Trump y Zelensky, ganadores y perdedores

El primer gran perdedor es la diplomacia, que siempre fue a puerta cerrada. Esa diplomacia en el mundo de hoy, de interconexión y de redes sociales estaba condenada a morir; está claro que lo de antes se acabó, quieran o no quieran

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El desastre de la reunión
El desastre de la reunión de Volodimir Zelensky y Donald Trump en la oficina oval de la Casa Blanca, dejó muchos ganadores, muchos perdedores y muchos que aparentan ser ganadores y al final son perdedores en esta disputa que la verdad sorprendió al mundo. Photo: -/Ukrainian Presidency/dpa -

El desastre de la reunión de Volodimir Zelensky y Donald Trump del viernes pasado en la oficina oval de la Casa Blanca, el despacho del presidente de los Estados Unidos, no puede verse solo con ánimo partidista o inmediato. Si se da un compás de espera al análisis hay muchos ganadores, muchos perdedores y muchos que aparentan ser ganadores y al final son perdedores en esta disputa que la verdad sorprendió al mundo.

El primer gran perdedor es la diplomacia, que siempre fue a puerta cerrada, con insinuaciones y mensaje públicos tenues, que a veces mostraban para donde iban las cosas. Nunca hemos visto un enfrentamiento diplomático en vivo y en directo como el que se dio en la Casa Blanca la semana pasada. Quizás el último incidente de esta naturaleza, y con tanto impacto, que al final nada dejó, fue la explosiva reacción del líder soviético Nikita Kruschev en la ONU en 1960, cuando reaccionó ante la crítica de un diplomático filipino golpeando el escritorio primero y luego quitándose el zapato y pegándole al escritorio, lo que acabó siendo uno de los momentos más simbólicos de la guerra fría y del enfrentamiento entre los dos bloques de entonces.

Esa diplomacia en el mundo de hoy, de interconexión y de redes sociales estaba condenada a morir. La manipulación en esos escenarios, que hoy se da por intereses políticos o estratégicos, acaba minimizando el impacto de la diplomacia y esa implosión era de esperarse, hoy o en el futuro cercano. Por eso es tan importante analizar con cabeza fría para entender actores, símbolos y efectos de lo que sucedió.

Hablando de diplomacia un gran
Hablando de diplomacia un gran ganador es Marco Rubio. Supo explicar la posición de Estados Unidos y del presidente Trump con claridad, sin excesos y sin adjetivos. REUTERS/Brian Snyder

Hablando de diplomacia un gran ganador es Marco Rubio. Supo explicar la posición de Estados Unidos y del presidente Trump con claridad, sin excesos y sin adjetivos, esa es la diplomacia de hoy, y con lo que pasó en Venezuela la semana pasada hoy consolida su posición como ejecutor de la política exterior de Trump, eliminando actores externos como sucedió con Richard Grenell.

Un ganador y perdedor es Trump y Estados Unidos. Sin duda lo que prometió en campaña lo está cumpliendo y le está entregando a los europeos la defensa de Europa, algo que debió suceder muchas décadas antes. Su posición tiene gran apoyo en su electorado, por ahora, pues claramente el mensaje es ‘yo me gasto esos recursos en los americanos’. ¿Cómo pierden ambos? Primero se crea una gran desconfianza con los Estados Unidos como socio y se está generando un antiamericanismo en el mundo que no es sano. El gran ganador en este momento es China, que, si juega bien, puede acabar como el gran socio, el gran regulador y el gran administrador confiable de poderes en el mundo. Ya hablaré de esto más adelante.

Otro ganador es Zelensky. Es hoy el héroe de la libertad, no entregó sus minerales, lo que le da gran apoyo en su país, y tiene a Europa detrás. Viendo este resultado, hay que preguntarse si lo que pasó el viernes pasado, y que en parte él generó al final de la conversación, era pensado o no. Puede perder si Europa no cumple, si Europa se divide y si Europa no puede contener a Putin y sus ambiciones territoriales.

