
La República Islámica de Irán permanece sin responder a los llamados internacionales para cooperar con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y retomar las negociaciones nucleares con el gobierno de Estados Unidos, según informaron diplomáticos occidentales consultados por Bloomberg. La situación se da meses después de una serie de ataques aéreos contra instalaciones nucleares iraníes, atribuidos a Israel y EEUU, que han intensificado la incertidumbre en torno a las reservas de uranio altamente enriquecido del país y su ubicación actual.
La próxima semana, en Viena, la Junta de Gobernadores del OIEA abordará el estado del programa nuclear iraní, donde representantes de países occidentales tienen previsto redactar nuevas directrices para que los inspectores del organismo determinen la existencia y localización precisa del inventario nuclear de Irán, informaron a Bloomberg tres altos funcionarios que solicitaron anonimato debido al carácter reservado de la información.
El OIEA declaró estar preparado para reanudar de inmediato las inspecciones en el territorio iraní. Sin embargo, Teherán mantiene su negativa a recibir a los inspectores bajo el argumento de que persiste el peligro tras los ataques realizados hace cinco meses, según detalló un diplomático occidental de alto rango. Esta fuente puntualizó que la estrategia iraní podría consistir en un apagón informativo para disuadir nuevas ofensivas, aunque advirtió que la falta de comunicación también podría propiciar un nuevo bombardeo si EEUU o sus aliados deciden actuar.
El Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi, afirmó en septiembre que la cooperación de Irán con los inspectores de la agencia resulta “crucial para disminuir la amenaza de nuevos ataques militares”.
Entre las potencias occidentales existe desacuerdo sobre las medidas a tomar. Algunas promueven incrementar la presión sobre Irán, retirando a sus científicos el acceso a la cooperación técnica de la agencia en ámbitos como la medicina nuclear. Otros países, no obstante, advierten que un aislamiento total podría ser contraproducente y elevar el riesgo de que Irán abandone el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
La preocupación internacional sobre el programa nuclear iraní data de los años 50 y ha generado, en repetidas ocasiones, oscilaciones en los mercados petroleros, además de tensiones diplomáticas con Estados Unidos. La República Islámica sostiene que no busca armarse nuclearmente y atribuye la aceleración en el enriquecimiento de uranio a la decisión del expresidente estadounidense Donald Trump de salir del acuerdo nuclear de 2015 e imponer sanciones económicas severas.
Antes de los ataques de junio, Irán contaba con suficiente uranio altamente enriquecido para fabricar alrededor de una docena de ojivas nucleares en breve plazo. Luego de los bombardeos, el OIEA perdió la capacidad de rastrear el material, situación que Grossi calificó como “una preocupación seria”.

Imágenes satelitales recientes muestran actividad iraní en los sitios de Fordow, Natanz e Isfahán, que resultaron dañados. Los inspectores del organismo internacional no tienen certeza de si las operaciones responden a trabajos de limpieza o al eventual traslado de material nuclear.
El grupo de países industrializados G7 reclamó esta semana que Irán retome la cooperación plena con el OIEA y reinicie conversaciones directas con la administración Trump, según una declaración recogida por Bloomberg. La agencia estatal Mehr News Agency reportó que un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán rechazó dicho llamamiento, ya que no contempla una condena a los ataques israelíes y estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes.
Por su parte, el secretario del Consejo de Seguridad de Irán, Ali Larijani, afirmó en un comunicado que no se ha enviado “ningún nuevo mensaje” a Estados Unidos y justificó la falta de comunicación debido a la ausencia de disposición para llegar a un acuerdo por parte de la contraparte estadounidense.
De acuerdo con la evaluación de un segundo diplomático consultado por Bloomberg, incluso si Irán acogiera nuevamente las inspecciones y colaborara de manera total con el OIEA, podrían pasar años antes de restablecer la certeza sobre el destino de su stockpile nuclear, ya que los recipientes de contención de material nuclear podrían haber resultado destruidos, esparciendo varios kilogramos de uranio en el medio ambiente.
(Con información de Bloomberg)
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