Protectionism (Trade)International Trade and World MarketCustoms (Tariff)Executive Orders and MemorandumsTrump, Donald JCanadaChinaMexico
La acción ejecutiva del presidente en materia comercial mantendrá todas las posibilidades abiertas, entre ellas eventuales aranceles contra China, Canadá y México.
El lunes, el presidente Trump no llegará a imponer inmediatamente aranceles a los productos importados, pero emitirá una orden ejecutiva mediante la cual ordenará a las agencias federales que empiecen a estudiar una amplia lista de cuestiones comerciales que, en última instancia, podrían traducirse en impuestos sobre productos procedentes de China, Canadá, México y otros países en los próximos meses.
La decisión sugiere que Trump está adoptando un enfoque más mesurado para cumplir una promesa electoral clave de utilizar los aranceles para reorganizar las relaciones comerciales de Estados Unidos. También retrasará --al menos por ahora-- las luchas que se han estado gestando con gobiernos extranjeros, los cuales han prometido responder a los gravámenes de Trump con aranceles propios.
Los temas que Trump ordenará a sus funcionarios que investiguen en una orden ejecutiva el lunes serán de amplio alcance e incluyen los déficits comerciales y los acuerdos comerciales firmados con China, Canadá y México. Esto podría sentar las bases para que el presidente pueda imponer aranceles a numerosos objetivos por muchas razones diferentes, lo que a su vez podría trastornar las cadenas de suministro internacionales y desencadenar guerras comerciales mundiales en las próximas semanas y meses.
La orden ejecutiva requerirá que las agencias federales examinen las prácticas comerciales y monetarias desfavorables y que evalúen si los gobiernos extranjeros han cumplido los términos de los dos acuerdos comerciales que Trump firmó en su primer mandato. También exigirá al gobierno que evalúe la viabilidad de crear un "Servicio de Ingresos Externos" para cobrar aranceles y derechos de aduana.
Trump también ordenará un estudio de los aranceles que Estados Unidos ha impuesto por motivos de seguridad nacional, así como del uso de una exención comercial especial llamada de minimis que permite que mercancías de poco valor entren en Estados Unidos libres de aranceles. Esa laguna ha permitido que grandes volúmenes de productos chinos escapen a los aranceles que Trump impuso a China durante su primer mandato. The Wall Street Journal ya había informado de los detalles de la orden ejecutiva.
Aunque Trump ha decidido abstenerse de imponer aranceles por ahora, sus asesores afirman que sigue más convencido que nunca de que pueden utilizarse para obtener grandes beneficios.
El presidente y sus asesores han sido partidarios de una combinación de políticas que incluye un arancel universal sobre productos extranjeros, un arancel más alto sobre China y medidas independientes que podrían abordar la relación comercial con México y Canadá imponiendo impuestos también a esos países, dijeron personas familiarizadas con los planes.
En su discurso de investidura del lunes, Trump dijo que "la renovación de nuestro sistema comercial para proteger a los trabajadores y las familias estadounidenses" iniciaría inmediatamente.
Agregó que "entrarán enormes cantidades de dinero a nuestro Tesoro" gracias a los aranceles. "El sueño americano pronto estará de vuelta y prosperará como nunca antes".
Trump ha elogiado los aranceles por su capacidad para ayudar a las fábricas estadounidenses, recaudar ingresos para ayudar a pagar los recortes fiscales que espera promulgar y, en general, funcionar como una manera de obtener una ventaja en las negociaciones con países extranjeros.
Aunque la gestión del comercio es técnicamente competencia del Congreso, diversas leyes comerciales han otorgado al presidente amplios poderes para imponer aranceles. El presidente puede utilizarlos para defender la seguridad nacional estadounidense, responder a prácticas comerciales desleales y contrarrestar diversos tipos de emergencias internacionales.
Trump y sus asesores siguen debatiendo cuál es el mejor método para imponer sus aranceles, pero creen que tienen la autoridad legal para utilizar cualquiera de ellos, señalaron personas familiarizadas con las deliberaciones.
Algunos fabricantes estadounidenses atribuyen a los aranceles que Trump impuso durante su primer mandato --y que el presidente Joseph R. Biden Jr. mantuvo en vigor-- el haber ayudado a sus empresas a sobrevivir en medio de la intensa competencia con países como China. Sin embargo, los economistas y muchas otras empresas sostienen que los aranceles pueden causar daños económicos, ya que elevan los precios de los bienes importados e incitan represalias de otros gobiernos que pueden perjudicar las exportaciones estadounidenses.
La orden ejecutiva de Trump mantendrá a los gobiernos extranjeros en alerta en las próximas semanas, mientras intentan establecer lazos más estrechos con su gobierno y convencer al presidente de que no dirija estas medidas hacia ellos.
Las autoridades canadienses han elaborado una lista de productos estadounidenses que pretenden gravar si se ven afectados por los aranceles de Trump, entre ellos el jugo de naranja de Florida, el whisky de Tennessee y la crema de cacahuate de Kentucky. México también ha amenazado con imponer aranceles de represalia a las exportaciones estadounidenses, al igual que la Unión Europea y otros gobiernos.
Durante su primer mandato, Trump sacudió las relaciones comerciales mundiales del país al imponer aranceles contra lavadoras, paneles solares, metales y diversos productos extranjeros procedentes de China. Esas medidas casi duplicaron la tasa arancelaria promedio aplicada a los bienes importados, aunque los aranceles estadounidenses seguían siendo bajos en comparación los estándares internacionales.
Los economistas han expresado su preocupación por los planes de Trump de ampliar esos impuestos. Dicen que, aunque los aranceles pueden ayudar a determinadas industrias estadounidenses protegidas, tienen otros inconvenientes para la economía, como el aumento de los costos para los hogares y las empresas que dependen de los productos importados.
Lydia Cox, economista de la Universidad de Wisconsin-Madison, describió los aranceles como "un instrumento bastante contundente" en un foro en línea organizado por la Harvard Kennedy School la semana pasada.
Los aranceles pueden reportar algunos beneficios a las industrias protegidas, dijo, "pero crean muchos daños colaterales por el camino".
Ana Swanson cubre comercio y economía internacional para el Times desde la corresponsalía en Washington. Ha sido periodista por más de una década. Más de Ana Swanson