El próximo secretario de Defensa se enfrentará a un sinfín de retos importantes: la guerra en Ucrania, la crisis en Medio Oriente y el incremento en las amenazas militares de China. Y luego, lo más cercano a casa: el posible despliegue de tropas estadounidenses en la frontera suroeste para abordar las inquietudes sobre el tema de la inmigración y la revitalización de la base industrial militar de Estados Unidos para hacer frente a los adversarios globales.
Ucrania
El presidente electo Donald Trump casi no ha mencionado cómo resolverá el conflicto. Pero el vicepresidente electo JD Vance ha esbozado un plan que permitiría a los rusos conservar el territorio ucraniano del que se han apoderado sus fuerzas.
Keith Kellogg, enviado especial de Trump para Ucrania, dijo la semana pasada que su jefe iba a intentar negociar un acuerdo con Moscú en los cien días posteriores a su toma de posesión. Los críticos temen que un acuerdo precipitado consolide las ganancias territoriales de Rusia en Ucrania, alrededor del 20 por ciento del país.
Una de las mayores incógnitas para Ucrania es si el gobierno de Trump y Europa ofrecerán algún tipo de garantías de seguridad a fin de evitar que Rusia siga tomando más territorio.
"Una victoria militar rusa en Ucrania sería algo parecido a la catástrofe del gobierno de Joe Biden en Afganistán en su primer año", opinó Seth G. Jones, vicepresidente sénior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un centro de investigación en Washington.
Medio Oriente
¿Qué ocurrirá con los 2000 soldados estadounidenses que ayudan a combatir al grupo Estado Islámico en el noreste de Siria?
A finales de 2018, Trump ordenó a todas las fuerzas estadounidenses que abandonaran esa misión, lo que produjo la renuncia Jim Mattis como secretario de Defensa a manera de protesta. Un acuerdo posterior revirtió esa decisión y como resultado una fuerza estadounidense más reducida se estableció en un rincón más pequeño de esa parte de Siria.
Debido a la turbulencia en Siria tras la caída el mes pasado del gobierno del presidente Bashar al Asad a manos de una coalición islamista que lidera Hayat Tahrir al-Sham y el atentado inspirado por el grupo Estado Islámico en Nueva Orleans el día de Año Nuevo es menos probable que haya un cambio inmediato de tropas, pero el futuro a largo plazo es incierto.
Mientras tanto, los negociadores del presidente Joe Biden y de Trump están trabajando juntos para llegar a un acuerdo antes del Día de la Inauguración para lograr un alto el fuego en la Franja de Gaza que también produciría la liberación de algunos de los rehenes restantes.
No obstante, si esa iniciativa fracasa, el próximo secretario de Defensa podría desempeñar un papel en el intento por influir en la campaña aérea y los ataques terrestres de Israel contra los combatientes de Hamás que quedan en Gaza.
El secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III, un general retirado de cuatro estrellas del Ejército, advirtió en repetidas ocasiones a Israel que podía enfrentar una "derrota estratégica" que iba a dejar al país menos seguro si no hacía más por proteger a los civiles.
China
Austin visitó la región Indo-Pacífica trece veces durante sus cuatro años en el cargo. ¿El motivo principal? China.
También es probable que el sucesor de Austin acumule millas volando a Asia para supervisar la creciente presencia militar estadounidense en la región y apuntalar alianzas para contrarrestar la creciente amenaza militar china.
La marina china "sigue convirtiéndose en una fuerza global que amplia poco a poco su alcance operativo más allá de Asia Oriental", declaró el mes pasado el Departamento de Defensa en un informe anual en el que se evalúa la fuerza militar de Pekín.
Gran parte de la planificación militar china se centra en Taiwán, una democracia insular autogobernada que Pekín reclama como territorio propio. Los líderes en Pekín afirman desde hace tiempo que quieren anexar pacíficamente Taiwán a China, pero también aseguran que podrían recurrir a la guerra. China ha intensificado sus incursiones navales y aéreas cerca de Taiwán para aumentar la presión sobre la isla.
Es de esperar que el nuevo gobierno de Trump aproveche los esfuerzos de Biden por ampliar las alianzas de seguridad de Estados Unidos en la región, llegando a acuerdos que permitan a las fuerzas estadounidenses dispersarse por pequeñas islas y atacar a China con armas antibuque y misiles de crucero.
Soldados preparándose para disparar contra el ejército ruso cerca de Pokrovsk, Ucrania, en noviembre. (Tyler Hicks/The New York Times)