Bob Dylan está en el foco de Hollywood. Y también de su 'hater' número 1

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AJ Weberman comenzó como uno de los más agudos admiradores de Dylan. Pero se convirtió en su némesis, llamándolo farsante y traidor, atacándolo con una obsesión que raya en la locura.

En una reciente proyección de Un Completo Desconocido, la nueva película biográfica de Bob Dylan, un alegre grupo de mujeres jóvenes se acomodó para ver al apuesto y delicado Timothée Chalamet personificar al cantante.

Apenas y repararon en el hombre de 80 años sentado a su lado, enfundado en un abrigo de invierno y un gorro que no se quitó para nada. Entonces, empezó la película.

"Esto es todo inventado", el hombre le cacareó la pantalla.

"No es lo que tú crees".

"¡Eres una escoria!"

Y así continuaron durante 2 horas y 20 minutos los estruendosos comentarios de AJ Weberman sobre la película, repletos de oscuras interpretaciones de las letras y referencias a cómo Dylan y la película se cruzaban con cosas como el comunismo, la invasión de la Bahía de Cochinos, la CIA y Barry Goldwater.

El grupo de mujeres intercambiaba miradas desconcertadas, pero no dijo nada.

Durante más de medio siglo, las vidas de Weberman y Dylan se han entrelazado, aunque es Weberman quien ha entretejido casi todos los lazos.

Empezó como uno de los más agudos observadores y admiradores de Dylan, tan empeñado en indagar en la vida del cantante que rebuscaba en los botes de basura del número 94 de la calle MacDougal, donde el cantante vivió alguna vez. Pero se convirtió en némesis de Dylan, llamándolo farsante y traidor, atacándolo con una obsesión que raya en la locura.

Ahora que Dylan está en el foco de Hollywood, Weberman ve una nueva oportunidad de impulsar el plan en contra de Dylan que lo ha sostenido durante décadas. Está escribiendo un nuevo libro en el que interpreta las letras de Dylan y respondiendo a un tropel de correos electrónicos y llamadas que le piden su opinión sobre la película.

Aunque sus búsquedas entre la basura han disminuido, su rencor sigue tan vivo como siempre.

Weberman, quien se ha mantenido solo desde la adolescencia vendiendo marihuana, creció en Brooklyn y ahora vive en Riverdale. Asistió brevemente a la Universidad Estatal de Michigan antes de ser expulsado tras una detención por consumo de hierba, y luego se instaló en East Village y terminó relacionándose con figuras contraculturales yippies (Partido Internacional de la Juventud, YIP por su sigla en inglés) como Abbie Hoffman y Jerry Rubin.

Eran la década de los años 60, y ayudó a organizar "protestas de humo", marchas a favor de la marihuana y bromas a figuras de los grupos de poder. Bob Dylan puso la mayoría de la banda sonora.

"Dije: 'Vaya, este tipo es un auténtico revolucionario'", dijo. "Me gustaba el movimiento por los derechos civiles. Caí en la trampa".

Cayó con fuerza. Weberman empezó a afanarse en recopilar todas las letras de Dylan para estudiarlas.

Mientras escuchaba canciones de Dylan bajo la influencia del ácido, Weberman se convenció de que las crípticas letras de Dylan enmascaraban significados oscuros. Oía referencias a sí mismo. Ponía los discos de Dylan al revés y afirmaba oír ciertos mensajes, como "no me expongas" oculto en la oscura canción "Time Passes Slowly".

Durante mucho tiempo, las estrellas del pop han sido figuras de obsesión, remontándose al menos a los Beatles. Los chicos afables de Liverpool inspiraban teorías morbosas entre los fanáticos a medida que su pelo se hacía más largo y sus canciones más extrañas. Algunos ponían sus discos al revés en busca de mensajes secretos y escudriñaban las portadas de los álbumes en busca de pistas de que Paul McCartney estaba muerto. Charles Manson, el asesino líder de una secta, se inspiró en sus palabras, creyendo que predecían una guerra racial. Un fan desquiciado mató a John Lennon.

