El molino de viento de ladrillo más antiguo de Gran Bretaña sigue funcionando después de 250 años

La emblemática estructura de ladrillo, erigida en 1770, sigue produciendo harina gracias al esfuerzo de voluntarios, manteniendo viva una tradición artesanal y contribuyendo a la economía local de Yorkshire

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El molino de viento de
El molino de viento de Holgate, construido en 1770, es el más antiguo de ladrillo en funcionamiento en Gran Bretaña (Facebook Holgate Windmill)

En Holgate, un suburbio integrado en la ciudad amurallada de York, sobresale una de las reliquias industriales más emblemáticas de Gran Bretaña: el molino de viento de Holgate. Erigido en 1770, este icónico molino de torre de ladrillo domina el paisaje urbano con sus 27 metros de altura, posicionándose como el molino de viento de estas características más antiguo en funcionamiento en el país. Originalmente construido en mitad de la campiña, hoy se sitúa en el centro de una rotonda, rodeado por un complejo residencial que creció a su alrededor tras la Segunda Guerra Mundial. A pesar del paso del tiempo, el molino sigue cumpliendo su función principal: moler grano para convertirlo en harina, preservando así una tradición artesanal en vías de extinción.

Origen y evolución de un símbolo local

Este molino de cinco aspas
Este molino de cinco aspas y doble contraventana sigue moliendo grano para producir harina artesanal en Yorkshire (Facebook Holgate Windmill)

Fue George Waud, oriundo de Selby, quien adquirió el terreno en North Yorkshire en 1768 y dos años después edificó el molino. Al levantarse, Holgate era solo una aldea y la estructura poseía una vista privilegiada sobre los campos circundantes, en una época donde la molienda a viento era fundamental para la economía agrícola regional. El diseño de torre de ladrillo, robusto y de gran altura, permitió la instalación de un mecanismo eficiente para moler maíz, dotando a la estructura de una longevidad que hoy puede apreciarse plenamente.

Durante sus primeras décadas, el molino, como muchos otros en Yorkshire, sirvió a las comunidades rurales aportando harina fresca y de calidad. Sin embargo, la historia de Holgate se distingue por la continuidad de su operación y la adaptabilidad ante los cambios tecnológicos y económicos que afectaron a la industria molinera.

Períodos de transformación, abandono y revitalización

La estructura, de 27 metros
La estructura, de 27 metros de altura, se ubica hoy en el centro de una rotonda rodeada de viviendas en York (Facebook Holgate Windmill)

La gestión inicial del molino corrió a cargo de la familia Waud, quienes lo administraron durante tres generaciones. En 1851, la propiedad pasó a manos de John Musham, quien optó por rentar el molino a John Thackwray, manteniendo la producción activa. Solo cuatro años después, Joseph Peart adquirió el edificio e introdujo una innovación relevante: la implementación de una máquina de vapor para accionar el mecanismo de molienda, lo que aseguró el funcionamiento continuo aun en condiciones atmosféricas adversas. Bajo su gestión y la de sus molineros, William Bean Horseman y Joseph Chapman, el molino experimentó una fase de prosperidad.

La muerte de Peart en 1864 dejó incertidumbres sobre la titularidad, pero en 1877 Eliza Gutch, de la familia Gutch, se hizo cargo y mantuvo la actividad a través de Chapman y posteriormente el hijo de este, Charles, hasta inicios del siglo XX. A partir de la década de 1900, el molino fue explotado por Herbert Warters y, tras 1922, por Thomas Mollett, hasta que la molienda cesó en los años 1930, culminando con la venta del edificio al Ayuntamiento de York tras el fallecimiento de Eliza Gutch.

Desde la década de 1940, un entorno residencial floreció en torno al molino, que quedó relegado al olvido durante 90 años. Fue recién en 2001 cuando un grupo de vecinos, reconociendo el valor histórico y cultural de la estructura, conformó una sociedad de conservación para iniciar su restauración. Tras trece años de iniciativas y esfuerzos, lograron devolver al molino su esplendor original.

Legado vivo: labor de voluntarios y presencia activa

Tras décadas de abandono, una
Tras décadas de abandono, una sociedad de vecinos restauró el molino y reactivó su producción en 2014 (Facebook Holgate Windmill)

Actualmente, el molino de Holgate debe su funcionamiento a la dedicación de un grupo de 35 voluntarios que han asumido la misión de preservar no solo el edificio, sino también el oficio del molinero y la cultura artesanal asociada. Como relata Steve Potts, fideicomisario y molinero jefe, el molino representa un raro ejemplo de supervivencia dentro de una industria prácticamente extinta en la región. De los cientos de molinos que antaño poblaron Yorkshire, solo Holgate sigue activo.

Los voluntarios dedican tiempo y esfuerzo a mantener la maquinaria, organizar visitas educativas y garantizar la producción continua de harina, atrayendo tanto a locales como a visitantes interesados en la historia y la sostenibilidad. La actividad del molino no se limita a rememorar el pasado, sino que ocupa un lugar actual en la vida de la comunidad, ya que la harina integral producida allí puede adquirirse en diversas tiendas de York, contribuyendo a la economía local y reforzando la identidad de Holgate como símbolo de resiliencia y adaptación.

Siete generaciones de cambios y una comunidad unida por la tradición

La historia de propiedad y gestión del molino está marcada por la sucesión de familias y personajes ligados a la evolución misma del barrio. Desde la visión fundadora de George Waud hasta las gestiones mercantiles de Musham, Peart y la familia Gutch, pasando por los molineros rentados, la historia del molino de Holgate es también la de los cambios sociales que atravesaron Yorkshire: de la molienda artesanal a la industrialización, de la vida rural al desarrollo urbano. El traspaso definitivo al Ayuntamiento de York supuso su transformación en patrimonio público, abriendo la puerta a la actual experiencia comunitaria y voluntaria.

Presente productivo: harina local con historia

El molino de Holgate se distingue como el único molino de viento de cinco aspas y doble obturador en funcionamiento en Inglaterra. Muele grano siguiendo técnicas tradicionales y la harina integral que produce mantiene la calidad que le dio prestigio durante siglos. Gracias al trabajo constante de los voluntarios, la producción se distribuye en tiendas locales, permitiendo a la población disfrutar de un producto con raíces profundas en la historia regional y, al mismo tiempo, fomentar la conciencia sobre la importancia de conservar prácticas artesanales y una producción alimentaria sustentable.