Luxury Goods and ServicesJewels and JewelryOlympic Games (2024)ChaumetLVMH Moet Hennessy Louis Vuitton SAMonnaie de Paris
En poco más de 100 días desde la clausura de las Olimpiadas, más de un centenar de atletas han pedido que les cambien sus medallas.
En la historia de los Juegos Olímpicos, pocas veces una empresa fue tan omnipresente como LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton, el imperio de artículos de lujo que es propiedad de la familia más rica de Francia.
Al ser el mayor patrocinador corporativo de los Juegos Olímpicos de París, LVMH estaba en todas partes. Su champán Moët & Chandon fluía en las suites VIP. La casa de moda Berluti de LVMH vestía a los atletas franceses. Y, contraviniendo al menos el espíritu de los estatutos olímpicos, el equipaje Louis Vuitton se exhibió durante la ceremonia de inauguración y fue visto por más de mil millones de personas en todo el mundo.
Pero su papel más significativo estuvo relacionado con las medallas olímpicas, diseñadas por Chaumet, fabricante de joyas y relojes de lujo que forma parte del grupo LVMH. Oro, plata y bronce: los mejores atletas se las llevaban a casa como recuerdo de sus hazañas en los Juegos de París.
Ahora esas medallas se están deteriorando, y LVMH no se ha pronunciado al respecto.
En poco más de 100 días desde la clausura de las Olimpiadas, más de 100 atletas han pedido que les cambien sus medallas, pues se están dañando. El mes pasado, Clement Secchi y Yohann Ndoye-Brouard, nadadores franceses, mostraron sus medallas desgastadas en las redes sociales. "Piel de cocodrilo", escribió Secchi.
Nick Itkin, esgrimista olímpico estadounidense de florete, dijo que su medalla de bronce empezó a deteriorarse pocos días después de las Olimpiadas. "Pero al cabo de unas semanas, se hizo más evidente", dijo, y añadió que pensaba pedir que se la cambiaran.
En el pasado se han tenido que sustituir medallas de otras Olimpiadas, sobre todo en Río de Janeiro en 2016. Pero, en ningún otro evento olímpico, una empresa había estampado sus credenciales de marca de una manera tan prominente.
El problema parece ser más grave con las medallas de bronce que fueron las primeras preseas por las que los atletas comenzaron a quejarse, poco después de recibirlas.
El Comité Olímpico Internacional (COI) se ha disculpado y dice que buscará sustitutos. Monnaie de Paris, la casa de la moneda francesa, que fabricó las medallas, ha asumido hasta ahora la responsabilidad, achacando el problema a una cuestión técnica relacionada con el barniz.
Y LVMH se ha mostrado gustosa de dejar que las demás organizaciones sean quienes hablen. Un portavoz de la empresa dijo que, como no fabricó las medallas y no es responsable de ellas, LVMH no tiene nada que comentar.
Pero en los preparativos de las Olimpiadas, y durante el propio evento, LVMH mostró el papel de sus expertos artesanos en la elaboración de las medallas. En la segunda planta de un club creado por la empresa, a pocos metros del Palacio del Elíseo, la residencia del presidente francés, los diseñadores de Chaumet explicaron con orgullo el proyecto para diseñar las medallas en secreto que duró un año. En el corazón de cada una había un pedazo de la Torre Eiffel.
Chaumet nunca había diseñado una medalla deportiva, y de las tres que les encargaron, la de bronce era la más complicada.
"Es la más difícil porque es la más delicada", declaró en ese entonces a The New York Times Philippe Bergamini, uno de los diseñadores de joyas más veteranos de Chaumet.
La empresa retocó los diseños cientos de veces hasta que un comité especial de atletas y funcionarios olímpicos estuvo de acuerdo. Los diseñadores unieron sus fuerzas con la Casa de la Moneda, una institución francesa que produce dinero y otros objetos preciosos desde la Edad Media.
Cada medalla tardaba 15 días en terminarse, desde el estampado del diseño hasta la inmersión en oro, bronce y plata y el acabado con una capa de barniz.
Por eso, cuando un atleta publicó fotos de su medalla de bronce oxidada el pasado agosto, apenas unas semanas después de los Juegos, la Casa de la Moneda inició una investigación interna para "comprender las circunstancias y la causa del daño", dijo la organización en un comunicado.
La Casa de la Moneda descubrió que el barniz utilizado para evitar la oxidación era defectuoso. La receta de su barniz es un secreto comercial, pero el revestimiento se debilitó después de que la Casa de la Moneda lo cambiara para ajustarse a la reciente normativa de la Unión Europea que prohíbe el uso de trióxido de cromo, una sustancia química tóxica utilizada para evitar que el metal se oxide, según La Lettre, un periódico industrial francés.
Una portavoz declinó confirmar el informe, pero dijo en un comunicado que se "ha modificado el barniz y optimizado su proceso de fabricación para hacerlo más resistente a ciertos usos de las medallas observados en los atletas".
Ante la avalancha de medallas deterioradas, el Comité Olímpico Internacional se ha comprometido a encontrar sustitutos. "Las medallas deterioradas serán sistemáticamente sustituidas por la Monnaie de París y grabadas de manera idéntica a las originales", dijo en un comunicado.
Para LVMH, los Juegos Olímpicos fueron una fiesta de presentación. Fue una gran incursión en el deporte, y un momento para promocionar la empresa de una manera que hasta ese entonces había evitado, prefiriendo en su lugar mostrar sus marcas individuales.
"Obviamente, al tratarse de la medalla, tiene un perfil muy alto y todo el mundo se pregunta cómo ocurre esto, y sobre todo viniendo de LVMH, cuya razón de ser es la calidad y la precisión", dijo Michael Payne, quien ideó la estrategia de mercadeo original del COI.
Tariq Panja es corresponsal deportivo mundial y se centra en historias donde el dinero, la geopolítica y el crimen se cruzan con el mundo del deporte. Más de Tariq Panja
Liz Alderman es la corresponsal jefa de negocios para Europa y escribe sobre la evolución económica, social y política en Europa. Más de Liz Alderman