
Un equipo de arqueólogos presentó un hallazgo que aporta nueva luz sobre el arte funerario del Imperio Antiguo. Se trata de una estatua familiar egipcia localizada en Gisr el-Mudir, en la necrópolis de Saqqara, que abre nuevos interrogantes sobre los recursos técnicos y simbólicos desarrollados durante la V Dinastía.
El descubrimiento, realizado en 2021 y dado a conocer recientemente, destaca tanto por el estado de conservación de la escultura como por la originalidad de su composición.
El estudio de la pieza, liderado por el egiptólogo Zahi Hawass junto a Sarah Abdoh, permitió identificar la obra como un testimonio único dentro del repertorio artístico de la época. A través de comparaciones estilísticas, los especialistas reconstruyeron el contexto de su creación y subrayaron elementos inéditos en el tratamiento de las figuras familiares, especialmente en el modo de representar a la hija.
El análisis comparativo con otras piezas de la V Dinastía permitió, además, situar la escultura en un contexto artístico singular, pese a la ausencia de datos arqueológicos precisos. Asimismo, el hallazgo de una estatua familiar egipcia en Gisr el-Mudir, Saqqara llamó la atención de la comunidad arqueológica internacional por su carácter inédito en el arte funerario del Imperio Antiguo.

Según informaron los especialistas, la pieza, esculpida en piedra caliza y recuperada en 2021, representa a un noble, su esposa y su hija. Destaca por la figura infantil, tallada en bajorrelieve, una técnica nunca antes documentada en esculturas de la quinta dinastía (2494-2345 a.C.).
La estatua, objeto de estudio de los doctores Zahi Hawass y Sarah Abdoh, muestra al noble de pie, con el pie izquierdo adelantado, una postura que simbolizaba juventud y vigor en la iconografía egipcia de la época. El escultor detalló el torso, resaltando hombros, clavículas, pectorales y brazos.
Junto al noble, una figura femenina de menor tamaño, arrodillada y abrazando la pierna derecha del hombre, porta peluca corta, collar ancho y vestido ajustado. Esta mujer, probablemente la esposa, adopta un gesto de cercanía y protección, con el rostro apoyado en la pierna del esposo, motivo que también aparece en la estatua real de Djedefre, donde la reina adopta una posición similar.
La innovación de la pieza reside en la presentación de la hija, esculpida en bajorrelieve detrás de la pierna izquierda del padre. Extiende el brazo derecho para sujetar la pierna paterna y lleva consigo una oca en la mano izquierda. Los autores del estudio interpretaron esta presencia como posible símbolo de provisiones para la vida después de la muerte, una función equivalente a la de las escenas murales en otras tumbas.

El Dr. Hawass afirmó: “Era habitual durante el Imperio Antiguo representar esta escena y, al no conservarse pinturas murales en la tumba, la estatua de la hija con la oca pudo cumplir ese mismo propósito, garantizando las ofrendas para el más allá”.
El análisis comparativo vinculó la estatua de Gisr el-Mudir con la de Irukaptah, conservada en el Brooklyn Museum y procedente de Saqqara. Ambas comparten dimensiones, estilo y disposición; el noble aparece con el pie izquierdo adelantado, vestimenta y peluca similares, y la esposa se arrodilla junto a él.
En la estatua de Irukaptah, el hijo figura desnudo y con un dedo en la boca, gesto infantil típico, pero esculpido en bulto redondo, a diferencia del bajorrelieve de la hija en la nueva pieza. Las similitudes en proporciones, detalles faciales, posturas y atuendos sugieren un origen común en la misma escuela artística durante la quinta dinastía.
El contexto del descubrimiento suma incertidumbre. La estatua apareció sin un entorno arqueológico definido, depositada en las arenas de Gisr el-Mudir. Esto sugiere que pudo quedar abandonada por saqueadores de tumbas y dificulta la datación exacta, razón por la que los expertos recurrieron al análisis estilístico y comparativo para ubicarla en el tiempo.
A pesar de la falta de certezas sobre su procedencia exacta, el hallazgo de esta estatua familiar, con la hija en bajorrelieve y portando una oca, constituye un hito en el estudio del arte funerario egipcio. Los especialistas destacaron que no se había documentado hasta ahora una composición familiar con estas características en el Imperio Antiguo, lo que transforma la pieza en un testimonio excepcional de la creatividad y simbolismo de la escultura egipcia de la V Dinastía.