Como poeta metamorfo del rock --un profeta con un aullido nasal--, Dylan y sus opacas palabras resultaron especialmente atractivos para los teóricos de los campos literario, musical y conspirativo.

Richard F. Thomas, quien imparte una clase sobre Dylan en la Universidad de Harvard, dijo que la creencia de Weberman de que ciertas letras se refieren a él son "bastante fantasiosas y van más allá del egocentrismo".

"A veces es difícil saber hasta qué punto es serio o tiene los pies en la tierra", dijo el profesor sobre Weberman, y añadió: "Para ser justos, siempre buscó aquello que hace vibrar a una canción, pero no iba a encontrar las respuestas en la basura".

Weberman dijo que su creciente percepción de que Dylan estaba abandonando sus mensajes políticos de izquierda había alimentado su afán por avergonzar al artista para que "recuperara la conciencia".

Se mostró en desacuerdo con álbumes como Nashville Skyline, la propuesta country de Dylan de 1969. La portada del disco mostraba al sonriente cantante inclinando su sombrero de forma benévola y sus canciones carecían de comentarios políticos y sociales manifiestos.

Weberman empezó a afirmar públicamente que Dylan se había perdido en las drogas --lo cual Dylan negó-- y que había "traicionado a la izquierda" al abandonar la música política que había definido su ascenso. Ayudó a fundar el Frente de Liberación de Dylan para volver a radicalizar a Dylan y "liberar a Bob Dylan de sí mismo".

Dijo que finalmente conoció a Dylan hacia 1971, cuando llamó a su puerta.

"Me dijo: 'No vas a entrar en mi vida', y cerró la puerta de un portazo, así que se me ocurrió buscar en su basura".

Entre pañales sucios y residuos de cocina, encontró cartas personales y fotografías familiares provenientes de la casa donde Dylan vivía con su mujer, Sara, y sus hijos pequeños.

"Dije: 'Esto no es un bote de basura, es una mina de oro'", dijo.

Weberman empezó a acosar al cantante, hostigándolo por teléfono y en persona y escribiendo sobre él en el East Village Other, un periódico clandestino donde publicaba imágenes de los hallazgos de la basura de Dylan. Incluso pidió a los lectores si alguien podía obtener una muestra de orina de Dylan. Quería analizarla en busca de drogas.

Aron Kay, un compañero yippie conocido por lanzar tartas a la cara de las figuras de los grupos de poder, dijo que Weberman, más que los académicos, desarrolló una comprensión visceral del cantautor y estaba decidido a convencer a Dylan de que volviera a adoptar posturas políticas sobre temas como la guerra de Vietnam.

"AJ siempre decía: 'Eres lo que tiras a la basura', y con Dylan fue a la raíz del asunto: su basura", dijo Kay. "Aunque Bob no lo reconociera, había un vínculo cultural psíquico entre ellos. Había como una relación de amor-odio".

O quizá Dylan no quería involucrarse en absoluto. Al final dejó de tirar artículos de interés y pidió a Weberman que lo dejara en paz a él y a su basura.

Weberman accedió, pero acabó volviendo con un reportero y un fotógrafo a los que Sara ahuyentó. Ese mismo día, según Weberman, Dylan lo vio en la calle Elizabeth y lo atacó.

Al pedirle pruebas, Weberman dijo que Dylan hizo una clara referencia al ataque en su canción de 1978 "Where Are You Tonight?" con la letra "laughter down on Elizabeth Street" ("la risa en la calle Elizabeth") y los versos: "It felt out of place, my foot in his face / But he should have stayed where his money was green." ("Parecía fuera de lugar, mi pie en su cara / Pero debería haberse quedado donde su dinero era verde").

En el cumpleaños 30 del compositor, en 1971, Weberman ayudó a dirigir una manifestación ante su edificio. Dylan acabó mudándose.

