Debilitar, el claro plan de Petro

Hoy la tecnología cambia totalmente el balance a favor de los estados y en contra de los criminales. No se va a necesitar tanto pie de fuerza, pero sí unas elementos más preparados, tanto en la Policía como en las Fuerzas Militares

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La decisión del presidente Gustavo
La decisión del presidente Gustavo Petro de no compartir inteligencia con Estados Unidos es más un medida simbólica que real- crédito Andrea Puentes/Presidencia

La decisión del presidente Gustavo Petro de no compartir inteligencia con Estados Unidos es más un medida simbólica que real, aunque, claro, tiene implicaciones diplomáticas y estratégicas. Esta decisión, de todas maneras, es una más en un proceso de debilitamiento de las Fuerzas Militares que comenzó durante el gobierno de Juan Manuel Santos, no se recuperó con Iván Duque y, por cierto, se aceleró brutalmente con el ‘inolvidable’, como Petro quiere que lo recordemos.

El proceso de paz de Santos acabó con la política antinarcóticos. Recuerdo una reunión en septiembre del 2018, recién nombrado embajador en Estados Unidos, con el secretario de Defensa de Estados Unidos de entonces, James Mattis, en el ministerio de Defensa. Sentado al lado mío estaba el comandante de operaciones de la Armada colombiana, al que le pregunté qué tan operativa estaba la infantería de marina. “Cerca al 15 por ciento me contestó”, lo que concuerda con el crecimiento de la coca de 40 mil hectáreas a 200 mil en los últimos cinco años del gobierno de Santos. La infantería controla, o controlaba, los ríos por donde se mueven todos los insumos de la coca y la misma coca en sí.

Igualmente, por múltiples razones, se dio una reducción del pie de de fuerza en cerca del 11 por ciento; los miembros de las Fuerzas Armadas pasaron de 267 mil a 237 mil. Además de la deshonra política y el impacto en la moral de las tropas que el proceso de paz le causó a unas fuerzas militares que hasta el 2010 eran, a un costo brutal, victoriosas en esa lucha contra el terrorismo, esta pérdida de pie de fuerza los hizo más débiles frente a una amenaza que, como hoy vemos, se mantuvo.

El proceso de paz de
El proceso de paz de Santos acabó con la política antinarcóticos. Infobae.

Con el ‘inolvidable’, la situación se ha deteriorado a niveles preocupantes. El pie de fuerza cayó de 240 mil a 175 mil, el doble de los de Santos. Obviamente no hay capacidad de control territorial, lo cual, sumado a esa paz total que le entrega a los narcos, al Eln y a las Farc zonas enteras, genera la tormenta perfecta en materia de seguridad en vastas regiones de Colombia.

Hoy en Jamundí, un pueblo a 20 minutos de Cali, la tercera ciudad en importancia de Colombia, el control lo tienen los grupos criminales y terroristas. En Nariño, Cauca, el Putumayo y el sur del Valle, el control lo ejercen los grupos criminales. El Pacífico colombiano en gran parte está perdido y la defensora del pueblo dijo claramente en una audiencia en la Corte Constitucional que en la famosa zona binacional, el Catatumbo, el control lo ejercen los grupos criminales y no el Estado.

El deterioro en ese sentido se ha dado a nivel nacional, y con menos pie de fuerza y un presidente que desprecia las Fuerzas Armadas la situación va a peor. Por eso, la decisión de suspender la cooperación en inteligencia con Estados Unidos en nada va a cambiar el deterioro en materia de seguridad que hoy vive el país. Claro, los narcos se benefician de esta decisión, no es de sorprender con este ‘inolvidable’ gobierno, pero no varía una situación militar que se deteriora día tras día.

El Pacífico colombiano en gran
El Pacífico colombiano en gran parte está perdido y la defensora del pueblo dijo claramente en una audiencia en la Corte Constitucional que en la famosa zona binacional, el Catatumbo, el control lo ejercen los grupos criminales y no el Estado.

Lo único bueno de este difícil panorama, que al próximo presidente le va a tocar enfrentar, es que hoy la tecnología cambia totalmente el balance a favor de los estados y en contra de los criminales. No se va a necesitar tanto pie de fuerza, pero sí unas elementos más preparados, tanto en la Policía como en las Fuerzas Militares. Toda estación de Policía, en el pueblo más remoto, debe controlar el territorio con drones, que ayudados con inteligencia artificial pueden descifrar una amenaza; además, deben tener el mecanismo inmediato de reacción, drones armados para neutralizar el peligro. Claro, toca cambiar todo el entrenamiento y la capacidad de nuestros policías.

Las Fuerzas Militares deben operar de manera similar e igualmente cambiar todo el manual operacional. El control territorial se ejerce desde bases, o buques, que, con avanzadas de drones, desarticulan toda amenaza. El control territorial hoy es mucho más fácil de ejercer y los criminales no deben tener lugar para esconderse. Además, las bases, las estaciones o los buques deben protegerse con esta tecnología lo que, sumado a una capacidad de reacción armada contundente, cambia el balance estratégico que, sin duda, hoy es negativo.

Lo mismo sucede con ríos y mares, donde drones submarinos o subacuáticos pueden develar quien mueve droga, quien mueve personal criminal y, de nuevo, con gran capacidad de reacción se pueden neutralizar.

Me imagino Bogotá o el
Me imagino Bogotá o el Cauca llenos de drones que, operados con inteligencia artificial, inmediatamente detectan un movimiento sospechoso o anormal - crédito Shutterstock/DJi

Me imagino Bogotá o el Cauca llenos de drones que, operados con inteligencia artificial, inmediatamente detectan un movimiento sospechoso o anormal, verifican la identidad de la persona o las personas y responden de manera adecuada de acuerdo con la amenaza. Me imagino una policía antinarcóticos fumigando con drones en uno o dos años las 300 mil hectáreas de coca que nos va a dejar el ‘inolvidable’. Claro se va a necesitar una operación masiva de sustitución de cultivos, pero hoy ese objetivo es totalmente lograble. Me imagino drones controlando los ríos en el Chocó y el territorio en el Catatumbo. Narco o guerrilla, que hoy son lo mismo, que levante la cabeza se neutraliza.

Aviones costosísimos no son necesarios. Hay que comenzar a construir y operar en Colombia drones de 10 mil dólares, por cientos de miles. Debe ser un objetivo nacional convertirnos en el epicentro de desarrollo de drones para la seguridad y lucha contra la criminalidad a costos que nuestros países puedan pagar. Los ucranianos mostraron el camino. Sector privado, sector militar y un gobierno colocando los recursos, con obvia asesoría americana, e israelí, deben transformar la capacidad de cualquier país, empezando por el nuestro, para combatir el crimen organizado y todo tipo de delincuencia.

Mala noticia la del ‘inolvidable’ con la inteligencia. Pero lo mejor está por venir. Hay que prepararnos.