
El 13 de agosto de 2013, los Países Bajos vivieron un momento de gran conmoción con el fallecimiento del príncipe Friso de Holanda, quien pasó casi seis meses en coma tras un accidente de esquí en Austria. Su muerte marcó un antes y un después en la familia real neerlandesa e influyó profundamente en la vida de su viuda, Mabel de Holanda.
Desde entonces, la Princesa Mabel logró consolidar su posición como una de las mujeres más ricas de los Países Bajos, gracias a su visión para las inversiones. Además, mantuvo una estrecha relación con la familia real y trabajó activamente en la conservación del legado de su esposo a través de iniciativas benéficas y de apoyo a la ingeniería.
Un accidente de esquí que conmocionó a los Países Bajos
El príncipe Friso, segundo hijo de la entonces reina Beatriz de los Países Bajos, y hermano de Guillermo, actual rey de Holanda, sufrió un grave accidente de esquí en febrero de 2013 en Austria, cuando fue sepultado por una avalancha mientras esquiaba fuera de pista.

A pesar de haber sido rescatado con vida, el tiempo que permaneció bajo la nieve le causó un daño cerebral severo, dejándolo en estado de coma. Durante seis meses, su familia mantuvo la esperanza de una recuperación, pero el 13 de agosto de 2013 se confirmó su fallecimiento.
Friso había renunciado a sus derechos sucesorios en 2004 para casarse con Mabel Wisse Smit, ya que su matrimonio no fue aprobado por el parlamento neerlandés debido a la polémica sobre el pasado de su novia. La pareja se estableció en Londres y tuvo dos hijas, Luana y Zaria, quienes quedaron huérfanas de padre a una edad temprana.
Mabel de Holanda y la construcción de una fortuna millonaria
Desde la muerte de Friso, Mabel de Holanda logró aumentar su patrimonio de manera importante, alcanzando una cifra cercana a los 455 millones de euros (493 millones de dólares). Gracias a este crecimiento, ocupa el puesto 121 en la lista de las personas más ricas de los Países Bajos, según la revista Quote 500.
Su éxito financiero se debe a su habilidad para las inversiones, especialmente en los sectores bursátil e inmobiliario. Una de sus operaciones más rentables fue su temprana inversión en la plataforma de pagos digitales Adyen, una empresa con sede en los Países Bajos encargada de gestionar transacciones para gigantes como Netflix y Spotify.
En 2018, Mabel vendió una parte de sus acciones en Adyen, obteniendo 43 millones de euros en ganancias.
Además de su inversión en Adyen, Mabel diversificó su fortuna con participaciones en bienes raíces y otros negocios, fortaleciendo su posición como una de las mujeres con mayor poder económico en su país.
Una vida discreta en Londres con sus hijas

Tras la muerte de su esposo, Mabel optó por permanecer en Londres, donde continúa residiendo con sus hijas Luana y Zaria. Su vida transcurre con bajo perfil mediático, lejos de los focos de atención que rodean a la familia real neerlandesa.
La viuda de Friso mantuvo su compromiso con causas benéficas. Su trabajo filantrópico se centra en temas como los derechos humanos, la igualdad de género y el desarrollo social.
Su enfoque en la filantropía refuerza la imagen de una mujer que, más allá de su riqueza, busca generar un impacto positivo en la sociedad.
La relación cercana con la familia real neerlandesa

A pesar de la renuncia de Friso a sus derechos dinásticos, su viuda e hijas nunca se han desvinculado completamente de la familia real. Mabel mantiene una excelente relación con su suegra, la ex reina Beatriz, y su presencia en eventos relacionados con el legado de Friso es frecuente.
Uno de los aspectos más visibles de esta cercanía es su participación en el Premio Príncipe Friso de Ingeniería, un galardón que creó junto con Beatriz para honrar la memoria del fallecido príncipe. Este premio reconoce la excelencia en ingeniería, destacando a profesionales que han realizado contribuciones significativas en innovación, impacto social y emprendimiento.
La última edición del premio tuvo lugar en La Haya, donde Mabel y Beatriz asistieron juntas a la ceremonia. Su presencia no solo reflejó su inquebrantable vínculo familiar, sino también su compromiso con la preservación del legado de Friso, quien fue un apasionado de la ingeniería mecánica y aeroespacial, destacándose en universidades prestigiosas en estos campos.