Pasajeros de un avión comercial vivieron el terror en pleno vuelo luego de que un pasajero intente abrir la puerta de emergencia. El hombre, identificado como Kassian William Fredericks, quiso forzar la salida mientras la aeronave estaba en un viaje que conectaba la ciudad de Deadhorse con Anchorage, en Alaska. El hecho, ocurrido el 10 de diciembre, se dio a conocer en las últimas horas, y culminó con la detención del hombre.
Cuando el vuelo nocturno, operado por Alaska Airlines, superó los 5.500 metros de altura, el hombre se acercó a una de las puertas y generó pánico entre los demás viajeros y tripulantes, que hicieron todo por detenerlo, según informaron People y The Independent.
Desarrollo del incidente y pánico a bordo
De acuerdo con la denuncia penal presentada por un agente especial del FBI en Anchorage y recogida por People, Fredericks comenzó a mostrar un comportamiento errático poco después del despegue. Testigos relataron que el hombre temblaba, murmuraba para sí mismo y cambiaba de asiento varias veces.
A minutos del despegue, se dirigió al baño trasero y, al salir, intentó abrir agresivamente la puerta de emergencia ubicada en la parte posterior del avión. Un pasajero intervino al notar que el hombre ya había levantado el brazo de la puerta, mientras el resto de los ocupantes observaba con temor la escena. La tripulación, junto a otros dos pasajeros, logró sujetar al hombre y evitar que continuara manipulando el mecanismo.
Durante el incidente, pronunció frases alarmantes que aumentaron la inquietud a bordo. Según la denuncia citada por People, el acusado exclamó: “Las alas desaparecieron. Todos vamos a morir”. Además, insistía en que necesitaba aire y preguntaba: “¿Cómo rompo la ventana? No sé cómo romperla”.

En su estado de alteración, también afirmó: “Está saliendo metanfetamina por las rejillas de ventilación. Todo el mundo está enloquecido”. El documento judicial detalla que Fredericks solicitó en repetidas ocasiones fumar un cigarrillo y consumir alcohol, peticiones que la tripulación rechazó. El comportamiento del pasajero, marcado por alucinaciones y desorientación, generó un ambiente de miedo y desconcierto entre los presentes.
Reacción de la tripulación y pasajeros
La tripulación de Alaska Airlines, en coordinación con algunos pasajeros, actuó con rapidez para controlar la situación. Según declaraciones recogidas por el medio local KTUU, el piloto fue alertado cuando el avión se encontraba a unos 5400 metros de altitud y evaluó la posibilidad de desviar la aeronave. Sin embargo, decidió continuar hasta Anchorage al considerar que Fredericks no presentaba síntomas médicos graves como vómitos o desmayos. La aerolínea confirmó al medio que, tras el incidente, el pasajero tiene prohibido volar con la aerolínea.
Un portavoz de la compañía expresó a Independent su reconocimiento al profesionalismo de la tripulación y lamentó la preocupación ocasionada a los pasajeros. Al aterrizar en la ciudad destino, la policía del aeropuerto escoltó a Fredericks fuera del avión. Medios informaron que el acusado se calmó y se disculpó con la tripulación antes de ser trasladado al Hospital Providence para una evaluación.
Durante el examen médico, un oficial del Departamento de Policía del Aeropuerto de Anchorage escuchó que admitió consumir alcohol en los diez días previos, agregando que experimentaba alucinaciones y que no recordaba los últimos dos años de su vida. Además, reconoció estar bajo tratamiento de antidepresivos que le podrían haber provocado confusión y temblores musculares. Finalmente, la tribuna federal formalizó la acusación el 16 de diciembre por interferir con los miembros de la tripulación y los asistentes de vuelo.

Riesgos y protocolos de seguridad
Uno de los pilotos del vuelo explicó en la denuncia, recogida por People, que la presión interna de la cabina hace físicamente imposible abrir la puerta de emergencia en pleno vuelo. Sin embargo, la manipulación del mecanismo podría haber activado el tobogán de emergencia dentro del avión, lo que habría puesto en peligro a los pasajeros cercanos, incluido el propio Fredericks.
La tripulación clasificó el incidente como una amenaza de nivel dos, una categoría que, según National Academics, corresponde a acciones hostiles abiertas o agresivas. El protocolo de seguridad establece que, ante este tipo de situaciones, se debe priorizar la protección de los viajeros y la integridad de la aeronave. Como medida adicional, la tripulación consideró el uso de bridas para inmovilizar a acusado, pero finalmente descartó esta opción para no agravar su estado.
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