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El Salar de Uyuni se
El Salar de Uyuni se transforma en un espejo natural durante la temporada de lluvias, atrayendo a miles de turistas cada año (Crédito: pixabay)

El Salar de Uyuni, ubicado medio de los Andes en el sur de Bolivia, es la salina más grande del mundo. A diario, cientos de visitantes se sorprenden con un espectáculo que desafía los sentidos: durante ciertos momentos del año, el cielo y la tierra se confunden en una superficie blanca y lisa que actúa como un espejo perfecto. Las nubes, el azul y la luz parecen multiplicarse bajo los pies.

Así se crea la ilusión de caminar sobre el propio firmamento. Todo esto ocurre gracias a una delgada capa de agua que cubre el salar y transforma la inmensidad de sal en uno de los reflejos más asombrosos del planeta.

La historia geológica del salar remite a un lago prehistórico que existió hace aproximadamente 40.000 años. Según National Geographic, este antiguo lago, conocido como Minchinota y, posteriormente, bajo el nombre de lago Tauca, se evaporó para dejar en su lugar el actual manto de sal. El salar también recibe el nombre de Tapuna por tradición local.

Además de su singular belleza, el salar encierra una riqueza mineral sustancial. El subsuelo almacena cerca de 10.000 millones de toneladas de sal dispuestas en once capas de espesores variables, algunas de hasta 10 metros. El fondo lo forman barro y capas de salmuera, en las que predominan minerales como litio, potasio y magnesio.

Junto a los salares de Atacama y Hombre Muerto, Uyuni conforma el triángulo de litio, lo que lo sitúa como una de las principales reservas de este elemento en el mundo.

La formación geológica del Salar
La formación geológica del Salar de Uyuni proviene de un lago prehistórico evaporado hace 40.000 años, dejando una vasta extensión de sal (Crédito: Facebook)

El salar atrae cada año a cerca de 300.000 turistas, quienes se ven fascinados por la magnitud del lugar y por las múltiples actividades disponibles. Según reportó la BBC, uno de los recorridos habituales comienza en el cementerio de trenes, ubicado a unos tres kilómetros al sur de Uyuni. En este transcurso, los viajeros pueden observar antiguos convoyes y locomotoras a vapor, testigos de la época en que la ciudad era un importante enlace ferroviario con Chile.

Cabe destacar que el Salar de Uyuni no solo deslumbra en época seca; durante la temporada de lluvias, entre diciembre y abril, una fina película de agua inunda la superficie y crea un efecto espejo que convierte al paraje en un gigantesco reflejo del cielo. Según National Geographic, este fenómeno resulta especialmente atractivo para fotógrafos y amantes de la naturaleza. En cambio, la estación seca, de mayo a noviembre, endurece el suelo y origina el clásico mosaico de patrones poligonales de sal. En estos meses es posible recorrer la extensión a bordo de vehículos todoterreno y acceder a sitios que permanecen aislados durante la época húmeda.

Asimismo, el salar funciona también como un área de actividades para la fauna. Según BBC, es posible encontrar colonias de flamencos que aprovechan las aguas estacionales para alimentarse y anidar.

El subsuelo del Salar de
El subsuelo del Salar de Uyuni alberga una de las mayores reservas de litio del mundo, junto a potasio y magnesio (Crédito: Wikipedia)

La altitud constituye un factor relevante en la experiencia. El salar está cerca de los 3.700 metros sobre el nivel del mar, lo que puede provocar malestares como náuseas, dolor de cabeza o insomnio en personas no aclimatadas.

La dimensión icónica del salar inspiró a artistas, cineastas y viajeros de todo el mundo. Según BBC, el desierto de sal posee una estética hipnótica, capaz de borrar la línea entre realidad y reflejo, y dejar una huella imborrable en quienes lo descubren.

El Salar de Uyuni representa así un testimonio geológico, paisajístico y humano de la riqueza natural de Sudamérica, consolidándose como un destino imprescindible para quienes buscan escenarios singulares y experiencias inolvidables.