
El primer ministro canadiense, Mark Carney, viajará a Washington la próxima semana para reunirse con el presidente estadounidense Donald Trump en la Casa Blanca. El encuentro, anunciado oficialmente este viernes, está programado para el martes en la Oficina Oval.
Según la oficina de Carney, la visita comenzará el lunes y tendrá como eje central las relaciones bilaterales en materia económica y de seguridad, en vísperas de la revisión del acuerdo de libre comercio entre ambos países.
Más del 75 % de las exportaciones canadienses tienen como destino Estados Unidos. En un gesto para reducir tensiones, Ottawa eliminó recientemente varios de sus aranceles de represalia, alineándose con las exenciones estadounidenses bajo el tratado Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC).
El T-MEC, cuya primera revisión está programada para 2026, es considerado por Carney como una “ventaja única” para Canadá. Según el primer ministro, gracias al pacto “más del 85 % del comercio entre Canadá y Estados Unidos sigue estando libre de aranceles”. Sin embargo, Washington mantiene medidas sectoriales, como los llamados aranceles 232, que afectan duramente al acero y al aluminio.
El ministro de Energía y Recursos Naturales, Tim Hodgson, calificó estas medidas como “injustas e inequitativas” y aseguró que Ottawa trabaja para su eliminación.
El factor político: el “estado número 51”
Uno de los riesgos políticos más visibles para Carney es el discurso de Trump sobre convertir a Canadá en el “estado número 51”. Esta idea, que el presidente ha planteado en tono de presión comercial, volvió a surgir recientemente en relación con el programa de defensa antimisiles Golden Dome, un proyecto que Washington impulsa y al que Ottawa ha solicitado incorporarse.
“Quieren ser parte de esto”, dijo Trump. “Les dije: ‘¿Por qué no se unen a nuestro país, se convierten en el estado número 51 y lo obtienen gratis?’”.
Académicos advierten sobre el impacto de este tipo de declaraciones. Robert Bothwell, profesor de Historia Canadiense en la Universidad de Toronto, señaló: “Trump ha vuelto al tema del estado 51. Y su modus operandi es la extorsión”.
Carney, por su parte, reconoció que en mayo pasado le pidió en privado al mandatario estadounidense dejar de referirse a Canadá en esos términos.

Para Daniel Béland, profesor de la Universidad McGill, “un riesgo político clave es que el presidente Trump vuelva a plantear la cuestión del estado 51 y busque avergonzar públicamente al primer ministro Carney durante su visita”. Otro peligro, añade, sería “que no se produzca ningún progreso aparente en materia comercial, lo que sería una mala noticia para el primer ministro a nivel nacional”.
Interdependencia económica y energética
La relación económica bilateral es profunda. Canadá es el principal destino de exportación de 36 estados de EEUU, y cada día unos 3.600 millones de dólares canadienses en bienes y servicios cruzan la frontera.
En energía, la dependencia estadounidense es marcada: cerca del 60 % de sus importaciones de crudo y el 85 % de su electricidad provienen de Canadá. Además, Ottawa es el mayor proveedor extranjero de acero, aluminio y uranio, y posee 34 minerales críticos que interesan directamente al Pentágono.
A pesar de la magnitud de la relación, el embajador estadounidense en Canadá, Pete Hoekstra, ha expresado su frustración por el aumento del sentimiento antiestadounidense en el país. Una señal de ello es la caída de los viajes de canadienses hacia Estados Unidos.
Carney, consciente de estas tensiones, viajará acompañado por su ministro de Comercio con Estados Unidos, la ministra de Asuntos Exteriores y el ministro de Industria, en un intento de presentar un frente político sólido en Washington.
(Con información de AP)