El presidente de Ucrania recibió
El presidente de Ucrania recibió el apoyo de los mandatarios europeos durante una cumbre en Londres. JUSTIN TALLIS/Pool via REUTERS

Europa gana, pues se despertó finalmente del letargo en el que llevaba muchas décadas. Ya están preparando un plan de paz para Ucrania, a donde incluso proponen enviar tropas; se dispararon las acciones de las empresas militares europeas y hoy ese continente va a tener que asumir su propio destino. ¿Será que en esa propuesta llaman a China a actuar? (pues sin duda es el único país que hoy puede parar a Putin). No se debe descartar, y a China, el gran ganador de este momento, le interesa y le sirve, dada la hostilidad que hay en Estados Unidos hacia ellos. Obviamente, Europa tiene grandes reticencias y preocupaciones con China, al igual que Estados Unidos, pero ante un escenario nuevo como el que se está dando pueden jugar un papel muy interesante y constructivo, hoy, aunque no sabemos y debemos desconfiar del mañana.

Europa puede perder también, pues está tan dividido, con una extrema derecha y una extrema izquierda afín a Putin, que es posible que el apoyo a Ucrania y a Zelensky acabe siendo puras palabras bonitas. Este es el peor escenario para el mundo pues ciertamente abre las puertas a una tercera guerra mundial y quizás al fin de la Unión Europea como hoy la conocemos. Las negociaciones del apoyo concreto van a ser muy difíciles y Rusia ciertamente va a jugar sus cartas acudiendo a los líderes y a las organizaciones políticas que lo apoyan, que son muchas y muy variadas a lo largo y ancho del continente.

Rusia es ganador, puede ser perdedor y a la larga puede volver a ser ganador. ¿Cómo así? En primera instancia, y tal y como lo celebraron en Rusia, Zelensky al parecer perdió el apoyo de Estados Unidos a Ucrania en la guerra, y en Moscú ven la posibilidad de un proceso de paz en el que se acepten todas sus peticiones y posiciones. Puede perder, si Europa, cuyos países más grandes no son afectos a Putin y su política expansionista, acaba imponiendo su proceso de paz, mandando tropas a Ucrania y reforzando a mediano plazo su fuerza militar, lo que para nada le sirve a Putin. Y puede volver a ganar si juega a mediano plazo el mismo papel de Hitler en la preguerra, cuando logró apoyos políticos concretos y cambios en las políticas internas de varios países. Hoy ya lo esta haciendo, pero el vacío de Estados Unidos cambia esa dinámica y las otras fuerzas, sin duda, van a jugar un papel mucho más radical y mucho más anti Putin que antes.

FOTO DE ARCHIVO. El presidente
FOTO DE ARCHIVO. El presidente estadounidense, Donald Trump, y el presidente ruso, Vladimir Putin, se estrechan la mano cuando se reúnen en Helsinki, Finlandia, el 16 de julio de 2018. REUTERS/Kevin Lamarque

Y no puedo dejar de mencionar a Nicolás Maduro, quien pierde con las tres cosas que sucedieron la semana pasada: la cancelación de las licencias a Chevron y a las otras petroleras, la entrevista -aprobada por Donald Trump- de Trump jr. a María Corina, lo que es un reconocimiento de facto, y el durísimo mensaje de Estados Unidos por una operación naval venezolana que amenazó a Guyana. El círculo se cierra, el circulo se estrecha y al fin hay un poquito de luz al final del túnel. La represión va a aumentar, sin duda, pero el final ya comienza.

Maduro también perdió con la consolidación de Rubio como secretario de Estado y al entregar de cierta manera la defensa de Ucrania a Europa, según una fuente citada por el New York Post, Trump se va a enfocar en América Latina y va a consolidar alianzas con María Corina Machado en Venezuela, Javier Milei en Argentina y Nayib Bukele en El Salvador.

Latinoamérica y la libertad van a ser ganadores en este giro que está dando el mundo. Y Trump de nuevo puede ganar, y con creces, pues si en estos cuatro años saca a Maduro, a Ortega y a Diaz-Canel del poder acaba siendo el nuevo libertador de la región, a la altura de Bolívar y de San Martin.

El juego se comenzó a repartir de nuevo y, como me decía Alvaro Uribe, el expresidente de Colombia entre el 2002 y el 2010, cuando había una crisis, “deje que baje la espuma”. Esto apenas está comenzando y lo del viernes pasado abre unas nuevas perspectivas que aún no sabemos como van a terminar. Lo único que hoy es claro, es que lo de antes se acabó. Quieran o no quieran.