Hace exactamente 80 años, el 27 de enero de 1945, el mundo fue testigo de la liberación de Auschwitz, con los inimaginables horrores del Holocausto en plena exhibición. Más de 1,1 millones de judíos fueron sistemática y brutalmente asesinados en Auschwitz, convirtiéndose este en uno de los símbolos más desgarradores del periodo más oscuro de la humanidad.
Dada la enormidad del Holocausto y su historia relativamente reciente, sus atrocidades deberían estar profundamente arraigadas en nuestra memoria colectiva. Sin embargo, ocho décadas después, un inquietante número de personas cuestiona, distorsiona o niega rotundamente estos actos de maldad.
El 20% de los adultos de todo el mundo afirma no haber oído hablar nunca del Holocausto. La reciente encuesta Global 100 de la Liga Antidifamación (ADL) ofrece un panorama sombrío: la lucha por la memoria, la verdad y la justicia está lejos de haber terminado.
Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de que el “Nunca más” tenga sentido en un mundo en el que la negación y la distorsión del Holocausto van en aumento?
Para hacer frente a este desafío, primero debemos examinar los hechos.
Lanzada por primera vez en 2014, la ADL Global 100 sigue siendo el estudio más completo sobre las actitudes antisemitas en todo el mundo. La última encuesta reunió respuestas de más de 58.000 adultos en 103 países y territorios, cubriendo el 94% de la población adulta mundial.
Nuestros resultados son muy preocupantes: el 46% de la población adulta mundial —unos 2.200 millones de personas— tiene niveles elevados de actitudes antisemitas. En tan solo una década, esta cifra ha aumentado a casi más del doble —desde 1.100 millones—, lo que hace evidente un inquietante aumento del odio y la ignorancia.
Cuando se les preguntó sobre el Holocausto, el 4% de los encuestados en todo el mundo —alrededor de 280 millones de personas— negaron rotundamente su existencia.
Y aunque la negación rotunda sigue siendo muy alarmante, la distorsión —una forma más insidiosa de negación— está cada vez más extendida. Por ejemplo, menos de la mitad de los encuestados —solo el 48%— reconoce el Holocausto como un acontecimiento exacto históricamente. Y lo que es aún más preocupante, un asombroso 17% –alrededor de 1 de cada 6 adultos de todo el mundo– tergiversa su alcance, minimizando su gravedad y distorsionando la verdad de lo que ocurrió.
Si examinamos la cuestión globalmente, vemos que las diferencias geográficas influyen significativamente en los niveles de distorsión del Holocausto. El Medio Oriente y el Norte de África (MENA) registran las tasas más elevadas, con un 33% de adultos teniendo opiniones distorsionadas, seguidos de Asia, con un 18%. En estas regiones, donde la educación sobre el Holocausto dista mucho de ser la norma, casi la mitad de los adultos del Medio Oriente y Norte de África (46%) y un tercio de los asiáticos (33%) nunca han oído hablar del Holocausto.
Además, mientras que los países del Medio Oriente y Norte de África tienen grandes dificultades para reconocer con exactitud el Holocausto, tres países asiáticos —Bangladesh, Indonesia e India— se encuentran entre los cinco últimos del mundo en cuanto a conocimiento del Holocausto. Con sus poblaciones combinadas cercanas a los 1.900 millones de habitantes, esto subraya la crítica necesidad de iniciativas de educación sobre el Holocausto tanto en MENA como en Asia.
Además de las complejidades regionales, un análisis de los adultos jóvenes de entre 18 y 34 años revela patrones preocupantes. En este grupo demográfico, solo el 39% en todo el mundo reconoce la exactitud histórica del Holocausto y son 13 puntos porcentuales más propensos a sostener creencias antisemitas en comparación con las generaciones mayores. En otras palabras, estamos sentados sobre una bomba de tiempo demográfica.
Aunque estas estadísticas son significativas, nos obligan a preguntarnos: ¿Y ahora qué? El reto consiste en planear nuestros próximos movimientos y determinar nuestro curso de acción. ¿Cómo podemos abordar eficazmente estas preocupantes tendencias?
La respuesta está en un enfoque global, que abarque a toda la sociedad. Para combatir el antisemitismo en general —y el negacionismo o la distorsión del Holocausto en particular— necesitamos la participación activa de los gobiernos, la sociedad civil y los individuos.
Ahora es el momento de actuar y cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar.
Además, otro aspecto importante es proveer al público en general de herramientas educativas sobre la identidad judía, la historia y el Holocausto para que pueda reconocer y enfrentar el antisemitismo. Este enfoque está respaldado por la investigación llevada a cabo por el Centro de Investigación sobre el Antisemitismo (CAR, por sus siglas en inglés) de la ADL, que destaca que los encuestados que estaban de acuerdo con más tópicos antijudíos sabían significativamente menos sobre los judíos, el judaísmo y la historia judía, incluyendo la subestimación del número de judíos asesinados en el Holocausto.
La ADL está a la vanguardia de esta batalla, trabajando activamente para proporcionar a diversas poblaciones de todo el mundo recursos destinados a reconocer y hacer frente al antisemitismo. Los programas de educación sobre el Holocausto —como Ecos y Reflexiones— y su serie de actividades estudiantiles “Explora el pasado, forja el futuro” son componentes vitales de la estrategia de la ADL para cubrir las lagunas educativas, haciendo hincapié en la importancia de una educación integral sobre el Holocausto como medio para fomentar la comprensión, la empatía y el pensamiento crítico.
Frente a la creciente negación y distorsión del Holocausto, recae sobre nosotros la responsabilidad de actuar con decisión. Al cumplirse 80 años de la liberación de Auschwitz, tenemos el deber de honrar a quienes perdieron sus vidas de manera brutal, preservando la verdad para las generaciones venideras. Es imperativo comprometernos a aprender, enseñar y combatir el odio en todas sus manifestaciones.
La lucha por la memoria, la verdad y la justicia está lejos de haber terminado. Juntos y juntas, debemos de garantizar que continúe.
*La embajadora Marina Rosenberg es Vicepresidenta Senior de Asuntos Internacionales de la Liga Antidifamación (ADL). @_MarinaRos