Dylan se burló de las afirmaciones de Weberman sobre sus letras, incluso en una polémica conversación telefónica que Weberman grabó a principios de la década de 1970 y que fue publicada por Folkways Records como Bob Dylan vs. AJ Weberman -The Historic Confrontation (Bob Dylan vs. AJ Weberman: La confrontación histórica).

En la grabación, Dylan llama cerdo a Weberman por rebuscar en su basura y parece exasperado por que él se inmiscuya en su vida y sus letras.

"Yo no soy Dylan", dice Dylan. "Tú eres Dylan".

Hoy en día, los famosos rara vez se ocupan personalmente de los fanáticos obsesivos; la tarea suele recaer en las fuerzas del orden. Un hombre que acosaba a Ariana Grande se declaró culpable de varios delitos, incluido el de allanamiento de morada, tras irrumpir en su casa más de 90 veces. El año pasado, un hombre de 33 años fue detenido dos veces en tres días fuera de la casa de Taylor Swift en Tribeca, otra cantante cuyas letras son regularmente objeto de especulación y disección.

Pero el comportamiento de Weberman se produjo en una época en la que la policía representaba una anatema para la contracultura, y la obsesión mística era más plausible que hoy. Por su parte, Weberman dice que no estaba loco. Dijo que mantenía conversaciones periódicas con Dylan por teléfono y en su estudio musical de Houston Street antes de que Dylan acabara hartándose de él.

"No lo acosaba", dijo Weberman. "Era una relación, como la de Verlaine y Rimbaud. Me interesaba su poesía. Se trataba de algo político, no de su celebridad".

Un portavoz de Dylan declinó hacer comentarios.

Weberman convirtió su manía en una plataforma y la amplió. Impartió una clase de Dylanología en la Alternate U., un centro contracultural del Village. Llevó a grupos de estudiantes, y más tarde a otros seguidores de Dylan, al edificio MacDougal. Amplió sus exploraciones a los desechos de otros personajes famosos, como el expresidente Richard M. Nixon y Jacqueline Kennedy Onassis.

"Pasé a otros cubos de basura", dijo.

Alrededor del año 2000, la propia basura de Weberman fue registrada, por agentes federales que encontraron empaques de marihuana y más tarde lo detuvieron por lavado de dinero. Mientras cumplía una condena de un año, creó un Dylan to English Dictionary (Diccionario de Dylan a inglés) de 536 páginas: un análisis palabra por palabra del lenguaje metafórico y alegórico de Dylan.

Estos días, Weberman está terminando su último libro, The Dylan Heresy (La herejía de Dylan), que ofrece aún más exégesis.

Recientemente, en el cine, solo Weberman aplaudió tras las interpretaciones de Chalamet de las canciones, pero también participó cuando los fans del folk abuchearon en la película la electrificada actuación de Dylan en el Newport Folk Festival de 1965.

El martes, Weberman pasó por el antiguo edificio de Dylan en MacDougal Street y, sintiéndose sentimental, levantó la tapa de uno de los viejos botes de basura y echó un vistazo al interior.

Dobló la esquina por la calle Houston y se detuvo frente al antiguo estudio de música de Dylan, donde escribió su canción de 1975 "Idiot Wind".

"Esa canción trata de mí", dijo. "Mira cómo empieza: 'Someone's got it in for me, they're planting stories in the press.' ('Alguien la trae contra mí, están sembrando historias en la prensa')".

Corey Kilgannon es un periodista del Times que escribe sobre la delincuencia y la justicia penal en Nueva York y sus alrededores, así como sobre noticias de última hora y otros reportajes. Más de Corey Kilgannon

En la década de 1960, AJ Weberman ayudó a organizar "protestas de humo", marchas a favor de la marihuana y bromas a figuras de los grupos de poder. Bob Dylan puso la mayoría de la banda sonora. (Sabrina Santiago/The New York Times)

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