La historia de Gramma, la tortuga que se convirtió en el animal más longevo del zoológico de San Diego

Murió el pasado 20 de noviembre a los 141 años de edad. Apodada “la reina del zoológico”, era considerada un símbolo de la conservación de especies

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Gramma fue considerada un símbolo
Gramma fue considerada un símbolo de la conservación de tortugas gigantes en el zoológico de San Diego (foto: San Diego Zoo)

Gramma, la tortuga gigante de Galápagos que fue durante décadas la habitante más longeva del zoológico de San Diego, murió a los 141 años. Su muerte, confirmada por la San Diego Zoo Wildlife Alliance, se produjo el pasado 20 de noviembre tras la decisión de practicarle la eutanasia debido a problemas óseos relacionados con su avanzada edad.

Considerada un símbolo de la conservación de especies y apodada “la reina del zoológico” por sus cuidadores, Gramma deja un legado que refuerza la importancia de proteger a las tortugas gigantes de Galápagos, una especie emblemática y amenazada.

Una vida fuera de serie

Gramma nació en su hábitat original, las islas Galápagos, el remoto archipiélago volcánico frente a la costa de Ecuador, en torno a 1884, según el cálculo de expertos del zoológico. “En 1884, la mejor estimación para el nacimiento de Gramma, Grover Cleveland era presidente y aún no existían las películas ni la música grabada”, precisó la San Diego Zoo Wildlife Alliance.

No hay un registro exacto sobre cuándo Gramma llegó a San Diego, aunque los archivos confirman su arribo desde el Bronx Zoo entre 1928 y 1931, como parte del primer contingente de tortugas de Galápagos que viajó al sur de California durante un esfuerzo de conservación pionero. Con tan solo 40 años, desembarcó en los Estados Unidos para iniciar una nueva vida en el continente americano, en una época en la que especies invasoras como perros y cerdos diezmaban los nidos en Galápagos.

Su historia se entrelazó con los grandes acontecimientos mundiales del siglo XX: vivió durante dos guerras mundiales, vio desfilar a veinte presidentes de Estados Unidos y fue testigo de transformaciones tecnológicas y sociales inabarcables. El zoológico atestiguó el paso del tiempo gracias a la presencia inmutable de esta tortuga, que avanzaba a unas 0,15 millas por hora, mucho más lento que el paso humano, pero con una resiliencia ejemplar.

Una celebridad discreta y símbolo de longevidad

A lo largo de su vida, Gramma cautivó a generaciones de visitantes por su personalidad dulce y reservada. “Era dulce y tímida”, destacó la San Diego Zoo Wildlife Alliance en un comunicado. Sus cuidadores la apodaron “la reina del zoológico”.

A medida que sus años avanzaron, enfrentó afecciones relacionadas con la vejez, en particular problemas óseos que se agudizaron en los últimos tiempos. Finalmente, fue sedada por decisión de sus especialistas, que privilegiaron su bienestar. El zoológico informó: “Fue eutanasiada tras sufrir condiciones óseas progresivas relacionadas con la edad avanzada”.

Su impacto traspasó fronteras y generaciones. Cristina Park, de 69 años, compartió que uno de sus recuerdos más antiguos fue visitar a Gramma en su niñez: “Cuando tenía tres o cuatro años, monté sobre una tortuga. Ya no se permite, pero esa experiencia me inspiró a aprender más sobre la conservación de tortugas”, explicó.

La eutanasia fue elegida para
La eutanasia fue elegida para Gramma por complicaciones óseas asociadas a su avanzada edad (foto: San Diego Zoo Wildlife Alliance/AP)

Las redes sociales se inundaron de mensajes de visitantes que recordaron cómo, siendo niños, conocieron a Gramma y regresaron años después con sus propios hijos. Decenas de comentarios destacan su papel como icono de varias generaciones y el legado educativo que deja.

Su muerte no rompe récords para su especie, pero sí subraya la capacidad de estas tortugas de desafiar el tiempo. Harriet, otra tortuga de Galápagos, vivió hasta los 176 años en un zoológico australiano. Aun así, Gramma ocupaba un lugar especial, especialmente para los habitantes de San Diego y el mundo hispanohablante.

El futuro de las tortugas de Galápagos

La longevidad de Gramma resalta la urgencia de conservar a las tortugas de Galápagos, que incluyen quince subespecies, tres extintas y el resto catalogadas como vulnerables o en riesgo crítico de desaparición por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Actualmente, sobreviven unas 10.000 tortugas en las islas, enfrentando amenazas de depredadores introducidos y de la acción humana.

En palabras de la Galápagos Conservancy, las acciones concertadas de reproducción en cautiverio y liberación han permitido que más de 10.000 ejemplares juveniles regresen a su entorno nativo desde 1965, con algunos grupos saliendo del borde de la extinción.

Recientemente, se han registrado nacimientos esperanzadores: en abril, cuatro crías de tortuga de Galápagos nacieron en el zoológico de Filadelfia de padres centenarios. Y en junio, Goliath, otro residente célebre de Zoo Miami, se convirtió en padre por primera vez a los 135 años.

Las islas Galápagos, inmortalizadas por Charles Darwin durante el viaje del H.M.S. Beagle en 1835, continúan siendo un laboratorio natural donde la conservación y la ciencia avanzan a partir de historias como la de Gramma. Junto a los pingüinos, lobos marinos, halcones e iguanas, las tortugas gigantes permanecen como uno de los principales atractivos y símbolos de resistencia.

Actualmente, Jonathan, una tortuga gigante de Seychelles, ostenta el título de mayor longevidad animal terrestre con más de 190 años.