareció intensificar esas preocupaciones de seguridad con el líder panameño.
China no desempeña ningún papel en la explotación del canal, tarea de la que se encarga la Autoridad del canal de Panamá, un organismo panameño. Estados Unidos construyó el canal a principios del siglo XX, principalmente con trabajadores del Caribe, y se lo cedió a Panamá en 1999 con la condición de que se mantuviera neutral.
Trump ha dicho que esa medida, tomada en virtud de un tratado de 1978, fue un error garrafal de Estados Unidos, y se ha negado a descartar el uso de la fuerza militar para retomar la vía fluvial. En respuesta, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, declaró hace poco: "El canal es y seguirá siendo de Panamá". Lo reiteró el domingo tras reunirse con Rubio: "No hay duda de que el canal es operado por Panamá y seguirá siendo así".
El canal es crucial para la economía estadounidense porque permite una ruta más corta entre la costa este y Asia que viajar a través de los océanos Atlántico e Índico. El 40 por ciento del tráfico de contenedores de Estados Unidos y gran cantidad de las exportaciones energéticas estadounidenses viajan por el canal en barcos que pagan peajes y otras tarifas por utilizarlo.
Los ingresos del canal han aumentado más deprisa que el tráfico.
La autoridad del canal no respondió a nuestra solicitud de una lista de peajes y tarifas históricos ni de otros comentarios. No obstante, publica cada año cuánto recauda de los barcos que utilizan el canal. En años recientes, esa cantidad ha aumentado mucho más que el número de viajes a través de la vía navegable.
En los 12 meses transcurridos hasta septiembre de 2023, las últimas cifras disponibles, los ingresos por peajes y tarifas de servicios ascendieron a 4800 millones de dólares, un 62 por ciento más que cinco años antes. En ese periodo, los pasos por el canal aumentaron solo un dos por ciento, de 13.795 en 2018 a 14.080.
En consecuencia, en 2023, el canal recaudó una media de 341.000 dólares por barco, frente a los 215.000 dólares de 2018, lo que supone un aumento del 59 por ciento.
Algunos fondos van a Panamá. Otros se reinvierten en el canal.
El aumento de las tarifas sin duda contribuye en parte a estos fondos, incluidos los incrementos de este año en las cuotas para reservar franjas horarias para el paso.
El gobierno panameño depende de grandes pagos del canal, y recientemente ha recibido una contribución de casi 2500 millones de dólares. Pero la autoridad del canal también necesita dinero para inversiones que garanticen el buen funcionamiento del mismo.
En ocasiones, las sequías han obligado a las autoridades a reducir drásticamente el número de barcos que utilizan el canal para ahorrar agua, pues las esclusas del canal consumen enormes cantidades. Se calcula que el paso de un solo barco consume una cantidad de agua equivalente a la que consumen medio millón de panameños en un día. Un proyecto destinado a proporcionar otra fuente de agua podría costar hasta 1600 millones de dólares.
La autoridad también ha actuado con astucia para mantener los ingresos en tiempos difíciles, recaudando más cuando se redujeron los pasajes durante la última sequía. Los cargadores que querían asegurarse un lugar estuvieron dispuestos en ocasiones a pagar millones de dólares en subastas especiales.
"Aunque de vez en cuando nos quejamos del precio, que a veces puede ser desorbitado, en general pensamos que el precio es correcto, pero queremos mantener nuestro derecho a quejarnos al respecto", comentó en un correo electrónico Oystein Kalleklev, director ejecutivo de Flex LNG, empresa naviera que envía buques a través del canal.
La reducción de las tarifas del canal quizá no cambiaría mucho los costos para los consumidores.
Dado que aproximadamente el 70 por ciento del volumen de carga que pasa por el canal comienza o termina en puertos estadounidenses, los estadounidenses obtendrían algún beneficio con la reducción de los peajes del canal. Pero el ahorro podría ser solo una pequeña parte del costo al por menor de un artículo.
Judah Levine, jefe de investigación de Freightos, un mercado digital de envíos, calcula el impacto de las tarifas del canal de Panamá en artículos de consumo individuales. Indicó que aumentan alrededor de 11 dólares por un frigorífico de puerta francesa, que se vende por más de 1000 dólares, y tan solo 10 centavos por una cafetera de unos 40 dólares (los artículos grandes cuestan más porque caben menos en un contenedor de transporte).
Enviar un contenedor de Asia oriental a un puerto de la costa este cuesta unos 6600 dólares, y la tarifa del canal representa aproximadamente el cuatro por ciento de esa suma, según Freightos.
"No creo que mucha gente del sector identifique a las tarifas del canal como responsables de los altos costos para los transportistas", afirmó Levine.
Un barco cargado con contenedores de carga atraviesa el canal de Panamá en Ciudad de Panamá, Panamá, el 10 de enero de 2024. (Alejandro Cegarra/The New York Times)
Un barco con contenedores cruza el canal de Panamá, en Ciudad de Panamá, Panamá, el 9 de julio de 2024. (Federico Ríos Escobar/The New York Times)