
Mientras la Iglesia católica venezolana enfrenta restricciones a su labor pastoral, la mayor coalición opositora, Plataforma Unitaria Democrática (PUD), denunció públicamente el bloqueo sufrido por el cardenal Baltazar Porras al intentar llegar a Isnotú, en el estado Trujillo, para cumplir actividades religiosas. “Condenamos de forma categórica los graves hechos denunciados por el cardenal Baltazar Porras, a quien se le impidió cumplir con su misión pastoral mediante un despliegue arbitrario que bloqueó su libre tránsito y el ejercicio de su ministerio”, declaró la PUD a través de un comunicado difundido en su cuenta de X.
El bloqueo del régimen de Nicolás Maduro ocurrió el sábado, cuando Porras y su comitiva intentaron trasladarse desde un aeropuerto en el estado Lara hacia Isnotú, localidad natal de José Gregorio Hernández, considerado el primer santo del país. Según relató el propio cardenal en un video, al grupo se le prohibió proseguir el viaje terrestre tras aterrizar en Lara en un vuelo privado. Explicó que los pilotos habían recibido la orden de hacer escala en esa entidad bajo el argumento de que el aeropuerto de Trujillo estaba cerrado. Al salir del avión, se encontraron “rodeados de una cantidad de militares armados hasta los dientes”, describió Porras.
Luego, el cardenal indicó que obtuvieron “información directa” sobre la continuidad de operaciones del aeropuerto de Trujillo, y que “seguían llegando diferentes vuelos” al lugar. Porras también mencionó que días atrás había recibido un aviso de supuesta cancelación del vuelo en la aerolínea estatal Conviasa que debía transportarlo a Trujillo. Sin embargo, la notificación llegó únicamente a su correo, y posteriormente el vuelo se realizó con normalidad hacia la ciudad de Valera. “Salió y llegó de forma correcta a Valera”, precisó el religioso.
Para la PUD, el hecho constituye “un grave irrespeto hacia la Iglesia católica” y advierte que también significa un “agravio directo contra el pueblo venezolano”, cuya fe calificaron como “refugio, fuerza y consuelo en los momentos más difíciles”. El bloque subrayó que la libertad religiosa y de culto está reconocida como “un derecho humano fundamental”, y afirmó que “ninguna autoridad tiene legitimidad para impedir una expresión de fe del pueblo”.
En su pronunciamiento, la alianza opositora exigió que los líderes eclesiásticos puedan ejercer su labor espiritual “sin intimidación, obstáculos ni presiones”, remarcando que Venezuela requiere “respeto, no imposiciones; fe y no amenazas”.
Este episodio ocurre a pocos días de que, el 18 de octubre, el propio cardenal Porras se pronunciara desde Roma, en el contexto de la canonización de José Gregorio Hernández, sobre la crisis venezolana, a la que calificó como “moralmente inaceptable”. Entre sus señalamientos, mencionó “la merma del ejercicio de la libertad ciudadana, el crecimiento de la pobreza” y “la militarización como forma de gobierno”, aspectos que, en su opinión, limitan la convivencia pacífica en el país.
(Con información de EFE)