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Acto de campaña de la coalición prorrusa Bloque Electoral Patriótico (BEP) el 29 de agosto en Chisináu (Foto: EP)

La Comisión Electoral Central de Moldavia prohibió este viernes al partido Corazón de Moldavia participar en las elecciones parlamentarias del domingo, una decisión adoptada en medio de graves acusaciones de injerencia rusa y tensiones políticas crecientes. El país, con 2,4 millones de habitantes, enfrenta un proceso electoral crucial cuyo resultado podría definir si continúa su acercamiento a la Unión Europea (UE) o retorna a la influencia de Rusia, su antigua metrópoli soviética.

La resolución de la CEC se fundamenta en un fallo emitido el jueves por el Tribunal de Apelación de Chisináu, que restringió durante 12 meses las actividades del Corazón de Moldavia. Según el tribunal, la medida responde a una solicitud del Ministerio de Justicia tras registros policiales en domicilios de miembros del partido a inicios de septiembre. Como resultado de estas investigaciones se les imputa compra de votos, financiación ilegal de la formación y blanqueo de capitales.

En su comunicado oficial, la entidad electoral indicó que todos los candidatos propuestos por Corazón de Moldavia deben ser excluidos del listado del Bloque Electoral Patriótico (BEP), agrupación opositora que aglutina a varios partidos favorables a Moscú. El BEP, uno de los principales adversarios del oficialista Partido de Acción y Solidaridad (PAS) -proeuropeo y gobernante desde 2021-, dispone de 24 horas para ajustar sus listas y cumplir los requisitos de representatividad exigidos por la ley electoral.

Irina Vlah, líder de Corazón de Moldavia, criticó con dureza la decisión de la comisión y la calificó como un “espectáculo político” organizado por el partido en el poder. A través de un mensaje en su página de Facebook, Vlah sostuvo que su formación ha denunciado infracciones contra ellos sin recibir respuesta y afirmó que en las últimas semanas se ha desplegado un “escenario” dirigido a obstaculizar su actividad política. Además, el jueves fue vetada de ingresar a Letonia, Estonia y Polonia, cuyos gobiernos le acusan de colaborar con la Federación Rusa para influir en los comicios parlamentarios.

El BEP, a través de un comunicado, declaró que la medida representa un intento por silenciar a los rivales y “orquestar de antemano” el resultado electoral. Desde la otra vertiente de la alianza opositora, Ígor Dodon, ex presidente moldavo y uno de los principales dirigentes del bloque, aseguró durante una protesta ante la CEC que los días de la presidenta Maia Sandu y el PAS “están contados”, acusando a las autoridades de emplear prácticas ilegales contra su formación.

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Imagen de archivo de la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen (Foto: EP)

El contexto electoral se agrava por la advertencia de las autoridades moldavas respecto a los supuestos esfuerzos de Moscú para manipular la elección parlamentaria. De acuerdo con la denuncia pública realizada el lunes por la presidenta Sandu, Rusia estaría desembolsando “cientos de millones de euros” y planificando disturbios para incidir en el rumbo político de la antigua república soviética, enclavada entre Ucrania y Rumania. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso rechazó en un comunicado los señalamientos, que calificó de “antirrusos” e “infundados”.

La tensión se refleja también en el despliegue policial realizado este lunes, que culminó con la detención de 74 personas por presunta colaboración en planes rusos de provocar desórdenes en las jornadas electorales. Las autoridades informaron que grupos moldavos fueron entrenados en Serbia en técnicas de protesta, y han relacionado estos hechos con la estrategia del Kremlin de aumentar la presión sobre el gobierno prooccidental.

Según el último barómetro de opinión publicado el jueves, el PAS obtendría un 28,6% de los votos en las elecciones parlamentarias de este 28 de septiembre, mientras que el BEP alcanzaría un 13,9%. Otro actor relevante, Nuestro Partido, liderado por Renato Usatii, podría superar el umbral parlamentario con un 5,1% de respaldo. No obstante, el porcentaje de indecisos permanece elevado, 27,8%, lo que introduce mayor incertidumbre sobre el resultado final.

Diversos analistas prevén dificultades para que el PAS mantenga la mayoría absoluta y anticipan la necesidad de pactos con fuerzas políticas de ideologías divergentes en un Parlamento de 101 escaños. Una eventual coalición podría frenar la intención declarada de Sandu de conseguir la adhesión a la UE para 2030, una tarea que requeriría reformas legislativas profundas. Desde Bruselas, líderes europeos han manifestado su apoyo al rumbo proeuropeo de Moldavia; en agosto, los jefes de Estado y de Gobierno de Francia, Alemania y Polonia visitaron Chisináu como respaldo explícito a la candidatura de integración.

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Activistas de la campaña del Partido de Acción y Solidaridad (PAS) reparten folletos antes de las próximas elecciones parlamentarias de Moldavia en Chisináu el 21 de septiembre de 2025 (REUTERS/Vladislav Culiomza/Foto de archivo)

Por su parte, los grupos opositores de orientación prorrusa han aprovechado la exclusión de Corazón de Moldavia para reforzar sus denuncias de persecución política y motivar a su electorado. Según Cristian Cantir, profesor de relaciones internacionales en Oakland University, consultado por la agencia Associated Press, estos partidos podrían interpretar la prohibición como una forma de discriminación e incentivar la movilización de votantes. Cantir consideró que, si bien la respuesta institucional es legítima frente a posibles acciones que vulneren la seguridad y la democracia del país, el discurso de persecución política tenderá a ganar peso en la campaña opositora.

Las elecciones parlamentarias de este domingo suponen un punto de inflexión para el futuro político de Moldavia, cuyo electorado está dividido entre la promesa de integración europea, las preocupaciones económicas y la influencia persistente de Rusia, presente tanto en la arena política como en la región separatista donde mantiene tropas desde inicios de los años noventa. La CEC precisó que el fallo contra Corazón de Moldavia puede ser recurrido ante el Tribunal Supremo en un plazo de 15 días.

(Con información de AP, EFE y Reuters)